MURIÓ ALVIN TOFFLER, EL VISIONARIO QUE ANTICIPÓ NUESTRO PRESENTE

En los diarios del mundo se lo recuerda como un escritor y también como un “futurista”, un gurú o un visionario, porque sus teorías e hipótesis sobre los cambios de las sociedades se han ido comprobando a medida que pasaba el tiempo. Se llamaba Alvin Toffler y murió el 27 de junio, a los 86 años, en su casa de Los Angeles. Toffler alcanzó fama mundial en 1970 con el libro “El shock del futuro”, al que siguió “La tercera ola” (1980), en los que describía los cambios a los que se enfrentarían los países industrializados, cuyas economías pasarían a ser posindustriales y basadas en el conocimiento, y el impacto de los cambios tecnológicos rápidos en la sociedad.

 El cambio tecnológico fue su obsesión. A partir de las transformaciones técnicas del siglo XX, desplegó sus hipótesis en torno a los cambios de las sociedades posindustriales y cómo el conocimiento y la tecnología se fueron ubicando en el centro de la cadena productiva.

Su primer libro de impacto mundial fue “El shock del futuro”, de 1970, y los números no son menores: se publicó en 50 países y vendió más de 15 millones de ejemplares. La escritura de ese libro le demandó cinco años de investigación y en ese texto anticipó la clonación, Internet, los teléfonos celulares y otros cambios tecnológicos de impacto masivo y radical que con el tiempo irían llegando. El mundo, con ese libro, se rindió a sus pies.

En 1980 llegó “La tercera Ola” y en 1990 “El cambio de poder”, que terminaron conformando su trilogía central, producto de 30 años de investigación y escritura. Su mujer, Heidi Toffler, colaboró en todos sus libros y, a partir de cierto momento, empezó a figurar como coautora. Estaban juntos desde que Alvin era un estudiante en la Universidad de Nueva York (estudió Filosofía y Letras y se doctoró en Sociología) y la vio caminando una tarde de sol por Washington Square y se enamoró. En esa zona se había criado; nacido en Nueva York, tuvo su infancia en Brooklyn y su juventud en Manhattan. Desde chico fue un lector empedernido y un tío, dijo en varias entrevistas, le legó el amor por la escritura.

Una vida de éxitos

Toffler publicó 13 libros y ganó innumerables premios, como el reconocimiento a una vida de trabajo en 2005 por parte de la American Society de Periodismo. Viajó por todo el mundo y vino a la Argentina varias veces. En una entrevista de 1999, dijo: “No soy un experto en la Argentina. Pero desde que empecé a venir a este país en 1983 hay dos cosas que me llamaron la atención como ventajas que la Argentina tiene y que no usa. Primero, que no tiene campesinos, tiene granjeros. Los países que tienen muchos campesinos tienen problemas muy serios, como Brasil, como México, como China. Segundo, que ustedes tienen una población razonablemente educada, pero no veo que la usen, tecnológicamente hablando. Yo viajo mucho por el mundo y me encuentro con países que están tratando de crear sus propios Silicon Valleys. La ciudad india de Bangalore le vende software a Silicon Valley, comprando software de Vietnam. ¿Por qué no lo compran de la Argentina? Evidentemente, los argentinos no son estúpidos y son educados. Puede ser que no estén enfocados en la dirección correcta, puede ser que no tengan la mezcla correcta de profesiones y carreras, pero por cierto que tienen una oportunidad mejor que Vietnam”.

Sus ensayos e investigaciones tenían, además, una base social: Toffler creía que las nuevas sociedades tecnológicas iban a dejar afuera a demasiada gente que no sabría cómo adaptarse o que no tendría los recursos económicos y psicológicos para repensar el nuevo mundo. “El analfabetismo del siglo XXI no va a ser el de los que no saben leer y escribir, sino el de aquellos que no puedan, aprender, desaprender y volver a aprender”. El mundo de la tercera ola, creía, sería un mundo que pondría en conflicto el modo en el que creemos que son las cosas, y por eso sería fundamental poder declinar viejos axiomas y conceptos arraigados.

En “La tercera ola”, para muchos su libro más emblemático, periodizaba la sociedad en tres grandes momentos: la revolución agrícola (primera ola), la revolución industrial (segunda ola) y la sociedad post-industrial o la era de la información (tercera ola). En un comunicado a propósito de su muerte, la Toffler Associates apuntó que “muchas de esas predicciones se volvieron realidad y la tesis central de su trabajo está comprobada: que una nueva economía basada en el conocimiento reemplazaría a la Era Industrial".

Calificado de visionario, Toffler dedicó su vida al estudio del fenómeno de la sustitución de la economía del trabajo por la economía del conocimiento en las sociedades avanzadas. Líderes empresariales y políticos de todo el mundo buscaron su consejo en la predicción de tendencias globales. La consultora que lleva su nombre cita en su web al exprimer ministro chino Zhao Ziyang, al expresidente soviético Mijaíl Gorbachov, el fundador de CNN Ted Turner, el fundador de AOL Steve Case, o el magnate mexicano de las telecomunicaciones Carlos Slim, quienes le citaban como inspirador de sus apuestas empresariales.

Respuestas de future

El neoyorquino intentó dar respuesta en sus libros a las preguntas que suscitan estos cambios tecnológicos. En 'The Eco-Spasm Report' (1975) intentó buscar una solución al problema de la escasez de alimentos; en 'La tercera ola' (1979) se propuso vislumbrar cómo sería el mundo en la sociedad post-industrial, en la que la información y el conocimiento se convertirían en el motor de la economía. Su último gran trabajo fue 'La revolución de la riqueza' (Debate), escrito junto a su esposa Heidi. Un libro publicado en 2006 que, como hizo 'El shock del futuro', intentaba adivinar cómo funcionaría la economía en los años venideros, y del que aquí seleccionamos cinco ideas que pueden marcar nuestro futuro. Ese que está más cerca de lo que pensamos.

George Steiner, filósofo y ensayista del mismo vuelo de Toffler, ayuda a vislumbrar algunas de sus claves. En entrevista al diario español “El País” dijo que “toda profecía es simplemente memoria activa, no se puede prever nada, solo mirar en el retrovisor de la historia y contarnos historias sobre el futuro. Eso sí: Habrá dos o tres descubrimientos científicos en el campo de la genética que van a plantear problemas morales terriblemente complejos. Por ejemplo, ¿permitiremos que se manipulen las células del feto?”. Muy pocos temas escapan al dominio del gurú recién fallecido. Sus visiones recrearon un nuevo campo dentro del ámbito de las ciencias sociales contemporáneas. Líderes prominentes, tanto en la política como en la economía, acudieron a él buscando sus iluminaciones. Seriedad y coherencia al servicio de la humanidad, podría resumirse parte de su vasto legado, ahora en manos de Heidi Toffler, su viuda y colega.

La profecías del futurólogo Alvin Toffler

El autor predijo correctamente que una economía basada en el conocimiento eclipsaría la era postindustrial y cambiaría el enfoque de la manufactura y la mano de obra hacia la información y los datos. "Los analfabetos del siglo XXI no serán aquéllos que no puedan leer o escribir, sino aquéllos que no puedan aprender, olvidar el aprendizaje y volver a aprender", escribió en una de sus observaciones. Toffler también predijo la propagación de los medios interactivos, los sitios de chateo en internet y los dispositivos que te recuerdan "tus propias citas". "La tecnología avanzada y los sistemas de información harán posible que mucho del trabajo de la sociedad pueda realizarse en casa por medio de telecomunicaciones por conexiones de computadora", escribió.

Ingeniería genética y clonación

Con sus predicciones centradas en la condición humana más que en los avances científicos, Toffler pronosticó un futuro en el que una mujer sería capaz de "comprar un diminuto embrión, llevarlo a su médico, tenerlo implantado en su útero... y después dar a luz como si hubiera sido concebido en su propio cuerpo". Su pronóstico de que los humanos podrían engendrar bebés con "vista y oído superiores a lo normal" y otras capacidades ahora es visto como excéntrico, pero sí logró predecir el avance de la clonación. "Una de las posibilidades más fantásticas es que el hombre sea capaz de crear copias biológicas exactas de sí mismo", escribió.

La disolución de la familia nuclear

Toffler predijo que un síntoma de los rápidos cambios sociales sería la disolución de la unidad familiar. El autor notó que éstos conducirían a un incremento en las tasas de divorcio y a que la sociedad comenzara a acoger a la comunidad LGBT. Escribió: "... también veremos muchas más unidades "familiares" que consisten de un solo adulto soltero y uno o más hijos. No todos estos adultos serán mujeres... A medida que la homosexualidad se vuelve más aceptable socialmente, incluso comenzaremos a encontrar familias basadas en el matrimonio homosexual". También reconoció un cambio de la sociedad para retrasar la decisión de tener hijos. "¿Por qué no esperar y comprar tus embriones más tarde, después de que tu carrera profesional terminó?". "Por lo tanto es probable que se extienda entre las parejas jóvenes y de mediana edad la tendencia de no tener hijos y que sea más común que los sexagenarios críen infantes".

Consumismo

En la era de Amazon y de la proliferación de las ventas en internet y economías compartidas, las observaciones de Toffler sobre el consumismo como tendencia global parecen acertadas. "La gente del futuro podría sufrir no por la ausencia de opciones sino por un paralizante exceso de éstas. Podrían volverse víctimas de ese dilema particular de lo superindustrial: el exceso de elecciones". Al acunar el término "prosumidor" (la fusión de productor y consumidor), Toffler predijo el surgimiento de un nuevo papel -de producir y consumir-, la tendencia de "hacerlas cosas tú mismo" en cada aspecto de tu vida.

EN LO QUE SE EQUIVOCÓ

La disolución de las ciudades

Toffler predijo que las ciudades perderían importancia con "el cambio del trabajo desde la oficina y la fábrica hacia el hogar". Sin embargo, más gente vive ahora en las ciudades que nunca antes. Para 2050, se espera que cerca de 66% de la población mundial viva en áreas urbanas, según cálculos de la ONU.

Colonias en el espacio y ciudades submarinas. El autor creía que "un nuevo espíritu de conquista" llevaría a la creación de "ciudades artificiales debajo de las olas", y a colonias espaciales.

La continuación de la prosperidad de los 1960. En “El Shock del Futuro”, Toffler también planteó el incremento de la prosperidad como una nueva norma más que como una tendencia, pero después se corrigió en una entrevista con la revista Wired en 1993. "Cometimos el error de creerle a los economistas de la época", le dijo a Wired.

"Entonces decían, como bien recordarás, que teníamos solucionado el problema del crecimiento económico. Que todo lo que necesitábamos era afinar el sistema. Y nos lo creímos".

Aislamiento social

Algunos críticos sostienen que Toffler no logró ver la capacidad humana para adaptarse a la marcha acelerada del cambio. El escritor Shel Israel descartó la idea de Toffler de que una ola de información y datos provocaría aislamiento social. "No estamos aislados debido a eso. Y cuando la información nos agobia la mayoría de la gente sigue siendo suficientemente sabia para utilizar el poder del botón de 'apagado' para obtener cierta paz", escribió Israel. Pero el estratega global Parag Khanna afirma que Toffler simplemente consideró que en lo que se refería a enfrentar el cambio siempre habría ganadores y perdedores.

Su legado

Aunque el legado de Toffler podría estar basado en muchas de las predicciones que hizo en su trabajo, Khanna asegura que en realidad el autor se burló de la obsesión con los pronósticos y las predicciones. De hecho, en El Shock del Futuro dice explícitamente que él no estaba haciendo predicciones. "Ningún futurólogo serio trabaja en la predicción", escribió. "Ese es el terreno de los oráculos de la televisión y los astrólogos de los periódicos". Tal como afirma Parag Khanna, aunque Toffler quizás festejaría el análisis predictivo avanzado de hoy en día, "el autor creía que lo más importante era entender los lineamientos generales de hacia dónde nos dirigimos".

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