JUAN ANTONIO CREMADES, PREMIO IUSTITIA 2016

El 24 de noviembre, la Sociedad Ibérica de Abogados Silva e Sousa, Sevilla, Espar y de la Serna hizo entrega del VIII Premio Iustitia al abogado Juan Antonio Cremades. Creado en 2009, este galardón tiene como objeto agraciar a abogados o juristas que se distingan en el ámbito de las relaciones bilaterales entre Portugal y España. El acto contó con la presencia de numerosas personalidades del mundo de la abogacía, especialmente la del ministro de Justicia, Rafael Catalá, y del embajador de Portugal en España, Francisco Ribeiro de Menezes. La Orquesta Metropolitana de Lisboa interpretó una composición española y otra portuguesa.

José António Silva e Sousa, promotor de este galardón, inició el acto destacando la brillante trayectoria del abogado español, Juan Antonio Cremades, quien ha sido nombrado en muchas ocasiones árbitro internacional por grandes empresas portuguesas y era también un gran amigo del profesor Adelino da Palma Carlos, el primer presidente del Gobierno luso después de la “Revolución de los Claveles”. Como presidente de la Unión Internacional de Abogados, la más antigua asociación internacional de la Abogacía, logró que el español se implantase definitivamente como uno de los tres idiomas de trabajo de la UIA, junto al inglés y al francés, y procedió a la admisión en la UIA de los Colegios de Abogados del antiguo bloque comunista, que permanecían excluidos desde la Segunda Guerra Mundial. También estableció una amplia conexión con la Abogacía portuguesa y con la Ordem dos Advogados.

El jurado del Premio Iustitia lo preside D. Luis Martí Mingarro y lo integran todos los premiados en las ediciones anteriores (António Pires de Lima, Luis Martí Mingarro, D. André Gonçalves Pereira, Aurelio Menéndez Menéndez, Antonio Garrigues Walker, José Pedro Pérez-Llorca, Júlio de Castro Caldas).

Presentación de José António Silva e Sousa

“Por todo ello – afirmó Silva e Sousa, presidente también de la Fundación Luso-Española–– es un honor entregar un premio que ya está en su octava edición y que es un homenaje y un agradecimiento de abogados para abogados, que busca a aquéllos que por su esfuerzo y trayectoria se afirman en un marco de relaciones bilaterales entre España y Portugal y que quiere ser una voz en la sociedad en que la abogacía no sólo acerca a las personas, sino también acerca a los pueblos. La trayectoria de vida de cada uno de los premiados lo demuestra, de la misma forma que deja patente la personalidad ejemplar y el abogado completo que es D. Juan Antonio Cremades”. A continuación agradeció la labor del jurado, presidido por D. Luis Martín Mingarro, y , a través de la presencia del Ministro de Justicia, Rafael Catalá, agradeció también a España por lo que le ha permitido ser y conocer en estos 20 años de presencia en nuestro país. Alabó también la presencia del embajador de Portugal en España, D. Francisco Ribeiro de Menezes, “que ha firmado una página grande en la diplomacia portuguesa, a pesar de las dificultades propias del momento que vivimos”.

“Portugal y España –continuó– son dos realidades tan próximas como diferentes, y tan diferentes como complementarias. La geografía que compartimos nos ha permitido también que pudiéramos tener una visión similar del mundo, unos más enfocados a África y Oriente, y otros en América. Es en esa complementariedad donde se encuentra nuestra gran riqueza. Y así tenemos una visión complementaria del mundo, que nos lleva inevitablemente a la multiculturalidad y universalidad. Un mundo que tiene cada día una nueva dimensión, en busca incesantemente de nuevas fórmulas de convivencia que se encuentran a partir del equilibrio, legado nuestros navegantes y españoles, entre la dimensión de la fuerza y del poder, y la creación de una conciencia purificadora entre las personas. Universalismo, espontaneidad creativa y esfuerzo de interiorización de nuestra propia misión en el mundo debería ser, como en el pasado, la directriz de nuestro pensamiento y acción comunes”.

“Aquí juegan las experiencias del padre António Vieira, cuando en el siglo XVII decía que “Dios nos ha dado Portugal para nacer y el mundo para vivir y morir”. Estoy completamente convencido que cualquier español diría lo mismo de España. España y Portugal no son solamente los senderos de una misma tradición universalista, son los portadores de una misma misión que está más vigente que nunca, basada en valores universalistas que han sido construidos y realizados a partir de la convivencia multicultural en África y en América. Por eso pueden y deben de ser constructores de un mismo futuro. En la abogacía de los países ibéricos, como en general en la justicia, esta vocación universalista es ya hoy el gran reto y el gran mérito. Es un reto difícil, pero eso aumenta también el mérito. Por eso también, el homenaje que hoy se hace al abogado ejemplar, D. Antonio Cremades, asume particular oportunidad. Su trayectoria materializa este ideal: nuestro homenajeado no es sólo un gran abogado español, es un gran abogado del mundo. Las posiciones que ha defendido bajo la presidencia de la Unión Internacional de Abogados son la marca actual de ese espíritu, al mismo tiempo universal y unificador que son propios de la tradición histórica de los pueblos peninsulares que han llevado a su expansión en el mundo. La abogacía española y portuguesa pueden presumir de una misma alma”, aclara el organizador del acto.

“Hace unos días escribía don Antonio Hernández Gil, aquí presente, que hacen falta mapas que tracen puentes entre las ideas y los ideales. Creo que la dimensión universalista y universal de la personalidad humana como la han construido los portugueses y los españoles pueden ser vistos como uno de esos puentes. La trayectoria de vida del abogado completo que es D. Antonio Cremades un buen y actual ejemplo. Estos ejemplos deben motivarnos para tener presente participar cada vez más activamente en la construcción del futuro, y una vez que ese futuro está ya en nuestra esperanza es ya presente. El Premio Iustitia queda en muy buenas manos”, terminó.

D. Francisco Ribeiro de Menezes, Embajador de Portugal en España

“Que el tiempo pasa para todos es una cosa bastante democrática –inició su parlamento el Embajador de Portugal en España, D. Francisco Ribeiro de Menezes– y al completar dos años de mi llegada a España, tengo el honor de participar en la entrega de este prestigioso galardón creado en 2009 por la ilusión y entusiasmo de siempre de José Antonio Silva e Sousa . Lo hago como embajador muy amigo de un país muy amigo y con el recuerdo de mi formación de jurista en la Universidad de Lisboa. Este premio verdaderamente hispano-luso, punto de encuentro obligatorio en nuestro calendario anual, posee la doble calidad de distinguir a insignes juristas de los dos países por su méritos y sus recorridos profesionales y poner en relieve el nivel de conocimiento mutuo que existe en el campo del derecho entre España y Portugal. Esta colaboración amiga y fructífera supone mucho trabajo y la creación y consolidación a lo largo de los años del marco jurídico estable que define nuestras relaciones bilaterales y, sobre todo, hace posible que estas relaciones sean tan estrechas”.

“Nada de esto hubiera sido posible sin la labor de los distintos Gobiernos de ambos países más allá de sus respectivos programas como de sus colores políticos, sin el pensamiento que brota de nuestras universidades, sin la jurisprudencia de nuestros tribunales y sin el quehacer diario de nuestros abogados, profesionales todos ellos de la aplicación y defensa del derecho y, por lo tanto, intérpretes de la justicia. Y en los casos de los ordenamientos jurídicos en Portugal y en España, los modelos actuales encuentran sus telones de fondo respectivamente en la Constitución de 1976 en Portugal y la de 1978 en España. A eso debemos añadir el desarrollo de las leyes de nivel interno de apertura a vínculos jurídicos importantes que resultan del derecho internacional. Lo que más me interesa es que Portugal y España, preservando sus identidades nacionales y sus características específicas, han participado en esta bellísima aventura a lo largo de cuatro décadas y que en todo este tiempo nunca nos hemos alejado; todo lo contrario, el objetivo de acercamiento y comprensión y de hacer que entre portugueses y españoles personas, empresas e instituciones se puedan entender mejor, trabajar mejor y vivir mejor. Siempre quedan flecos y siempre surgen nuevos retos que exigen reglamentación – prosiguió el Embajador– que nos ayuden a compartir ideas, reformas y experiencias. Tenemos la necesidad de mantener una cooperación judicial rápida y eficaz, sin olvidar también que este sector suele ser la otra cara de una discreta pero muy útil e importante cooperación entre las fuerzas de seguridad de los dos países”.

“En todo esto, nuestra relación es modélica y ahora que España ha recuperado la normalidad constitucional con un gobierno con plenos poderes soberanos podremos aprovechar, sin duda, que nuestra amiga vecindad sirva para profundizar y ampliar contactos e iniciativas conjuntas en el ámbito de la justicia. Sé que éste es el deseo de mi gobierno y me atrevo a decir que será también la voluntad del gobierno de España. Los augurios –terminó– no podrían ser mejores: hace diez días el primer ministro portugués visitó Madrid a su homólogo español, hecho que representó el primer acto de la agenda internacional de Mariano Rajoy. Unos días más tarde, hemos acogido en visita de Estado la presencia de Sus Majestades los Reyes correspondiendo a la invitación que el Presidente de la República les hizo llegar en su día, lo que nos llena de orgullo”.

Luis Martín Mingarro, laudation

A Luis Martín Mingarro, presidente del jurado, le tocó la “Laudatio” del galardonado. Y reseñó un curriculum intenso: Licenciado en Derecho por las Universidades de París y Zaragoza (1960); abogado de los Colegios de Zaragoza (1961), Madrid (1966) y París (1986); Doctor en Derecho por la Universidad de París (1968); Presidente de la Unión Internacional de Abogados (1990-1991); Miembro de la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados de París (1992 - 1995) y de Madrid (2007 hasta la fecha); y Miembro de la Corte Internacional de Arbitraje de la Cámara de Comercio Internacional (1970 - 2000). “ Juan Antonio Cremades va de aragonés por el mundo –recordó Martín Mingarro– de Roda de Isábena, el pueblo del Pirineo que fue primera capital del Reino de Aragón y en cuya catedral tiene su casa solariega. Todo esto muestra las emociones que en todo pone Juan Antonio. Le veo siempre una figura nobilísima de abogado –pintado por el pincel de Mercedes Gómez Pablo, su mujer– como piedra berroqueña al defender cualquier causa que él considere justa. Y lo buenos es que esas causas justas son precisamente justas causas”.

“Ha sido – continuó– el primer extranjero que ha formado parte como miembro de la Junta de Abogados de París. Juntos, hemos soñado el estado de derecho cuando no existía ni en Portugal ni en España, un ejemplo de cooperación y calidad. Fue el presidente de la Unión Internacional de Abogados. Ha recibido distinciones, todas merecidas; pero las mejores medallas se las ponemos los amigos y colegas. Nunca es sido imparcial con él, aunque sí objetivo”.

“Nunca mejor dicho, este premio es un acto de justicia, porque el paisaje de este premio es la amistad. ¿Cómo no va a ser Portugal el país de la amistad? El único tratado que data del siglo XIII o XIV y que sigue vigente es un Tratado de Amistas que suscribió Portugal, bien es verdad que con Inglaterra. Por eso le doy las gracias a José António Silva e Sousa por haberse inventado un premio que explicita la amistad mutua”.

Juan Antonio Cremades, el galardonado

El galardonado desgranó palabras de agradecimiento para el organizador y para todos los presentes. “Pensé–dijo– que no debía deberse más que por mi condición de abuelo de dos nietas que, con 13 y 3 años, ya apuntan a consumadas juristas”. Y se extendió relatando su experiencia internacional como presidente de la UIA, la más antigua asociación de abogados. Y trajo a colación un consejo de su padre: “un abogado no es un simple prestatario de servicio jurídicos, es antes que nada un defensor de los derechos humanos”. Por eso abogó por un estatuto que asegure su independencia y que garantice el respeto del secreto profesional, indispensable para la confianza de cliente con el abogado. Un Colegio potente que proteja y apoye a la abogacía mundial a través de las Asociaciones internacionales, “que serán valedoras de los asociaciones locales”.

Ministro de Justicia, Rafael Catalá

El ministro de Justicia, Rafael Catalá, agradeció la invitación y las brillantes intervenciones. “Celebramos –recordó– los 30 años de entrada en las Comunidades Europeas, cuando el presidente Soares dijo que aquella unión tenía como principios la búsqueda de la prosperidad, la solidaridad social y el respeto por el derecho. De la misma manera este acto es reflejo de la prosperidad y del éxito que han supuesto los cuatro pilares sobre las que se basa la UE: la libre circulación de personas, de servicios, de mercancías y de capitales”.

“Recibir este premio es un gran honor por las personas que lo conceden y lleva consigo la responsabilidad de quien lo recibe”, terminó. “Basta recordar la definición que hace del abogado el Decreto de la creación de la Orden de Abogados de Portugal de junio de 1926: el ejercicio de la abogacía es una noble y elevada profesión que debe ser realizada con una alta y escrupulosa probidad, y cuyos miembros deben contribuir al progreso del derecho y al perfeccionamiento de las instituciones jurídicas. Juan Antonio Cremades ha ejercido su profesión con lealtad y honradez, contribuyendo al progreso y al perfeccionamiento del derecho”.

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