España-Portugal: Más primas y menos hermanas

España y Portugal acaban de celebrar la XXVIII Cumbre Hispano-Lusa en medio de un sentimiento común de hermandad nacional y recuperación internacional. Pero, a pesar de vivir las mejores relaciones comerciales, empresariales y personales de su historia, las empresas españolas no han logrado quedarse con tres de las joyas de la “corona” portuguesa: la venta de TAP (a un grupo brasileño), la subasta de Novo Banco (que parece ir a manos chinas) y el fracaso de la Opa de Caixabank por BPI. Se han impuesto las reglas del juego del comercio internacional, pero de haberse quedado en manos españolas hubieran reforzado los lazos ibéricos ahora en su mejor momento, pero mucho me temo hubieran despertado las suspicacias de un protagonismo tal vez excesivo, y no por ello menos inquietante, del peso comercial de España en el país vecino.

El viajero que llega a Tordesillas y se dirige a la calle que conduce a la Plaza Mayor, se encuentra con unas pintadas en las paredes que reproducen momentos de historia de la villa. En una de ellas aparecen un español y un portugués frente a frente, con los brazos en obvia actitud de jugar a los chinos. Al fondo está la gran cabeza de un indio, de cuyos ojos salen dos regueros de lágrimas, cada uno dirigiéndose a uno de los "jugadores". Expresiva y sarcástica visión del Tratado: dos potencias se reparten el mundo a expensas de las poblaciones afectadas.

Algunos lusitanos y castellanos con cordura y sin lastres para negociar decidieron un buen día sentarse amigablemente a cambiar cromos. El año 1494 marca este punto de inflexión en el que los reyes peninsulares acuerdan una distribución más amigable y elástica. El 7 de junio de ese año, ambos reyes acuerdan extender la línea de demarcación de las futuras conquistas a través de una línea imaginaria de polo a polo. Ciertamente hubo algunos años de tranquilidad pero “la cosa” no acababa de serenarse.

El Tratado de Tordesillas es posiblemente el primer tratado moderno de la historia europea en el que por primera vez, al lado de los diplomáticos que conducían las conversaciones, había dos grupos de peritos asesorando técnicamente a cada uno de los firmantes. Un hito y a la vez un pacto modélico. Lo que con el tiempo parecía que por su natural inercia se convertiría en un encuentro pactado y acabara en unión peninsular, se tornó en convivencia forzada y de espaldas.

Ciertamente hubo un momento dulce y de “impasse” durante los sesenta años que van entre el final del siglo XVI y principios del XVII. En 1640 las disensiones latentes acabarían con un sueño largamente perseguido. Todo ello, según el Ejecutivo, es una demostración de la importancia para España y Portugal de su entrada en la Comunidad Europea (CE) hace ahora 30 años. Fue el pasado 12 de junio cuando se cumplió ese aniversario, y en la declaración final de la última Cumbre Hispano-Lusa se hace referencia a la trascendencia de ese hecho, así como al papel clave que los dos países otorgan a las reformas estructurales para lograr el crecimiento económico y la creación de empleo. Es decir, salir juntos de una crisis que ha lastrado las esperanzas de millones de habitantes ibéricos.

XXVIII Cumbre Hispano-Portuguesa

En todo ello, el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, y el primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho, fueron conscientes en la la XXVIII Cumbre Hispano-Lusa celebrada en Baiona (Pontevedra), cuarta desde que encabezan sus respectivos Gobiernos, de que no hay tiempo que perder en este asunto y de que pronto se van a decidir los proyectos que estarán financiados por el plan Juncker. La XXVIII Cumbre entre España y Portugal se enmarcó en un contexto de entendimiento bilateral en prácticamente todos los grandes asuntos de la Unión Europea y, singularmente, en el de la construcción de la Unión Europea de la Energía. Los dos mandatarios renovaron su alianza de intereses comunes ante la UE al cumplirse los treinta años de la adhesión de España y Portugal a las Comunidades Europeas. Plantear de manera conjunta a la UE la petición de inversiones para mejorar la red eléctrica ibérica y que dichos proyectos sean financiados a cargo de los 21.000 millones del plan Juncker con el que el presidente de la Comisión Europea espera reactivar la economía de la unión, se anticipa como una de las decisiones de mayor calado de la reunión, recibida con algo de lluvia en la villa del Val Miñor.

La Cumbre dio comienzo con el Consejo Hispano-Luso de Seguridad y Defensa. Acto seguido tuvo lugar la reunión del presidente de Gobierno y del primer ministro portugués, y en paralelo, se iniciarán las reuniones sectoriales a nivel ministerial y de Secretarios de Estado. Por parte de España, participaron en las respectivas sectoriales los ministros de Asuntos Exteriores y Cooperación; Defensa; Interior; Industria, Energía y Turismo; Fomento, y Empleo y Seguridad Social. La secretaria de Estado de Turismo, a su vez, mantuvo una reunión sectorial con su homólogo portugués. Tras estos encuentros, se celebró la reunión plenaria, finalizando la Cumbre con una rueda de prensa de ambos líderes.

Durante la rueda de prensa conjunta, el presidente Mariano Rajoy reconoció que los últimos cuatro años han sido difíciles pero, a su juicio, han valido la pena: "Tengo la plena confianza de que hemos conseguido salir de grandes dificultades con mucho esfuerzo y empieza una época mucho mejor para nuestros ciudadanos". El presidente recordó que España y Portugal conmemoraron recientemente el trigésimo aniversario de la firma de sus respectivos Tratados de Adhesión a las entonces Comunidades Europeas. En su opinión, Europa les ha dado mucho, pero los dos países, siempre de la mano, "también han aportado mucho al proyecto europeo". "Juntos nos hemos enfrentado a la peor crisis económica que han sufrido nuestros países, Europa y el proyecto de integración en décadas. Y lo hemos hecho dando un ejemplo de solidaridad europea, responsabilidad, reformismo y moderación. Y nuestros ciudadanos han dado un ejemplo incomparable de esfuerzo, solidaridad y responsabilidad", subrayó el presidente.

Mariano Rajoy añadió que, tras pasar años duros, ambos países deben centrarse en consolidar su recuperación, en no echar a perder lo conseguido "con tanto sacrifico y esfuerzo" y en plantear proyectos ilusionantes de futuro: "Ahora que por fin hemos vuelto a la senda del crecimiento y la creación de empleo, ahora que por fin los recursos del Estado empiezan a crecer, vamos a centrarnos en fortalecer y en mejorar los pilares del Estado del bienestar que, por cierto, es una de las señas de identidad del proyecto europeo que hemos conseguido preservar de los embates de la crisis", dijo.

En la última cumbre bilateral -celebra en Vidago-, España y Portugal instaron a la Unión Europea a trabajar "mejor y más rápido" en favor de la recuperación económica y abogaron por avanzar en las interconexiones en materia de energía en la UE para que la Península Ibérica deje de ser una isla energética. Desde entonces se han dado diversos pasos en esa dirección, como la firma entre España, Portugal y Francia de un acuerdo para crear un Grupo de Alto Nivel que preparará un plan para romper las barreras energéticas e impulsar proyectos clave de infraestructuras en el suroeste de Europa. Desde la última cumbre hispano-portuguesa, la UE ha asumido como propio el reto de aumentar las infraestructuras energéticas para el sur de Europa y ha abierto la puerta a que muchas de las que se construyan se financien con el denominado Plan Juncker de inversiones.

La lucha contra el terrorismo yihadista y las negociaciones entre la UE y Estados Unidos para lograr un tratado de libre comercio estuvieron presentes también en el encuentro bilateral, en cuyo contexto se celebró una reunión del Consejo Hispano-Luso de Defensa. En la reunión también se abordará la electrificación de la línea férrea que une Vigo con Oporto, en lo que se presume que será el principal acuerdo que beneficie a Galicia, según avanzó el sábado en Ourense la ministra de Fomento, Ana Pastor.

Por otra parte, el presidente del Gobierno de España y el primer ministro portugués acordaron promover los caminos portugueses del Camino de Santiago, así como licitar las obras necesarias para la electrificación de la línea ferroviaria Valença do Minho-Mine.

La mejora del servicio ferroviario entre Vigo y Oporto fue de nuevo en una cumbre materia de acuerdos entre los gobiernos de los dos países, que a lo largo de las cumbres de hace más de un decenio han pasado de acordar proyectos conjuntos de alta velocidad a manejar ahora adaptaciones del actual tren para ajustar sus tiempos de viaje a los 70 minutos prometidos por los equipos de Rajoy y Passos Coelho. Los responsables de obras públicas de España y Portugal firmaron un acuerdo para programar la electrificación de la línea fronteriza.

Temas pendientes

Las cumbres entre España y Portugal pertetúan en sus agendas reivindicaciones claves para las provincias fronterizas que no son atendidas a pesar de llevar años planteándose. La presión y propuestas por parte de organizaciones transfronterizas se topa con reiterados incumplimientos. La cumbre hispanolusa se deja en el tintero la línea Aveiro-Salamanca, el gasoducto por Zamora o la autovía a Bragança

En los últimos años son muchos los temas que han ido a la Comisión Hispano Portuguesa para la Cooperación Transfronteriza, el órgano que se encarga de diseñar la agenda que tratarán los dos países en la cumbre entre sus dos ejecutivos. De hecho, en los dos últimos años (2013 y 2014) se solicitó la participación de la Red Ibérica de Entidades Transfronterizas, una organización que agrupa a entidades de toda la frontera, de Galicia a Andalucía, y que representa a numerosas localidades empezando por las capitales.

Esta interlocución sirvió para poner sobre la mesa numerosas cuestiones que, vistas directamente desde el territorio, atañen a las condiciones de vida y el desarrollo en las zonas de frontera. Sin embargo, muy pocas han salido adelante con el perjuicio para los ciudadanos de uno y otro lado de la frontera hispanoportuguesa que habitan en comarcas fronterizas. En estos años, se ha logrado poner en marcha un tren de calidad entre Vigo y Oporto y establecer un sistema claro para el pago de los peajes que puso en marcha Portugal. Y también se ha dado el visto bueno a un centro de coordinación de emergencias y recursos sanitarios que todavía no es efectivo. Y poco más.

Fuera se han quedado cuestiones vitales para la provincia de Zamora como las conexiones por autovía hacia Bragança, fundamentales para la salida hacia el Norte de Portugal y Oporto, un mercado importante para el turismo y el comercio. Es una reivindicación que han enarbolado todas las instituciones y partidos políticos y que no se ha traducido en avances para los que, quizás, haya que esperar a 2016.

En el caso de Salamanca tampoco ha servido para que algunas reivindicaciones históricas tomen velocidad. Aunque se insistió en 2013 y 2014, no ha sido hasta finales del año pasado cuando se ha dado el paso para que se licitase el contrato para el último tramo de la A-62 en Fuentes de Oñoro. Y la electrificación de la línea férrea hacia la frontera también ha recibido impulsos. Pero a cambio se quedan fuera muchas otras propuestas como el puente internacional de Masueco, la recuperación de la línea férrea entre La Fuente de San Esteban y Pocinho (que funciona en el lado portugués) o la mejora del tren Lusitania, en el que los cambios se han limitado a variar su recorrido y del que se pide modernizar la línea.

Elecciones a la vista

Pero a pesar de esta euforia y aparente tranquilidad, el Gobierno luso vive su etapa más complicada. En Lisboa se ha instalado lo que algunos llaman 'olor a fin de ciclo' y lo que otros, los afectados, definen como un 'ajuste de cuentas'. Pero más allá del rédito electoral (los próximos comicios presidenciales lusos son dentro de un año y el clima preelecciones comienza a sentirse), lo que está en jaque es la imagen del propio primer ministro, que hasta ahora reposaba en la seriedad y la tranquilidad. La oposición ha visto la oportunidad y está hurgando en la herida.

La economía portuguesa se felicita por el primer año transcurrido desde el fin del programa de rescate con unos indicadores que invitan a un optimismo moderado.Un informe de la OCDE apunta a un crecimiento global del 1,6% en este 2015 frente al 1,3% vaticinado anteriormente. Ello quiere decir que se deja sentir el peso de las reformas emprendidas poor el gobierno de Passos Coelho. Estas predicciones han insuflado aire fresco a unos cinco meses de las próximas elecciones legislativas. Un temor: que la buena marcha y los mejores augurios a corto plazo se deban a factores coyunturales que no puedan mantenerse en el tiempo. “La remontada va a cobrar fuerza por el aumento de las exportaciones, lo que a su vez estimula la inversión, el empleo y el consumo, garantizando una recuperación de base más dilatada”, ecplica el documento oficial de la OCDE. Los bajos precios del petróleo y la depreciación del euro invitan a conclusiones postivas de cara a la evolución de las ventas externas.

Otra de las prioridades de Passos Coelho parece que se va a materializar también: no superar el techo del 3% en el déficit público, un 2,7% en 2015. El desempleo y la desgualdad son dos enemigos a combatir. El comportamiento de la economía portuguesa en el contexto global europeo depende también de España, su socio comercial más importante, cuya evolución política sigue con atención el país vecino (Podemos y Ciudadanos tienen “franquicias en Lisboa y Oporto, aunque todavía muy incipientes. En conjunto, Passos Coelho ha declarado sentirse satisfecho con a línea trazada, convergente con la presentada por la OCDE.

El descontento apunta hacia un posible vuelco electoral, aunque el porcentaje de indecisos es elevado, los mercados recelan de una hipotética recuperación socialista bajo el lioderazgo de Antonio Costa y el fantasma de un Jos`é Sócrates en prisión preventiva por presenta corrupción.

Las joyas de la Corona

El pasado Día de Portugal, la televisión privada líder del país más antiguo de Europa abría un debate con la pregunta ¿Qué es ser portugués? Cualquiera de esos detalles son impensables en el otro Estado serio de la península Ibérica, conocido como España. En ese debate identitario hubo respuestas obvias (“amar el bacalao”) y chocantes (“ser feliz”), pero ninguna identificó la patria con sus empresas pese a que horas después el Gobierno iba a privatizar uno de sus emblemas, Transportes Aéreos Portugueses (TAP), la única línea europea 100% pública. Ni huelgas, ni recursos de asociaciones civiles ni avisos del Partido Socialista anunciando que revertirá la propiedad cuando gobierne han evitado que TAP caiga en manos extranjeras, esta vez, brasileñas.

"La crisis aprieta a las clases medias-bajas, pero además les roba su corazoncito", escribía recientemente el corresponsal de El Mundo en Lisboa. "La Red Eléctrica Nacional fue comprada por chinos y las cenizas del todopoderoso Banco Espírito Santo también lo serán; los angoleños mandan en medios de comunicación, bancos y la petrolera GALP y la modélica Portugal Telecom pasó en unos meses de comerse a la brasileña OI a ser comida por esta y vendida como un trapo a la francesa Altice. En estas, solo nos quedaba la TAP”. Los informativos encadenan las colas para conseguir cita para una colonoscopia con las protestas contra la privatización de TAP. El mismo portugués que paga un puñado de euros cada vez que va a urgencias reclama que el Estado se gaste más de 1.000 millones en la TAP. Dejando de lado que la UE no lo permitiría, choca que en esta agria polémica sobre la administración del dinero público el corazón —la patria— se imponga al bolsillo de los portugueses, lleno de agujeros”, terminaba el corresponsal.

Mientras España y Portugal viven momentos de euforia internacional, somos países absolutamente contrapuestos en el regimen interno: el sentimiento patrio portugués está por encima de la realidad económica, mientras que en España las realidades partidistas y nacionalistas muestran ese sentimiento cainita en el que tan expertos somos históricamente.

A las puertas de un futuro incierto, nada parece más cercano que el entendimiento de Tordesillas. Bailar pegados en esta nueva globalización será siempre mejor y más rentable que vivir de espaldas.

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