Previsiones inquietantes para afrontar 2030

Según diez de los personajes más influyentes del planeta, en el mundo de 2030 no todo será tecnología: el futuro estará marcado por el importante papel de la mujer y el niño, y los movimientos sociales. Quienes lleguen a esta fecha se encontrarán con un mundo lleno de buenas y malas noticias.

Para tomar el pulso a lo que otros intelectuales tienen que decir sobre nuestro futuro a medio plazo, la periodista de Politico Susan B. Glasser ha hecho la misma pregunta a 15 figuras influyentes de todo el mundo, que coinciden en su optimismo cauto sobre el futuro… Salvo en el caso de Leslie Gelb, el veterano corresponsal de The New York Times y presidente emérito del Concilio de Relaciones Exteriores, que señala que “el mundo en 2030 será un lugar feo, infestado de rebeliones y represión”, señala que la tecnología y la ciencia no nos salvarán, sino que sólo servirán para centralizar aún más el poder. Los siguientes testimonios son bastante más optimistas.

1.- Bill Gates cree que el número de muertes infantiles se reducirá a la mitad. Bill Gates y Melinda Gates en su carta anual sobre las grandes apuestas sobre el futuro, han señalado que, para 2030 el número de muertes infantiles se habrá reducido a la mitad, la polio probablemente habrá desparecido y la revolución agrícola que él mismo pretende poner en marcha habrá conseguido que África sea autosuficiente. No hay duda de que sus visiones tienen en cuenta, sobre todo, las ciencias de la salud y la tecnología.

2.- La cartografía genética acabará con el cáncer. Alec Ross, de la Escuela de Asuntos Públicos e Internacionales de la Universidad de Colonia, cree que los ciudadanos occidentales vivirán dos años más de media gracias al abaratamiento de procedimientos como el mapeo génico, que ha pasado de costar 2,7 mil millones de dólares a apenas 10.000. Este procedimiento permitirá diagnosticar el cáncer con mucha más rapidez que ahora, así como la posibilidad de realizar tratamientos individualizados y preventivos. ¿El problema? Que, en un primer momento, sólo los más ricos tendrán acceso a estos adelantos. Es la “cruel realidad” de muchas de las innovaciones que están por llegar.

3.- Las mujeres controlarán su propia fertilidad. A finales de los años sesenta, la píldora cambió para siempre las relaciones entre hombres y mujeres… Al menos, en Occidente. Nancy Birdsall, la presidenta del Centro para el Desarrollo Global, señala que para 2030 todas las niñas de 10 años, incluso las de los países más pobres, podrán decidir su carrera, con quién se casarán, cuándo tendrán hijos y, en definitiva, el destino de su vida. ¿Por qué ahora y no en otro momento? Por la difusión de los métodos de control de la fertilidad y por la creciente toma de conciencia entre las mujeres de las sociedades del Tercer Mundo.

4.- Contacto con seres de otros planetas. No hay ningún acontecimiento que trastoque tanto nuestra visión del mundo como el descubrimiento de que existe vida en otros planetas: “La transformación sería profunda en todos los campos de la vida humana, la religión, la filosofía, la ciencia y la tecnología, la biología, la medicina, la cosmología y la evolución”, asegura Aaron David Miller, el vicepresidente de Nuevas Iniciativas del Woodrow Wilson Center. Aunque reconoce que dicha posibilidad es reducida en el futuro inmediato, coincide con la tesis de astrobiólogos como Javier Gómez-Elvira: la gran cantidad de galaxias en el universo reduce casi a cero la probabilidad de que no haya vida extraterrestre.

5.- La segunda revolución de los alimentos. Entre finales de los años sesenta y comienzos de los setenta se produjo la primera revolución verde, en la que la productividad agrícola se disparó gracias a nuevas variedades de maíz, trigo y otros granos. La segunda revolución agrícola acabará con el desperdicio de alimentos, explica John Norris, director ejecutivo del Centro para el Progreso Americano. Hoy en día, el 30% de la comida se pierde, una situación fomentada en los países desarrollados por la sobreproducción agrícola, que intenta adelantarse a las fluctuaciones en la demanda.

6.- Apertura de las fronteras. Vivimos en un momento paradójico, recuerda Charles Kenny, del Centro para el Desarrollo Global. El Partido Republicano en Estados Unidos, Ukip en Reino Unido o Marine Le Pen en Francia apuestan por el cierre de fronteras, mientras que los Estados pierden poder y el flujo de inmigración global es cada vez mayor. Hay varias fuerzas que actúan a favor de la desaparición de las fronteras: los nuevos valores que relativizan la importancia del lugar de nacimiento o el envejecimiento de la población, que obligará a que países como España recurran a trabajadores extranjeros para satisfacer la demanda de mano de obra.

7.- Aulas tecnológicas. En unos años, nos olvidaremos de los exámenes estandarizados para toda una clase (o una comunidad autónoma, o un país). Neera Tanden, presidenta del Centro para el Progreso Americano, cree que los avances tecnológicos permitirán a los alumnos recibir una educación personalizada, y los profesores conocerán las necesidades de cada uno de ellos gracias a la medición más eficiente de las variables del aprendizaje.

8.- Los derechos de los pobres serán reconocidos. William Easterly, economista de la Universidad de Nueva York y autor de La tiranía de los expertos: economistas, dictadores y los derechos olvidados de los pobres denuncia a todos aquellos que consideran la tecnología como la panacea: “Los avances tecnológicos le gustan a todo el mundo porque no amenazan ningún statu quo o interés político”. El único avance de verdad que puede producirse en la sociedad pasa por reconocer los derechos políticos y económicos de los más desfavorecidos, de forma que la tecnología esté al alcance de ellos y no sea una manera de ensanchar aún más la brecha entre pobres y ricos.

9.- El pueblo, por fin, participará políticamente. Ralph Nader, el gran líder de los consumidores estadounidenses, ya afirmaba en una entrevista en El Confidencial que “si tan sólo el 1% de la gente se organizara en cada distrito para representar a la opinión pública, ganaríamos”. La movilización social es el gran reto para crear un planeta más democrático social, política y económicamente, sobre todo a la hora de conseguir que “las innovaciones y la tecnología sirvan a la gente y no la detenga”.

10.- La brecha de género se reducirá. Los cambios sociales, políticos y económicos más importantes se producirán gracias a la entrada de la mujer en los puestos de toma de decisiones, señala Melanne Verveer, directora del Instituto para la Mujer, la Paz y la Seguridad de Georgetown. No sólo porque su emprendimiento dará lugar a nuevos puestos de trabajo, sino también porque su liderazgo y talento introducirá nuevos valores en las empresas que permitirán solucionar problemas como el cambio climático o la corrupción.

11.- Se invertirá más dinero en la educación y la salud de los niños. Aunque el siglo XX haya sido el momento clave en la reducción de la mortalidad infantil, para Esther Dyson, la fundadora de HICCup y presidenta de EDventure Holdings, el futuro se encuentra en invertir aún más en los niños. No sólo a la hora de cuidar su salud, sino también en la mejora de su educación. “Deberíamos empezar a pensar a largo plazo y a apreciar las matemáticas, la estadística y la ciencia”, explica. “Deberíamos invertir miles de millones que se convertirían en billones en bienestar más tarde, de la misma manera que compramos gasolina para nuestros coches”.

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