ALMUERZO-COLOQUIO CON D. MANUEL PIZARRO

La Cámara de Comercio Hispano-Portuguesa celebró un Almuerzo-Coloquio con D. Manuel Pizarro, una persona “con un curriculum tan denso –afirmóel Presidente de la CHP, Antonio Calçada de Sá– que es difícil resumir todas sus actividades profesionales y políticas”. Guerrero fue, entre otros muchos cargos, Presidente de ENDESA y Socio Internacional y Presidente de BAKER $ MACKENZIE, Presidente de IBERCAJA, Presidente de la CECA y Presidente de la Bolsa de Madrid, además de Diputado y Portavoz del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso de los Diputados. En la actualidad es Consejero de EL CORTE INGLÉS y de SANITAS, Miembro del Patronato de FAES, Académico de la Real Academia de Ciencias Morales y Financieras, y Presidente del Consejo Social de la Universidad Autónoma de Madrid, entre otras muchas representaciones directivas y honoríficas..

Antes de dar la palabra al invitado, el Presidente de la CHP transmitió unas breves notas “respeto a lo que es el rol de esta Cámara, como es el de estar al servicio de las empresas y de las relaciones bilaterales entre Portugal y España, cuyas economías están experimentando una fase de recuperación y crecimiento que apalancan la confianza mutua. Portugal hizo los deberes que le reclamaba la Comisión Europea, pero está claro que sigue teniendo que mejorar, porque si no no podrá estar en ese club de los que siempre van por delante, que consiste en tener las ideas clara y las cuentas en orden. En España hay un mayor dinamismo en las exportanciones, una mejora muy clara del saldo del sector exterior, una mayor flexibilidad de las empresas y una mayor internacionalización de la economía. Y todo ello sin olvidar que el paso por la crisis ha ocasionado unos impactos sobre todo en las capas sociales más desfavorecidas: el paro, la merma de la capacidad de consumo en los hogares y la degradación de los parámetros de bienestar anteriores a la crisis. Y cuando iniciamos la remontada, nos acechan ahora –añadió– las incertidumbres de las elecciones americanas, el Brexit o las recientes elecciones generales en España. ¿Qué sería razonable que pasara interna y externamente? Nada mejor que tener la opinión de alguien que, por experiencia, ha vivido en diferentes fronteras y que pueda darnos un mensaje integrado de la economía y política, entre corto y medio plazo, y entre el táctico y estratégico?. Nadie mejor que nuestro ilustre invitado, Manuel Pizarro”.

Tres crisis superpuestas

Manuel Pizarro, que dijo haber toreado en muchas plazas “aunque ahora me consido un simple peatón”, empezó diciendo que iba a hacer tres cortes en las tres crisis superpuestas que estábamos viviendo y que, entre ellas, nos impedían ver las otras entre sí. La primera es la crisis financiera, detonante de las crisis de los mercados y de las economías, “una crisis –explicó– en la que se le ha perdido el miedo a la deuda, al apalancamiento y al deficit público, una crisis de mercados endeudados que le perdieron el respeto al apalancamiento y de malas prácticas de los banqueros, de los mercados, de los reguladores y de los agentes. Esta crisis va mal, porque ha habido impunidad en las conductas en los mercados y, cuando ocurre esto, éstos se secan. Lo que me preocupa, y recordó las recientes palabras de Jaime Caruana, es que no se puede estar con tipos a cero, echando gasolina al incendio; lo que hemos hecho ha sido financiar la mala gestión a tipo cero”.

La segunda crisis es la de la competitividad de la economía española, para la que, dijo, que hacer una devaluación interna, que los precios en términos reales y nominales bajen al límite para que sean competitivos en todos los sectores. Y citó media docena de vectores que afectaban a esta falta de competitividad: el sistema financiero mal ajustado que origina que la ecuación ahorro-inversión no funcione; el sector energético, en el que la mitad del recibo son tributos exigidos coactivamente o exenciones parafiscales en términos jurídicos; el deficit publico, un síntoma más que una enfermedad de que algo es ineficiente en el sistema público; la necesidad de que Españsea competidora por calidad, talento e innovación; y una gestión del Estado del Bienestrar digna y eficiente, para lo que aconsejó leer “La caída del Imperio Romano”, de Gibbon.

la tercera crisis es la del modelo europeo. “La Unión Europea y la Comunidad Económica Europea surgen –aclaró– para evitar los horrores de las dos Guerras Mundiales. Para ello se buscó un anclaje financiero – el euro– sin ningún tipo de soberanía compartida ni de el arrope de normas fiscales que propiciaran una cohesión política y de convivencia. El Brexit no es una anécdota, sino una categoría que indica que algo no funciona. Y debieran tomar nota en Bruselas de que alguien se ha ido, porque estaba incómodo con lo que estaba pasando. La burocracia comunitaria está encareciendo la competitividad de Europa respecto a la de los mercados internacionales y están añadiendo, además, un elemento de asimetría que tiene que remediar el Parlamento Europeo en la búsqueda de una escena de convivencia pacífica y competitiva de los europeos respecto al resto del mundo.

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