GARCÍA ABAD DESENTRAÑA EN EL “MALVADO IBEX” LAS CLAVES DEL PODER EMPRESARIAL EN ESPAÑA

'El malvado Ibex', nuevo libro de José García Abad, denuncia el nocivo afán de influencia política que ha dado en tierra con el llamado Consejo Empresarial de Competitividad. En este nuevo libro del director de “El Nuevo Lunes” y editor del semanario “El Siglo”, que ha tenido que editarse a sí mismo vistas las reticencias y negativas de las editorials en las que acostumbra a editar sus creaciones literarias, se abordan las relaciones entre el poder político y el empresarial: los juegos de poder, la lucha por la influencia y las debilidades de los más poderosos quedan al descubierto en esta obra que ha enganchado al mismísimo Pablo Iglesias.

De como 15 machos alfa intentan salvar el mundo, influir en el Gobierno, auxiliar al rey Juan Carlos y suplantar a la CEOE. De la corrupcion como instrumento de trabajo para los constructores. “En este país –confiesa un empresario– no se coloca un bolardo entre Irún yTarifa sin que alguien cobre”. Del sutil pero apabullante poder de las electricas. De cómo en la CEC acuerdan cargarse a Pedro J. y rescatar a El País, y de cómo este periódico vende su línea editorial. De las relaciones de la banca y otros poderes fácticos con Suárez, Felipe González, Aznar, Zapatero y Rajoy. De cómo el Círculo de Empresarios se entendió mejor con el PSOE que con el PP. De cómo Rato se cobró los favores que hizo a banqueros. Y demás historias turbadoras del poder empresarial frente o en colaboración con los partidos políticos.

Éste es un resumen de contraportada del libro que acaba de publicar el veterano periodista José García Abad (1942) bajo el título de “Malvado Ibex” (Ediciones El Siglo) en el que, según explica la introducción, intenta explorar las relaciones entre el poder político y el empresarial. Él mismo reconoce que “es difícil llegar al fondo de tales relaciones”, sobre todo cuando se trata de la gran banca, las eléctricas y las grandes constructoras, tres auténticos poderes fácticos que compiten en autoridad e influencia con el poder político, y cuyos tentáculos llegan a casi todo los ámbitos, desde la prensa hasta la Justicia.

García Abad reconoce que es difícil saber quién manda en España. Con un estilo muy directo y sin tapujos —cuenta anécdotas muy jugosas—, el periodista se centra en la historia del Consejo Empresarial para la Competitividad (CEC). Formado en febrero de 2011, el CEC está compuesto por 15 grandes compañías y el Instituto de Empresa Familiar y es conocido como el “lobby del Ibex”. Sus integrantes son los “machos alfa” de la economía española y llegaron a presentarse como los salvadores cuando la crisis arreciaba. Pero han fracasado, cuenta García Abad. Los juegos de poder, su lucha por la influencia y sus debilidades quedan al descubierto en este libro que ha enganchado al mismísimo Pablo Iglesias.

“El título –afirma– tiene algo de irónico, no pretendo decir que es malvado en el sentido de malo. Al empezar a escribirlo quería averiguar si el el Ibex es un poder en la sombra tan poderoso como dicen, o un tigre de papel como decía Mao del imperialismo norteamericano. El Ibex se ha convertido en algo parecido a un partido político, en una especie de personaje inquietante. Ha irrumpido en la vida política cuando hasta hace poco era un mero indicador bursátil, y de pronto aparece como un enemigo en la sombra”. “El CEC es realmente una Cámara de los magnates; yo de hecho les llamo la tercera Cámara: tenemos el Congreso de los Diputados, el Senado y la Cámara de la plutocracia. Los miembros del CEC son los presidentes de 15 grandes empresas y tienen por tanto una influencia enorme, pero al mismo tiempo también son vulnerables. Son tan poderosos como vulnerables. Esa sería mi conclusión”.

En el libro cuenta, entre otras, decisiones que se han tomado allí y que han tenido repercusiones importantes, como cargarse a Pedro J. Ramírez, salvar al diario El País o influir en la reforma laboral.

¿Quién manda de verdad en España?

El poder político también influye en el mundo empresarial. Es un trayecto de ida y vuelta. Se influyen mutuamente. Los grandes empresarios son temerosos del poder político porque saben que una decisión del Gobierno puede afectar a su cuenta de resultados; pero, por otro lado, los políticos son conscientes de que hay que tratar a los empresarios de una forma especial, y por eso también ponen mucho interés en tratar bien al presidente de Telefónica o a los de los grandes bancos, por ejemplo. “A los partidos políticos les acongoja la influencia y el control que puedan tener sobre los medios los grandes empresarios, pero éstos siempre tienen muy presente quien maneja el Boletín Oficial del Estado. Con respecto a la prensa, siempre digo que la libertad de prensa es inversamente proporcional a la deuda que tenga cada medio. Mire el ejemplo del Grupo Prisa y el diario El País”.

La historia es ya sabida. El CEC, conocido como el "lobby del Ibex", surgió bajo el impulso del expresidente Zapatero y César Alierta, por aquel entonces presidente de Telefónica. “Sí, nace de esa relación, aunque ellos siempre lo han negado”, afirma el autor. “Zapatero primero se reunía con los banqueros. Le gustaba hacer política de fotos: eso de reunirse con los banqueros podía dar la impresión de que tomando un café con ellos se iba a arreglar la crisis. Era más una pose política que otra cosa. Luego Zapatero convocó a los grandes empresarios en una reunión que presidió César Alierta y que dieron en llamar reunión de la competitividad. Al final se juntaron Alierta y Botín, que eran muy amigos, incluyeron al Instituto de Empresa Familiar y liaron a los demás para que la cosa fuera a más. Así surgió el CEC”.

“Ahora –añade–escribo su epitafio. De hecho se han muerto personas importantes en el origen del mismo, como Emilio Botín, José Manuel Lara, Isidoro Álvarez y Leopoldo Rodés, lo cual ha cambiado las cosas. Y los que vienen detrás ya no tienen tanto interés. Ana Botín no tiene nada que ver con su padre y quiere ir por otros derroteros; César Alierta ha dejado la presidencia de Telefónica y su sucesor, José María Álvarez-Pallete, no quiere saber nada del asunto. Hasta les ha prohibido reunirse en Telefónica; porque antes el CEC se reunía siempre en Telefónica: todas las comidas, con el rey Juan Carlos, con el presidente del Gobierno o con quien fuera se celebraban en la sede de Gran Vía”.

A eso hay que añadir que el CEC ha provocado que la prensa hable contínuamente del "lobby del Ibex", de lo que piensa, de lo que dice. “Ha habido una sobreexposición en los medios; eso es algo que odia un verdadero lobby y horroriza a los empresarios. De todos modos, se lo han ganado a pulso: los miembros del CEC han generado una desconfianza entre la gente por esa tendencia a ser como un poder en la sombra. Yo creo que no es para tanto, pero se ha dado esa sensación. Ahora no saben cómo cerrarlo, pero mi hipótesis es que se acabará cuando acabe el mandato de Alierta el próximo año, en febrero”.

Florentino Pérez, presidente de ACS, quiso meter a Borja Prado, presidente de Endesa, y no le dejaron. Prado se cogió un cabreo tremendo. Tampoco pudo entrar José Ángel Villar Mir, presidente de OHL, ni el presidente del Banco Popular, Ángel Ron. “No había un criterio objetivo para formar parte del CEC, sino que la elección fue caprichosa en función de que se encontraran cómodos Alierta y Emilio Botín, que eran la santísima dualidad. Se guiaban más por criterios de Amistad, que por otra cosa”.

¿Ha conseguido el CEC sus objetivos? “Al contrario, ha fracasado. El CEC se llama Consejo por algo, no es una asociación. Pretendían aconsejar al Gobierno de turno por dónde tenía que ir. Pero metieron la pata en más de una ocasión. Especialmente llamativa fue aquella vez que el CEC publicó un informe en el que se aseguraba que si se hacía lo que ellos decían el paro iba a bajar al 11% en 2018. Al Gobierno del PP aquello no le hizo ni pizca de gracia. El mensaje que transmitían era que el Gobierno era incapaz y eso molestó mucho a Luis De Guindos, ministro de Economía”.

Las afirmaciones más contundentes

El director de “El Nuevo Lunes” desgrana en su libro toda una teoría sobre el papel de los políticos y los empresarios en este país. He aquí un resumen de sus afirmaciones: “La unión entre banqueros y empresarios es antinatural. Un ejemplo: el CEC estuvo a punto de explotar cuando los banqueros trataron de que subieran los impuestos, algo que a los empresarios, en especial a los industriales, no les gustó nada. En realidad banqueros e industriales tienen intereses contrapuestos. Esa unión espuria no tiene mayor sentido que ser una plataforma de poder, porque el CEC no es una asociación para defender intereses sectoriales”.

– “A la izquierda no le importa hablar con los empresarios: transmite a los ciudadanos la idea de que la izquierda no va a gestionar mal porque cuenta con los empresarios. La derecha, sin embargo, está más interesada en marcar distancias. Cuento en el libro que Rajoy no ha recibido a los empresarios más que uno a uno y sin hacerse la foto. En eso es diferente a Zapatero. Los propios empresarios reconocen que se llevan mejor con el PSOE que con el PP”.

- “Los empresarios son la casta, claramente. Joaquín Almunia me dijo una frase: "La clase política se está renovando constantemente. Sin embargo, la mayor parte de los empresarios que en nuestros tiempos de Gobierno iban a ver a Felipe González siguen estando hoy en sus mismos puestos de mando. Son los mismos que siguen yendo a la Moncloa ya esté González, Aznar, Zapatero o Rajoy".

Los grandes empresarios de este país tienen prohibido delegar: ellos son los machos alfa. Yo digo que en el CEC se entra por cooptación y se sale por defunción. Salvo alguna excepción, los presidentes de las grandes empresas españolas se eternizan en el cargo y actúan como si la empresa fuera suya o el sillón fuera vitalicio. Y eso no gusta nada, sobre todo a los fondos de inversión extranjeros. Las grandes empresas en España son monarquías absolutas. "El director del CEC, me reconoció la existencia de unos informes que ellos mismos llaman “reservados”. En concreto, me habló de uno en contra de Podemos y La Sexta y de otro muy favorable sobre Ciudadanos”.

– “El presidente del Sabadell, Josep Oliu, dijo que había que crear un Podemos de derechas, pero creo que Ciudadanos tiene un proyecto autónomo. Ciudadanos no es un invento del IBEX, las cosas como son. El propio Fernando Casado, director del CEC, me reconoció la existencia de estos informes que ellos mismos llaman "reservados". En concreto, me habló de uno en contra de la Sexta y en contra de Podemos y de otro muy favorable sobre Ciudadanos. Lo que ya no hay son decisiones en "modo tertulia", como yo les llamo. ¿Qué esto? Cojamos el caso de Pedro J. Ramírez: no es que se reuniera el Consejo y decidiera cargarse a Pedro J, sino que las cosas se hablan y ellos ya saben por donde van los tiros No es que esté en el orden del día, por entendernos, pero se habla con unos y con otros”.

– Una de las aportaciones exclusivas del libro es contar cómo el diario El País ha quedado en manos del lobby judío tras la entrada del fondo de capital riesgo Liberty en el accionariado de Prisa. “Juan Luis Cebrián tiene el compromiso con los fundadores de Liberty, Nicolas Berggruen y Martin F. Franklin, de que El País tenga una postura pro judía. Nadie habla de esto, pero eso está condicionando la línea editorial del periódico, porque, no nos engañemos, si Prisa no hubiera sido una empresa periodística ya habría quebrado. Hubo una operación para salvarla y eso ha obligado a Cebrián a apoyarse cada vez en nuevas aportaciones de capital, en nuevos consejeros que le condicionan la línea editorial del periódico”.

– “Una de las patas que calibran la calidad democrática, como es la prensa libre, cojea miserablemente”, escribe. Los periodistas de El País antes sabían que no iban a tener ningún problema, y ahora tienen que estar pendientes de que callo van a pisar. Pero, en realidad, eso ocurre en casi todos los medios. Entre los periodistas se ha impuesto la autocensura, que ha terminado por convertirse en la forma moderna y más eficaz de censura. El llamado “cuarto poder” se ha convertido en sirviente de los poderosos”.

– “Hace años publiqué un libro titulado “La soledad del rey” en que ya contaba algunas de estas cosas. En el libro que saco ahora cuento cómo los dircom de las grandes empresas echaron una mano a Juan Carlos cuando estalló el escándalo de Corinna y del elefante. Hubo una reunión en Telefónica en la que había que salvar a la monarquía. Juan Carlos estaba llevando la institución a la ruina. Su abdicación supuso la salvación de la monarquía”.

– “Felipe no se le ha encontrado ningún chanchullo.Es más discreto, no tiene la simpatía ni la socarronería de su padre, tan borbónica por otra parte: ha salido más a su madre, es más germánico. El rey actual se ha dado cuenta del peligro y está trabajando para sacar a la monarquía de las páginas de sucesos y meterlo en un planteamiento meramente político. Eso incluye alejarse de los empresarios”.

– “En España hay tres poderes fácticos: constructoras, eléctricas y banca. Cada sector tiene sus propias formas de actuar. Las empresas eléctricas tiene un gran poder, pero lo hacen de otra manera más discreta. Pero las constructoras... lo vemos con Gürtel, el 90% de la corrupción proviene de la construcción.: “En este país no se coloca un bolardo entre Irún y Tarifa sin que alguien cobre. Te digan lo que te digan y se pongan como se pongan”. Eso me lo dijo un directivo muy, pero que muy, importante de una empresa dedicada a las infraestructuras. En el libro escribo que Javier Sáenz Cosculluela, ministro de Obras Públicas y Urbanismo de 1985 a 1991, suele contar la confidencia de un empresario a quien un subdirector general del departamento le había informado con la mayor naturalidad de que la institucionalización de los contratos costaba un 3%”.

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