Los cambios producen vértigo, hay quien lo ve como una aventura, como una oportunidad, una obligación y a veces como algo arriesgado. En nuestro caso, en el caso del Café de Oriente se trata de una auténtica aventura: convertir los años de experiencia en nuevos retos, en reinventar la historia.
Desde su creación en 1983, el Café de Oriente se ha definido como uno de los cafés más emblemáticos de Madrid y como una de las marcas principales del Grupo Lezama.
Con el paso de los años y de la historia, el Café ha sentido la necesidad de un cambio, de quitarse la pátina del tiempo de encima y revelarse como un lugar actual, siempre con clase, y como un espacio donde las ideas no dejan de salir. Pero este cambio, no podía ser arbitrario, por su importancia, tenía que haber una historia detrás, y esta historia se origina en la creatividad de su fundador, Don Luis Lezama, presidente del grupo empresarial que lleva su nombre. El Café de Oriente abre sus puertas con una nueva puesta en escena y con novedades en su gastronomía que refleja como la historia se reinventa.
La historia que ha inspirado el cambio, se enmarca en los inicios del siglo XX y ubica el nacimiento del Café en los años 30. Tiene su origen en la vida de un personaje, Salvador García, un indiano superviviente del asedio de Baler (1899) en Filipinas, que tras hacer fortuna en las Américas, regresa a Europa, y abre su propio Bistró, con el aire de las indias orientales y con la influencia de cafés europeos.
Ese aire de las indias orientales se ve en las paredes, en la decoración, pero también en cada rincón y detalle; incluso en la indumentaria de los camareros y en algunos de los platos de la carta.
Si por algo se caracteriza el Café de Oriente es por sus ambientes:
- El café en sí: los años 30 se convierten en protagonistas de un bistró que de la mañana a la noche ofrece a sus clientes novedades en su carta y en sus cócteles. Variedad en los desayunos, en el menú y en las meriendas, porque para algo es un café, pero sobre todo la magia que se respira. Es más, la noche adquiere protagonismo, la barra, el cóctel, la música, y las vistas, es un plan difícil de resistir.
- Restaurante: pocos lugares desprenden tanta magia en Madrid. Bajo las bóvedas que un día pertenecieron al Convento de San Gil del siglo XVII, o incluso se podría decir entre las paredes que muchos consideran como posible taller de Velázquez, se emplaza el restaurante del Café. A modo de oasis en medio de la vertiginosa ciudad, muestra su gran atractivo en sus rincones y en una decoración estilo años 20 que ilumina cada metro de este espacio lleno de historia.
No es solo la imagen lo que se ha reinventado, también su cocina, bajo las directrices de Roberto Hierro, jefe de cocina del Café y con años de experiencia dentro del Grupo Lezama, la carta se ha diseñado para ofrecer una comida mediterránea, cocina de mercado con ciertos matices de fusión, un guiño a la inspiración del cambio.
Se abre una nueva etapa en el Café de Oriente llena de nuevos retos cuyo objetivo es crear un lugar donde el cliente viva un sinfín de sensaciones de la mañana a la noche.