El arte de decorar llega a la Fundación Juan March

Hubo una época en que los artistas no soñaban más que con alcanzar un estado de absoluta autonomía creativa, con unas condiciones en las que crear, con libertad e independencia de demandas externas -tanto estéticas como comerciales-, la encarnación del Arte, puro y genuino: un arte libre de imposiciones, utópico y bohemio, subversivo y enemigo del sometimiento a las reglas impuestas por la burguesía y por el mercado del arte. Es lo que los críticos e historiadores han convenido en llamar la época de las “vanguardias históricas”, que se desarrollaron en las primeras décadas del siglo XX, y cuyo foco cultural más importante fue, sin dudas, París.

Precisamente allí, y al tiempo que nacían escuelas como el cubismo, el futurismo o el fauvismo, empezaba a configurarse una corriente, liderada por un grupo heterogéneo de creadores -decoradores, diseñadores de muebles, de joyas, de moda, ilustradores, encuadernadores, perfumistas…-, que abogaban por revestir de belleza la vida entera, añadiendo a las ya consagradas “bellas artes” todos los objetos de una obra de arte total que hiciera más sofisticada la vida cotidiana en la gran ciudad. Atentos a los gustos y a las tendencias de moda de la sociedad de su tiempo, adaptaron sus creaciones al estilo de la modernidad; una modernidad que comenzaba a funcionar como la sociedad de consumo que somos hoy: como una maquinaria que ya entonces se movía al ritmo del deseo y no de la necesidad, según principios de utilidad, y al servicio de una clientela pudiente y con poder para hacer encargos de alto nivel.

Aquellos creadores no eran artistas. O eso es lo que ha querido ver durante décadas la Historia del Arte más tradicional, que, a pesar de haber reconocido su incoherencia al separar arte de vanguardia de art déco, sigue relegándolos a los márgenes, tachándolos de “femeninos”, “cursis”, “kitsch”. Con la intención de devolverles su espacio, ahora, y hasta el 28 de junio, la Fundación Juan March de Madrid -espacio expositivo consagrado fundamentalmente al arte de vanguardia-, recupera a estos artistas para reivindicar la integración de ambas corrientes, que en su época no eran ni tan separadas ni tan distintas (¿acaso no han creado todos los artistas, desde el principio de los tiempos, al servicio de ideas, del gusto y de encargos externos? ¿Acaso es posible aquella independencia artística tan añorada?). Con un equipo curatorial encabezado por Manuel Fontán del Junco, Tim Benton y María Zozaya, y cerca de 360 obras de casi 50 prestadores (entre museos y coleccionistas particulares), El gusto moderno. Art déco en París, 1910-1935, muestra -por primera vez en España en una sala no dedicada a las artes decorativas-, la colaboración y la interconexión de artistas como Pablo Picasso, Man Ray, Armand- Albert Rateau, Paul Colin, Jean Dunand, Jeanne Lanvin, Robert Mallet- Stevens, Sonia Delaunay, Le Corbusier, Fernand Léger, Coco Chanel, Raoul Dufy, Marie Laurencin, Édouard Bénédictus … y tantos otros que hicieron (¡cómo no llamarlo arte!) más brillante y dorado nuestro día a día.

 

организации и предприятия предприятия ярославля.

Este sitio Web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies. Para obtener más información sobre las cookies que utilizamos y cómo eliminarlas, consulte nuestra política de política de cookies.

  Acepto las cookies de este sitio.