Así será el año que empieza

La consolidación de la economía colaborativa y la extensión del big data, entre las tendencias de 2016. Se prevé un aumento del poder adquisitivo en África, lo que abre numerosas oportunidades de negocio

El petróleo barato, la consolidación de la economía colaborativa, el pago por móvil, el big data en todos los modelos de negocio y una empresa más transparente, diversa y femenina son las tendencias para el 2016, según la escuela de negocios IESE Business School (IESE).

El próximo año se presenta como un ejercicio decisivo en las relaciones internacionales, la economía, las nuevas tecnologías y la empresa, según explicaron los profesores del IESE Javier Díaz Giménez, África Ariño, Sebastián Reiche, José Luis Nueno y Sandra Sieber.

El fracking hará que el precio del crudo siga siendo bajo en el nuevo año, lo que supone una oportunidad para los grandes consumidores pero también es un reto para productores y ecologistas, según el profesor Díaz. Asimismo, cree que la crisis migratoria originada por la situación de Oriente Medio será una fuente constante de incertidumbre que puede afectar a la inversión en los países afectados.

Por otro lado, las empresas dispuestas a soportar más riesgos en 2016 comprarán los activos periféricos de aquellas que opten por centrarse en su negocio principal, según señaló la profesora Ariño en referencia a la oleada de adquisiciones que se está produciendo en los últimos meses. Además, sostiene que el próximo año continuará el avance del consumo colaborativo.

Respecto a las relaciones internacionales, Javier Díaz Giménez avanza que se producirá una relentización del crecimiento de China, ya que crecerá a un ritmo en torno al 6% el próximo año. Además, añade que la subida de tipos en Estados Unidos por parte de la FED puede hacer que el crecimiento de los países que tienen su deuda en dólares (Latinoamérica) se resienta en 2016. Por otro lado, Ariño señala que el incremento del poder adquisitivo en África abre numerosas oportunidades de negocio para el próximo año en este continente.

Por su parte, la profesora Sieber recordó a la banca que el uso responsable de los datos será clave en 2016 para una implementación exitosa de la estrategia de pagos a través del móvil.

José Luis Nueno advirtió que la oferta de las empresas deberá ser innovadora, compartible, personalizable y omnicanal para ganarse a una generación exigente y conectada permanentemente. A su vez, el futuro de la empresa en 2016 pasa por contratar a individuos con bagaje multicultural y aprovechar sus conocimientos, competencias y habilidades, desde el punto de vista del profesor Reiche, quien ha animado a impulsar el ascenso de más mujeres a puestos directivos.

La cuarta revolución industrial

La gran transformación que está sufriendo el mundo. Y será el tema central de Davos 2016. Según el presidente ejecutivo del World Economic Forum, Klaus Schwab, estamos inmersos en una gran transformación mundial, de consecuencias notables que va a alterar radicalmente nuestra forma de vivir, trabajar y relacionarnos: la cuarta revolución industrial.

La primera gran transformación estuvo marcada por la utilización del vapor y del agua para mecanizar la producción; la segunda por la división del trabajo, la producción de masas y la electricidad; la tercera, que se inició en 1969, por la producción automatizada, la informática y la electrónica. La cuarta, aseguran desde Davos, lo va a estar por los sistemas ciberfísicos, por una transformación digital caracterizada por la fusión de tecnologías que está borrando los límites entre las esferas físicas, digitales y biológicas. Esta cuarta conmoción productiva va a ser el centro del debate de la próxima edición del World Economic Forum, que se celebrará del 20 al 23 de enero en la localidad suiza. 2500 líderes de los negocios, de la política, de las organizaciones internacionales o de los medios de comunicación estarán presentes en él.

Los cambios se producirán en todos los órdenes pero, según Schwab, fundamentalmente en tres, el mundo de los negocios, la política y el trabajo En un artículo publicado en la página del World Economic Forum, Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial, asegura que el periodo que estamos viviendo no es la continuación del precedente, sino una fase completamente distinta, ya que hay una variable que lo cambia todo, la velocidad. Su idea, que ha sido continuamente repetida desde el sector tecnológico, es que los avances ya no son lineales, sino exponenciales, lo cual nos sumerge en un contexto sin precedentes. De modo que no sabemos bien qué va a pasar, pero sí que la respuesta que debe darse ha de ser integral, y que deben estar involucrados en ella todos los actores políticos mundiales, así como el sector privado, la academia y la sociedad civil. El problema de fondo, apunta, no es que se esté transformando la producción, sino que van a cambiar también los sistemas de gestión y de gobernanza. Los cambios se producirán en todos los órdenes pero, según Schwab, fundamentalmente en tres, el mundo de los negocios, la política y el trabajo.

El futuro de los negocios

Schwab reconoce que la aceleración de la innovación hace muy difícil de prever los contenidos y el alcance concreto de las transformaciones. Todos saben que algo grande está en puertas, pero todavía no se percibe el qué, ya que ni siquiera hay “evidencia clara de que las tecnologías que sustentan la cuarta revolución industrial estén teniendo un gran impacto en las empresas”. Sin embargo, “muchas industrias perciben cómo las nuevas tecnologías están alterando ya las cadenas de valor existentes”, al mismo tiempo que surgen competidores innovadores que utilizan las plataformas digitales de modos diferentes, y que constituyen una amenaza porque pueden expulsar a los operadores tradicionales, compitiendo con el precio, la calidad o la velocidad de entrega.

Lo que nos espera está por ver, pero probablemente empezará a decidirse en Davos.

En este sentido, hay una apuesta evidente por la economía colaborativa, “que disminuye las barreras para las empresas... y que puede tener desarrollo en muchos nuevos servicios, desde la ropa hasta las compras, pasando por los viajes o las soluciones de transporte y aparcamiento”. En todo caso, afirma, la cuarta revolución industrial cambiará radicalmente todo lo referido a las expectativas de negocio, las mejoras en los productos y las formas de organización.

El futuro de los gobiernos

El segundo terreno donde veremos grandes innovaciones será en las formas de gobierno. Schwab prevé un doble escenario: de una parte las nuevas tecnologías y las nuevas plataformas van a permitir a los ciudadanos expresar sus opiniones, coordinar sus esfuerzos y eludir la supervisión pública. Pero, al mismo tiempo, “los gobiernos ganarán nuevas competencias tecnológicas para aumentar su control sobre la población, sobre la base de los sistemas de vigilancia generalizada y la capacidad de controlar la infraestructura digital”. Además, los cambios ya asentados respecto a la distribución del poder seguirán acentuándose, y provocarán que los gobiernos lo tengan aún más difícil. “Su papel central en la conducción de la política disminuirá debido a las nuevas fuentes de competencia y la redistribución y descentralización del poder que las nuevas tecnologías hacen posible”.

Los legisladores y los reguladores están siendo desafiados en un grado que carece de precedentes y están demostrando ser incapaces de hacerle frente No se trata sólo de que los ciudadanos puedan tener mayores opciones para expresar y trasladar sus opiniones, sino de que, cabe apuntar, el mayor peso del sector privado, los desafíos en materia financiera o la cada vez mayor incidencia de las organizaciones internacionales en la vida estatal, plantean opciones que debilitan la acción de los políticos nacionales. En ese contexto, suenan amenazantes las afirmaciones de Schwab según las cuales “la capacidad de los sistemas de gobierno y de las autoridades públicas para adaptarse determinará su supervivencia. Si resultan capaces de abrazar un mundo de cambio disruptivo, sometiendo sus estructuras a los niveles de transparencia y eficiencia que les permita mantener su ventaja competitiva, aguantarán. Si no saben evolucionar, se enfrentarán a un problema cada vez mayor”.

Schwab se refiere en concreto a que tendrán que ser mucho más flexibles en su regulación. “Los sistemas actuales de las políticas públicas son muy diferentes de los de la segunda revolución industrial, cuando las decisiones después de emplear el tiempo preciso para estudiar un tema específico y desarrollar la respuesta necesaria o el marco normativo adecuado. Todo el proceso fue diseñado para ser lineal y mecanicista, siguiendo un enfoque de arriba hacia abajo. Pero este enfoque ya no es factible.

Teniendo en cuenta el rápido ritmo de la cuarta revolución industrial y de sus impactos, los legisladores y los reguladores están siendo desafiados en un grado que carece de precedentes y en su mayor parte están demostrando ser incapaces de hacerle frente”. La solución, según Schwab, implica que los reguladores se adapten continuamente a este nuevo entorno en evolución continua y se reinventen a sí mismos, para lo que tendrán que colaborar estrechamente con las empresas y la sociedad civil.

Los mayores beneficiarios de la revolución industrial que llega serán los accionistas, los inversores, y los proveedores de capital intelectual a los innovadores.

El futuro del trabajo

El tercer terreno que veremos radicalmente alterado es el del empleo, ya que la revolución anunciada producirá una mayor desigualdad, “dado su potencial para perturbar el mercado de trabajo”. La automatización sustituirá gran parte de la mano de obra, lo que “aumentará la brecha entre los rendimientos del capital y los del trabajo”. O quizá no, y “en conjunto, exista un aumento neto de puestos de trabajo seguros y gratificantes”. De lo que sí está seguro es de que el mercado laboral será cada vez más dual, con el sector "baja cualificación / bajos salarios" por un lado y el de "de alta capacidad / alta remuneración" por el otro, lo que dará lugar a un aumento de las tensiones sociales. “El resultado es un mercado de trabajo con una fuerte demanda en los extremos altos y bajos, pero un vaciamiento del centro”.

La necesidad de adaptación debilitará aún más el poder de los estados nación, que tendrán que ser más flexibles a las necesidades del sector privado

En este nuevo terreno bifurcado, aparecen unos claros ganadores: “los mayores beneficiarios de la revolución industrial que llega serán los accionistas, los inversores, y los proveedores de capital intelectual a los innovadores, lo cual explica la creciente brecha de riqueza entre los dependientes del capital y los del trabajo”.

En definitiva, el diagnóstico del presidente ejecutivo de Davos señala tres puntos cruciales: la aceleración provocará una disrupción notable que se dejará sentir en los modelos de negocio (con las nuevas empresas luchando contra las viejas), la necesidad de adaptación debilitará aún más el poder de los estados nación, que tendrán que ser más flexibles a las necesidades del sector privado y de los ciudadanos y el mercado del trabajo se dualizará. Esas son las claves del mundo que está llegando.

El futuro de la economía

Los economistas buscan los factores que pueden ayudar al crecimiento, con una situación internacional que ha cambiado, marcada por la evolución de China Según economistas como Crespo, Díaz, Sevilla, Puig y Gay de Liébana, España ha superado la crisis económica. Es lo que afirma el Gobierno, y corroboran los economistas. Pero esa afirmación precisa de muchos matices. El PIB, ciertamente, crece y eso es mejor que un "crecimiento negativo", como se define en la jerga económica. El año se cierra con una subida por encima del 3%. Pero queda en el tintero la letra pequeña de ese crecimiento. A lo largo de este año Economía Digital ha ofrecido diversas claves, con las consultas a los mejores expertos.

Una línea argumental es que España ha abusado de la devaluación salarial, porque ese camino, si se convierte en estructural, será negativo a medio y largo plazo. La masa salarial se ha reducido en 40.000 millones, que es, curiosamente, el montante que se pidió a las instituciones europeas para el rescate financiero.

En el escenario internacional es relevante la evolución de China, con problemas internos, derivados de un menor crecimiento, y de la necesidad de incentivar el consumo interno en un momento en el que las autoridades chinas son plenamente conscientes de que no pueden basar su modelo económico sólo en el sector exterior. Estas son las siete reflexiones publicadas sobre el camino de España hacia la superación, real, de la crisis económica, que son de las más leídas en 2015 por los lectores de Economía Digital:

1. La España de la moderación: Los trabajadores pagan los 40.000 millones del rescate a la banca

2. La salida de España: un país low cost

3. Los mileuristas se cargan el estado de bienestar

4. El truco de Rajoy: menos paro y menos gente trabajando

5. Dinamarca: ¿el paradigma del estado de bienestar europeo está en peligro?

6. Economistas opuestos: "Nunca más hay que repetir en España la situación de 2007"

7. China se enfrenta "al exceso de oferta" que genera su economía.

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