Vanaglorias. Todos los honores para cultivar el ego

Cruces, Condecoraciones, Encomiendas, Mercedes, Nombramientos, Premios, Lazos y Bandas, Consejos de Administración, Lobbies, Órdenes, Títulos y Honores varios. El libro "Vanaglorias”, de próxima aparición en Golden Ediciones, nos acerca al lado más íntimo y oculto de las personas: el cultivo del propio ego y la confirmación de que el ser humano no descansa hasta su reconocimiento social. Por L.S.B.

El escritor italiano Ugo Fóscolo escribió una famosa cuarteta contra un sujeto condecorado por Napoleón Bonaparte: “En tiempo de las bárbaras naciones / colgaban de una cruz a los ladrones / más hoy, en pleno siglo de las luces / del pecho del ladrón cuelgan las cruces”.

Collares, cruces, estrellas y medallas en oro, plata o bronce, bandas, lazos, fajines, órdenes o cofradías hijos predilectos, alcaldes honoríficos o, simplemente, abajofirmantes. Toda una variedad de honores para igual multiplicidad de razones, todo el mérito que pueda imaginar. En un tiempo se otorgaban a príncipes, reyes, presidentes, cancilleres, primeros ministros, personasjes o entidades destacadas, tanto nacionales como extranjeras, y en las más diversas disciplinas que uno pueda imaginar. Era una distinción honorífica, de aquellas que relataba el rey Humberto I de Italia al afirmar que “una condecoración y un cigarrillo no se le niega a cualquiera”.

Y rara vez se renuncia a la tentación de que le coloquen a uno la grande o pequeña chatarra, colgando de una cinta o prendida en la solapa, pertenezcan al mundo civil, al militar, al artístico o al circense. Intelectuales, empresarios, diplomáticos, altos cargos públicos, mandatarios extranjeros, miembros de las Fuerzas Armadas y personas desconocidas para el gran público han recibido estas distinciones. Aunque también programas de televisión, fundaciones, asociaciones o empresas han logrado este reconocimiento. Casi todos los ministerios tienen uno o varios. Los hay que viven al borde de la extinción, como la medalla al Mérito Telegráfico, y otros apenas acaban de nacer. El más joven es el de las Artes y las Letras, que se creó en julio y se estrenó hace poco con un solo galardonado, el escultor estadounidense Richard Serra. Otras han cambiado de nombre: la Gran Cruz Civil de Sanidad es la sucesora de la Cruz de Epidemias. Aunque no reportan beneficio económico, aportan prestigio y dan derecho al tratamiento de Excelentísimo/a, Ilustrísimo/a o Señor/a, cuando no a bordaes una corona real en la camisa.

Eso depende de cada uno. Por una condecoración, por ejemplo, Franco no hubiera dado ni un duro, sencillamente porque, siendo como era jefe del Gobierno, jefe del Estado y generalísimo de los Ejércitos, podía tener las medallas, las encomiendas, las cruces –con y sin esmaltes–, las placas, los collares, los pasadores, las veneras y demás distinciones que quisiera, e incluso, repetidas. Y tuvo muchas, y, con los años, y después de muerto, su hija Carmen pensó hacerse un bonito reloj de pulsera con toda la chatarra acumulada, pero como a los aduaneros de Barajas les pareció que todo aquel botín de guerra daría, como poco, para un reloj de pared, decidieron abortar el provechoso viaje a Suiza de la duquesa de Franco y Grande de España.

Cómo conseguirlas


"Por una mirada, un mundo Por una sonrisa, un cielo, Por una condecoración...¡Yo no sé qué diera por una condecoración!". Sí, todavía hay gente que suspira por aquellos tiempos en los que los ecos de sociedad de las páginas de huecograbado daban cuenta de cenas de gala, puestas de largo o gallardetes izados en el mástil de algún buque. Noticias en blanco y negro que todavía hoy, en el siglo XXI, siguen teniendo espacio en la prensa afín: la investidura de nuevos caballeros y damas de la Real Orden del Águila de Georgia y la Túnica Sin Costuras de Nuestro Señor Jesucristo, el baile benéfico de la Asamblea Española de la Orden de Malta en el Casino de Madrid o la cena de la asociación Vía María, en el Intercontinental, a instancias de la camarera mayor de la Virgen de la Merced de La Habana y a beneficio de una Casa de Abuelos que se construye en la capital cubana. Son ejemplos de lo que todavía se cuece por ahí. La mayoría de las veces se trata de un proceso largo, paciente y tesonero, promovido por el mismo premiado, y la nómina de amigos para trabajárselo hasta conseguir su aparición en el boletín oficial o en la gaceta correspondiente.

Cada uno de los organismos del Estado tienen su presea para otorgar. El Ministerio de la Defensa se lleva el primer lugar en cuanto a condecoraciones que puede otorgar, con 30, y hay desde las que premian las acciones extraordinarias fuera de exigencias del servicio hasta el que mejor maneja un arma, a los estudiantes por obtener el título de piloto aviador y a quienes hayan aprobado cursos de posgrado. Mejor con dotación económica que sin ella.

Otra entidad que concede varias condecoraciones es el Ministerio de Cultura y Deportes, con 16. Las distinciones las hace a escritores, músicos, dramaturgos, artesanos, a quienes se dediquen a la conservación del patrimonio y a los deportistas. Muchas de estas distinciones poseen grados, como Gran Collar, Gran Cruz, Gran Oficial, Comendador, Oficial, Estrella de plata. Cruz de oro, de primera, segunda y tercera clase y grado.

En marzo de 2004, a punto de abandonar el Gobierno, Eduardo Zaplana le concedió a Paco el Pocero, el polémico constructor que levantó una macrourbanización en un secarral toledano, la Medalla al Mérito en el Trabajo. Eso sí, en la categoría de plata, lo que evitó que los ministros tuvieran que darle el Visto Bueno, ya que sólo las categorías más importantes (Collares, Grandes Cruces, algunas Cruces, Medallas de oro y placas) deben exponerse al criterio de la reunión de los viernes.

En algunos casos, cualquiera puede proponer al Ministerio correspondiente un candidato. Ocurre con las medallas al Mérito en el Trabajo, que han recibido en muchas ocasiones personajes sin oficio ni beneficio. Otras veces deben ser solicitadas por los herederos, como ocurre con los muertos en atentado. Pero, generalmente, la propuesta parte del Ministro correspondiente, de órganos de la Administración, autoridades o entidades.

Honores e ideología

Y es que ni todo vale, ni valen todos. Era normal, por ejemplo, que el Gobierno concediera a título póstumo la Gran Cruz de Isabel la Católica al empresario Jesús de Polanco, y la Gran Cruz de Carlos III a uno de los padres de la Constitución española, a Gabriel Cisneros. Normal también que el actor Manuel Alexandre recibiera la Gran Cruz del Orden Civil de Alfonso X El Sabio en reconocimiento a su carrera. 

¿Es normal que el Partido Socialista premie a su gente y el Partido Popular haga lo mismo con los suyos?. Si a Olvido Gara Alaska o al cineasta Santiago Segura la cuentan en sus tiempos de la movida que años después iba a hacer cola para recibir de manos de Esperanza Aguirre una de las distinciones conmemorativas del Dos de Mayo, no se lo hubiera creído.

¿Qué ha hecho Almodóvar para pasar de los garitos más cutres de la movida madrileña a ser nombrado Doctor Honoris Causa por Harvard?.

Razones políticas

El general Sabino Fernández Campos, entonces jefe de la Casa del Rey, renunció en aquellas fechas recoger la medalla de oro y el título de hijo predilecto de Oviedo, su ciudad natal. Lo hizo para que su nombre “permaneciera alejado de toda controversia política”. ¿Qué había sucedido? La noticia lo explica: el honor había sido apoyado mayoritariamente en el Ayuntamiento de la capital asturiana, pero con el voto y la oposición del portavoz de Izquierda Unida. Aducía el representante comunista que el general, en su juventud, había sido defensor de la ciudad, cercada por los leales mineros, que estaban empeñados en volarla con dinamita.

José Bono, que fue el primer titular de Defensa de la etapa Zapatero, vivió una de las polémicas más sonadas a cuenta de una condecoración. Al mes de tomar posesión, el Consejo de Ministros le concedió la Gran Cruz al Mérito Militar por el repliegue de las tropas españolas de Irak. La presión del PP hizo que finalmente rechazara colgarse la medalla. Paco Camino y José Tomás devolvieron sus Medallas de Oro de Bellas Artes al Ministerio de Cultura, justo dos semanas después de la concesión a Francisco Rivera Ordóñez, porque no le consideraban merecedor de las esencias de la fiesta.

En el caso de la medalla de Aznar, la propuesta de ley para concederle la Medalla del Congreso norteamericano figura en el registro de la Cámara de Representantes con la firma de un grupo de congresistas encabezados por el republicano Jim Gibbons. El texto se presentó en el Comité de Servicios Financieros, encargado de tramitar este tipo de condecoraciones, que le costó al erario público varios cientos de miles de euros, sin al final poder colgársela de manos de su amigo George Bush.

Los hay que dicen haberlas vendido “para poder vivir”, como llegó a declarar el dictador chileno Pinochet –procesado por evasión tributaria, y con millonarias cuentas secretas– ante la reclamación de 740.000 dólares demandada por la hija de una de sus víctimas y teniendo gran parte de sus bienes embargados por la justicia.

Se entiende perfectamente, y estaba en las quinielas, que sopranos como Caballé, Berganza o de Larrocha, tenores como Krauss o Domingo, compositores como los Halffter o Joaquín Rodrigo, arquitectos como Sert o Manrique, pintores como Saura, Mallo, Antonio López o Palazuelo, actores como Agustín González, Fernán Gómez o Mary Carrillo, el filósofo Marías, Baremboin, Pepín Bello, el Festival de Cine de San Sebastián, Ferrá Adriá, Gil Parrondo, Tamara Rojo, García Berlanga, Antonio Gades, la Royal Shakespeare Company, la Hispanic Society of America y tantos y tantos hayan recibido la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes que concede el Ministerio de Cultura español, lo que algunos no entienden es con qué servicios al fomento, desarrollo del arte y la cultura o conservación del patrimonio artístico se han distinguido personajes que no se han distinguido precisamente por este capítulo si no fuera por su inquebrantable adhesión ideológica al Gobierno de turno.

Sumario del libro "VANAGLORIAS"

El libro "VANAGLORIAS, Cómo cultivar el ego" es un libro que Golden Ediciones publicará en breve en su colección "Poder y Dinero". En él se recoge una relación lo más completa posible de cuantos honores existen en el mercado y una interpretación sociológica y cultural de ese inabarcable y misterioso campo que tanto amor suscita en determinados súbditos de la Corona.

A continuación detallamos un Índice referencial:

  • Introducción.
  • Vocabulario.
  • Condecoraciones de España.
  • Condecoraciones militares.
  • Condecoraciones civiles.
  • Política y Justicia.
  • Asuntos Sociales.
  • Sociedad y Cultura.
  • Seguridad.
  • Socioeconomía.
  • Autonomías.
  • Condecoraciones ideológicas.
  • Condecoraciones extranjeras.
  • Los títulos de la iglesia.
  • Asociaciones: Lobbies y Think Tanks.
  • Ordenes.
  • Medallas.
  • Títulos de nobleza.
  • Collares.
  • Cruces.
  • Honores.
  • Hijo Predilecto.
  • Lazos.
  • Encomiendas.
  • Mercedes.
  • Embajadores honorarios.
  • Embajadores Marca España.
  • Nombramientos.
  • Premios.
  • Honoris Causa.
  • Bandas.
  • Órdenes de Caballería.
  • Cofradías.
  • Referencias bibliográficas.
  • Documentos legales.

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