BREXIT: ADIÓS ¿DEFINITIVO? DE LA PÉRFIDA ALBIÓN
El Brexit es el más doloroso ejemplo del fracaso de las políticas insolidarias, torpes, personalistas y arrogantes de la Unión Europea, y de la incompetencia e irresponsabilidad de los actuales dirigentes políticos de los 28, a partir de ahora 27. Perder a Reino Unido debido, en gran medida, al éxito de una intoxicante campaña publicitaria antinmigración basada en la xenofobia, el engaño y la ignorancia es una tragedia de la que creo que no nos recuperaremos.
La contribución de Reino Unido al progreso, bienestar y a la existencia de Europa como la conocemos hoy es inmensa; nos ha dado innumerables ejemplos de madurez democrática y vida parlamentaria, pasando por la pluralidad de la sociedad, el respeto a las libertades personales, la libertad religiosa, la excelencia de su sistema educativo, de su música y su arte, contribuciones al desarrollo de tecnologías y avances de la ciencia en todos sus campos, una lengua universal, etcétera. El sueño europeo no es el cuerpo místico de Cristo, donde todos los miembros acuden en su socorro. La solidaridad se acaba donde empieza el vil metal y el nacionalismo interesado, por eso nos invaden la tristeza y la pesadumbre, la frustración y la rabia por la incompetencia y estupidez de unos dirigentes políticos instalados obscenamente en el poder.
Frente a los Bárbaros del Norte y su rubia cultura de niebla y de cerveza, España, morena y mora, clásica e ibérica, debe ejercer su mediterraneidad de sol y vino, de ocio y bienestar que tanto convence a quienes la critican. El Brexit ha roto la línea caliente que había entre España y el Reino Unido, países que, aparte de los piratas del Caribe, la Armada Invencible y Gibraltar, compartieron más afinidades selectivas que recelos trasnochados. Adiós “con el corazón” desde un continente que se queda otra vez “aislado”.
Los curiosos impertinentes
En la primera página de una de las síntesis más autorizadas y preclaras sobre la historia contemporánea de España, la del hispanista británico Raymond Carr, se nos advierte ya preventivamente acerca de la deformada idea de nuestro país que transmitieron los viajeros románticos ingleses y franceses, especialmente literatos y pintores. Las limitaciones evidentes de la revolución liberal y el atraso económico de la mayor parte de las regiones españolas no justifican una visión excesivamente volcada hacia el exotismo, la miseria y los estereotipos del folclore. Además de que buena parte de esa visión romántica de España se confunde casi íntegramente con el sur, con Andalucía, donde Granada y Sevilla, pero también Córdoba y Málaga, ejercen una atracción cautivadora. “Los curiosos impertinentes”, así llamaban en España a los viajeros ingleses que recorrieron España montados en una jaca en los siglos XVIII y XIX.
Un siglo después, Richard Ford supo transmitir a través de sus su célebre “Handbook for travellers in Spain and readers at home en 1845-1846” no sólo una visión subjetiva del país que recorría, ahondando en las diferencias culturales y lingüísticas, como hizo su amigo George Borrow “Jorgito el de las biblias”, sino transmitir ilusión por España. La misma que demostró también Gerald Brenan, el único extranjero no hispano que ha dado su nombre a un pasodoble, el más español y menos inglés de todos los viajeros ingleses por España que entendió y explicó al mundo como nadie la complejidad de España y de los españoles que él conoció a lo largo de medio siglo, y, en opinión del hispanista Ian Gibson, escribió “uno de los libros más geniales nunca hechos por un extranjero sobre otro país: El laberinto español”.
El interés por España varió en Gran Bretaña a medida que los acontecimientos culturales y políticos fueron modificando la presencia internacional de nuestro país. El presidente de los hispanistas angloirlandeses, lan Michael, decía en un reciente congreso que éste era un buen momento para celebrar la amistad hispano-inglesa, “porque ahora la importancia cultural de España en el mundo conoce una consolidación que razones históricas han hecho a veces palidecer”. Desde los tiempos de Felipe II de España y la reina Isabel de Inglaterra, nadie diría que la antigua rivalidad que separaba a las dos naciones acabaría en un abrazo incluso aéreo. No en vano España se afianza también como destino del turismo británico más exclusivo que visitan y eligen nuestro país para pasar sus últimos días, convirtiendo la idea de una España del sol, vino y toros en la visión de una España cultural, de grandes monumentos, rutas históricas y museos.
Y, al contrario. En la mítica “City” londinense se ha roto el conjuro que pesaba sobre nuestro país. Los españoles, que siempre llegaron empujados por el hambre y la política, han estado dando paso a una nueva generación de gente muy formada, abierta y competente que, como no había ocurrido antes, está dispuesta a demostrar nuevos valores. En bancos, en consultorías, en instituciones culturales, en la hostelería, en bufetes de abogadoso, en grupos inmobiliarios. No resulta difícil encontrar españoles ocupando puestos de responsabilidad en estos sectores. Algunos de ellos no alcanzan la treintena y ya ocupan puestos de confianza en los principales bancos y empresas de la “City”. Economistas, consultores, arquitectos, médicos y profesores, entre otros gremios, han desterrando el estereotipo del “españolito” que marchaba a aprender el idioma y trabajaba por un sueldo mínimo en hostelería. Todos coinciden en los motivos laborales que les condujeron hasta la capital británica: los sueldos, la diversidad y las oportunidades.
Instrucciones para comprender (por fin) a los británicos
El fish and chips, el gentleman, el tweed, las cabinas de teléfono, God save the Queen, Shakespeare, Churchill, Sherlock Holmes, el Rolls Royce, The Beatles, Lady Di e incluso la salsa Worcestershire. La lista podría ser interminable porque si algo tiene lo británico es su capacidad para crear iconos culturales y despetar amor y odio a un mismo tiempo. Lo british siempre ha sido admirado pero también tachado de raro. Una historia, en definitiva, de filias y fobias. Y esa es precisamente una de sus principales características: la contradicción.
Todas ellas las recogió en un extenso manual el periodista Ignacio Peyró. “Diccionario sentimental de la cultura inglesa” (Fórcola Ediciones) recopila en forma de pequeños ensayos casi 400 términos que definen la idiosincrasia inglesa. Una curiosa y amena enciclopedia a la que recurrir en forma de consulta que pretende ser "un elogio de Inglaterra y una reivindicación de lo mejor de su herencia", un viaje a través de mitos y paradojas del país más conservador y monárquico, tradicional y pragmático, admirado y recalcitrantemente esnob. De ella entresacamos los siguientes “tópicos” británicos:
- Anglofilia. Escribe John Lukacs, un historiador anglo-húngaro, que la anglofilia ha sido un fenómeno sin igual en la historia de la humanidad por ser “más social y civilizacional que político”. Desde Voltaire hasta Churchill, el pasmo del mundo por Inglaterra es fácil de trazar y –como dice Lukacs- nacerá de la política para después ir abarcando las formas más diversas de la sociabilidad, las costumbres y el tipo humano ideal. Gran Bretaña, de izquierda a derecha, aparece como modelo de buen gobierno y sociedad que progresa. En el continente, causaba admiración la aparente solidez de las instituciones británicas y su poderío, junto a las nociones de libertad y tolerancia que regían la vida británica. En paralelo, al preguntarse por ese secreto inglés –un país sin las sacudidas políticas del continente-, los europeos, como también comenta Barzini, no dejaron de importar esos otros usos y costumbres, del ideal gentlemanesco a la prensa libre o los clubs como instituciones de sociabilidad, cosas todas que, según intuían, tenían no poco que ver con ese éxito.
- Anglofobia: Los llamaron también “los chinos de Europa”. La anglofilia, desde sus primeros tiempos, despierta también una anglofobia que, en el caso de Francia, por ejemplo, era una tradición de enorme arraigo. Junto a ello, la seducción snob de lo inglés y la figura del anglómano continental no dejaron de ridiculizar la causa. Sin embargo, buena parte de los anglófobos –de Napoleón al III Reich o el Kaiser Guillermo- han sido, inopinadamente, los mejores propagandistas de Inglaterra. El temor y la prevención ante Inglaterra perviven hasta después de la Segunda Guerra Mundial en el continente, cuando hay temor a que Reino Unido patrimonialice el proyecto europeo, cosa que –sin embargo, y quizá con desacierto- estaba muy lejos de la intención de los británicos. Es verdad que Inglaterra no es fácil de comprender. No es sólo porque conduzcan al revés o porque tomen la cerveza tibia. No es, siquiera, excentricidad o rareza: es, más bien, la percepción de que Inglaterra, en sí, es pura paradoja. Podríamos seguir indefinidamente con esas contradicciones para concluir, con Casanova, que “su estilo de vida no se parece al de ningún otro pueblo”. Equilibrar esas contradicciones les hizo los grandes maestros de la política.
- 'El Temerario', de Turner. Fue elegido en 2005 el cuadro favorito de los ingleses. Se trata de un óleo sobre tela que mide 91 centímetros de alto por 122 centímetros de ancho. Actualmente se conserva en la National Gallery de Londres (Reino Unido). La pintura representa una escena de la que el propio Turner fue testigo en 1838: el destino final del HMS Temeraire, en el momento en el que fue remolcado desde la base de la flota, Sheerness, en la desembocadura del Támesis, hasta su destino final: el desguace. Es una obra extraña, fascinantemente romántica y repleta de significado. Bajo la superficie se encuentra una nostálgica reflexión sobre ese buque tan antiguo y chatarrero, de como los días de gloria ya han pasado y el que fuera uno de los mayores símbolos del poder de la Marina Real Británica, navega rumbo a su muerte: los astilleros de la flota, donde será desarmado. El ocaso del sol coincidiendo con el ocaso del navío... El cuadro también sugiere una reflexión sobre la suplantación de la vejez por la juventud, asícomo el enfrentamiento de valores entre la modernidad de la máquina de vapor (rápida, técnica, eficaz... pero sin gloria) y la tradición ya pasada de la navegación a vela (grande, gloriosa, hermosa, noble), que representada en el cuadro por el Temeraire se ve humillantemente remolcada hacia la muerte por una máquina de vapor.
-Monarquía. Ahondando en esas paradojas, quizás la que más nos llame la atención es pulso liberal y su fervor monárquico. ¿Cómo se conjugan ambas? Lo que llama la atención a los primeros anglófilos, como Voltaire, es que Inglaterra ha sido “la única nación en la tierra que ha tenido éxito a la hora de controlar el poder de los reyes” y “establecer un sistema sabio de gobierno en el que el príncipe, todopoderoso para el bien, tiene las manos atadas para el mal”. Llegar a ese punto costó guerras, revoluciones, reyes ejecutados, parlamentos diezmados y demás. Esa es la gran epopeya de la democracia inglesa. Pero estaba en su misma esencia: desde tiempos medievales, los usos constitucionales del país exigen del soberano su sumisión a la ley, pieza clave en los equilibrios de un “gobierno mixto”, apoyado en la Corona, la nobleza y el demos. Una vez se anula el poder efectivo de los reyes, tan sólo queda su condición simbólica como encarnación de una dignidad del Estado. Es la creación de la monarquía parlamentaria, con la corona como “luz por encima de la política”, y capaz de ser de todos porque no puede patrimonializarla nadie. Eso pervive hasta hoy. En definitiva, el secreto de los ingleses es que pueden amar a sus reyes, porque han hecho imposible que estos se hagan odiosos.
- Creadores de iconos. Lo dijo hace muy poco Cameron, al resaltar las ventajas del Reino Unido para los escoceses: Gran Bretaña era el “súperpoder del poder blando”. Su cultura se globalizó muy pronto: por lengua, por prestigio y por la mera extensión del Imperio. Esas son ventajas que a su modo se hacen sentir hasta hoy. “Supongo –dice el autor– que detrás de ese éxito cultural está también algo muy propio del temperamento inglés –algo muy narrativo-, las artes del saber contar, de Sherlock Holmes a Harry Potter y de Dickens a James Bond. Esto no es casual, claro, sino fruto de siglos de educación en la literacy”. Del mismo modo, también se da cierta sentimentalidad característica, apreciable en todo lo que va de la literatura infantil victoriana al pop del siglo XX.
- Y para un español, el de “exiliados” puede tener una llegada sentimental importante. Hace tiempo que lo british dejo de serlo, unos consumistas globales que han cambiado la sidra por el Rioja y la cerveza negra por la lager continental, por si sirve de ejemplo mi experiencia en los pueblos de la campiña britanica, ultimo bastión de los britanicos de toda la vida que han venido a jubilarse en el apacible condado de Dorset quintaesencia de lo british en estado puro. “Hace unos años una pareja britanica que se ha jubilado en Dorchester y que por trabajo han recorrido medio mundo me comentaban con entusiamo su fascinación por el Madrid del siglo XXI y el empuje español, lejos de ese desprecio singular que los medios londinenses tienen por el sur, pero eso es otra historia”, afirma Ignacio Peyró en su libro.
Exiliados españoles: cita en Londres
Inglaterra ha sido tradicionalmente territorio de acogida para los españoles de ideas liberales. De Espartero a Espronceda, de Blanco White a Luis Cernuda, el flujo de vencidos de la Guerra Civil española es para nosotros el más próximo. Si Francia tuvo su Revolución para dejar atrás el oscurantismo, España ha tenido por varios siglos su intento de revolución en la heterodoxia. Pero los heterodoxos españoles han acabado en el exilio. Y como dijo Chaves Nogales en esta situación, "el exiliado, el sin patria, es en todas partes un huésped indeseable que tiene que hacerse perdonar a fuerza de humildad y servidumbre su existencia". Pero completaba: "De cualquier modo, soporto mejor la servidumbre en tierra ajena que en mi propia casa".
¿Da el exiliado lo mejor de sí mismo en la patria de acogida? La obra ingente de grandes exiliados nos hace pensar que sí. Arturo Barea escribe en 1942 a Chaves pidiéndole trabajo. También Cernuda pasó por la agencia de Chaves, la Atlantic Pacific, en Londres, en busca de ayuda. En Londres y a pesar de ser una ciudad en guerra en los años en que allí se refugiaron Barea y Chaves, ambos vivieron muy fructíferas situaciones laborales, con el recuerdo siempre de la patria perdida. "Dolor agudo al que no llego a acostumbrarme". Así califica su situación de exiliado Barea, comentarista de la BBC, en una entrevista concedida durante una gira por Argentina, Chile y Uruguay en 1956. En Argentina se había publicado en 1951 por primera vez en castellano “La forja de un rebelde”, la obra que no vio la luz en España hasta 1978.
Por parte de Chaves, la información transmitida desde su agencia de prensa a los diarios americanos (de norte a sur, de EEUU a Chile, a través de colaboraciones suyas o de otros exiliados, no sólo españoles, residentes en Inglaterra), llevaba siempre el mensaje de defensa del mundo libre. Hasta Nueva Zelanda llegaron noticias de la Guerra Civil española en el diario Weekly News, con la publicación de los episodios de “A sangre y fuego”; en tanto, en España el régimen de Franco se acordaba de los exiliados para vituperarlos o perseguirlos. En el caso de Chaves, condenándolo a inhabilitación absoluta perpetua a través del Tribunal para la Represión de la Masonería y el Comunismo. En el caso de Barea, las autoridades franquistas pretendieron desprestigiarlo llamándole "el inglés Arturo Beria", en referencia al jefe de seguridad de Stalin.
En un artículo publicado en 2011, Antonio Muñoz Molina daba noticia de la iniciativa emprendida por un grupo de intelectuales (el propio Antonio Muñoz Molina, Javier Marías, Michael Eaude, Paul Preston, Valentina y Eugenio Vargas Fernández, Elvira Lindo, Santos Juliá, Nigel Townson, Sebastian Balfour, Jeremy Treglown, Giles Tremlett, Charles Powell, Edwin Williamson, Michael Reid, Paloma García-Bellido, Adrian Bell, Emilio Lamo de Espinosa, Gabriel Jackson y William Cheslett) para adecentar el aspecto externo del lugar donde reposan los restos del escritor español Arturo Barea, fallecido en el exilio. Y aludía el escritor al similar destino que tuvo Chaves Nogales, también fallecido en Londres en parecidas circunstancias.
A partir de aquella iniciativa privada, el Reino Unido, a través del Instituto Cervantes en Londres, quiso agradecer la gran labor que estos intelectuales españoles realizaron durante el tiempo que permanecieron en el país y organizó en 2011 una serie de actos encaminados a esclarecer los Exilios españoles y dar a conocer su actividad, así como su contribución a la defensa de los ideales democráticos y a la lucha junto a los Aliados y frente a las potencias del Eje. Porque ambos periodistas, Barea y Chaves, realizaron una ingente labor para difundir los ideales democráticos a través de los altavoces que la Gran Bretaña les facilitó: por parte de Barea, las casi novecientas alocuciones a través de la BBC; por parte de Chaves, los trabajos aparecidos en periódicos de América Latina; en cuanto a Cernuda, por su inmenso trabajo poético.
Hispanistas británicos
Vergüenza, depresión, desolación, miedo al futuro, culpas a David Cameron por su error de cálculo y a los partidarios de la salida de la Unión Europea por mentir deliberadamente… Hispanistas, artistas, comunicadores que guardan estrechos lazos entre España y el Reino Unido, han mostrado su desolación ante la decisión tomada por los ciudadanos británicos. El Brexit espanta y provoca un tremendo rechazo ante un futuro de aislacionismo consciente que temen pueda contagiarse. Hispanistas británicos como Paul Preston, Henry Kamel, Ian Gibson o Rober Woodwin han lamentado la victoria del "brexit" en el referéndum de Reino Unido, a la que han califican de "desastre" para todos los países de la Unión Europea, y alertado de que traerá consecuencias todavía inciertas.
- Paul Preston. El historiador e hispanista Paul Preston se ha mostrado "totalmente disgustado" por el resultado del referéndum celebrado en Reino Unido, El escritor y gran experto en la Guerra Civil española ha lamentado la "increíble irresponsabilidad" del primer ministro, David Cameron, que ha anunciado que dejará el número 10 de Downing Street en octubre. Se trata, a su juicio, de una situación "alucinante" en la que "faltan palabras" y que "seguro" acarreará consecuencias para todos, que aún "quedan por ver" y que estarán determinadas por la reacción de Bruselas. La mayoría de los territorios han votado salir de la UE "no porque estuviesen pensando en la Unión", sino porque votaban "contra la austeridad, el gobierno conservador y los inmigrantes". Es decir, "algo que no tiene que ver con el referéndum ni con las consecuencias".
- Henry Camen. Argumentos en los que ha coincidido con el historiador británico Henry Kamen, quien ha tildado de "desastre" el resultado del referéndum, cuyo debate, ha dicho," no se ha centrado en temas importantes, como la economía y otros factores de la vida pública, sino que se ha centrado en la inmigración". Y, según el autor de "Los desastres. España, la huella del exilio" o "La sociedad europea, 1500-1700", los británicos han votado "teniendo en cuenta la inmigración" y no han hecho caso de "los avisos de aquellos que están más informados". "Nadie sabe adónde vamos y la situación es un caos", ha aseverado el hispanista y ha subrayado que se ha creado una "división muy fuerte" entre los británicos.
- Ian Gibson. Por su parte, el hispanista de origen irlandés Ian Gibson, que reside en España desde hace años, se ha mostrado "triste y dolorido", ya que es "europeísta convencido" y ha precisado que Europa sin Gran Bretaña "no será la misma". En su opinión, parte de los británicos siguen considerando a Reino Unido un imperio y, aunque ya no lo es, "no se han adaptado a la situación europeísta". Gibson ha augurado unas consecuencias "terribles" que serán "un desastre" y ha vaticinado que "se avecinan dos años de duras negociaciones que todavía no se pueden prever". También ha añadido que el "brexit" contribuirá a forjar un Reino Unido "cada vez más insular" y ha remarcado que "puede otorgar más fuerza a los nacionalismos europeos en su búsqueda por la independencia". A su juicio, la mayoritaria opción de abandonar la UE es fruto de una falta de interés por parte de la sociedad británica, "especialmente de los jóvenes" y es síntoma de la "falta de cultura de millones de personas", ha añadido.
- Robert Woodwin. Por su parte, el historiador británico Robert Woodwin, nacido en Londres, ha achacado la victoria del "brexit" a una votación "brutalmente clasista", en la que la inmigración ha sido "el eje fundamental" que ha inclinado la balanza a favor de la salida de la UE. "Tenemos que aprender la lección que la xenofobia ha generado", ha alertado el escritor londinense, autor de "España. Centro del mundo 1519-1682)". "Si Gran Bretaña acaba fuera del mercado único se convertiría en un gran problema para Europa y para los británicos porque volverían a los años 70", ha dicho. Por ello, no cree que este resultado contagie a que otros países, con importantes fuerzas euroescépticas, también se lancen a solicitar su referéndum. "Cuando vean lo que empieza a pasar aquí se asustarán", ha advertido el hispanista que, disgustado con la decisión de los británicos, podría estar planteándose un nuevo destino para vivir, ha comentado.
- Norman Foster y Elena Ochoa. Vergüenza en la cultura por el ‘Brexit’. El arquitecto Norman Foster se quejaba: "Esta mañana me siento tan europeo como ayer. Estas no son buenas noticias para el Reino Unido, ni para el proyecto europeo. De todas formas, resulta muy pronto para aventurar predicciones. Vivimos tiempos verdaderamente inciertos y la única manera de superarlos reside en continuar trabajando, incluso con más ahínco, para construir puentes y no muros". Su esposa Elena Foster, editora, divulgadora y mecenas. "Para el Reino Unido, abandonar la Unión Europea después de 43 años, representa una decisión con enormes consecuencias: no sólo es la ruptura con Europa, sino también posiblemente del propio Reino Unido. Se puede intuir en la presentación de Nicola Sturgeon, con su propuesta de considerar un segundo referéndum por la independencia en Escocia. La decisión puede precipitar otras salidas de la UE, el crecimiento y las inversiones serán mucho más lentas, al igual que la circulación libre de personas.... Mientras, los puentes de colaboración y solidaridad entre culturas y sus gentes serán más difíciles de mantener... El horizonte se aclara con esta decisión para individuos como Donald Trump, Marine Le Pen y demás movimientos nacionalistas, dentro y fuera Europa".
- Michael Robinson, comunicador y ex futbolista hispano-británico. "Siento vergüenza. Alrededor del 70% de los jóvenes estaban a favor de quedarse y un tanto por ciento similar en los mayores de 65 de irse. Por tanto hemos visto cómo los abuelos han arruinado el futuro de sus nietos. Esta es la cruel verdad. Con este alarde de democracia, Cameron ha puesto en grave peligro el futuro del Reino Unido. Los europeos de a pie no entendemos bien la complejidad de la Unión Europea. Me produce más tranquilidad, por tanto que estas decisiones queden en manos de los gobiernos y los parlamentos. Temo que se produzca un efecto dominó y daños irreversibles en otros países. Yo creo en el sueño europeo. Soy Europeo. No reconozco al país en que nací y me crié. Tampoco creo que se haya convertido en un lugar xenófobo, sino que ha sufrido una sobredosis de malentendido patriotismo. Llevábamos con orgullo el haber salvado dos veces al continente de la catástrofe y ahora tendremos que educar a nuestros hijos diciéndoles que hemos dado la espalda a Europa. Yo no recuerdo un Reino Unido insolidario, pero ahora siento una tremenda vergüenza".
- Andrew Keen, periodista y escritor. "Es equivocado preguntarse cómo responde la 'Cultura británica' al Brexit. No hay una 'Cultura británica' ni mucho menos una inglesa. Como londinense que vive en California, no siento ningún tipo de lealtad hacia Inglaterra o los ingleses, menos aún después de este voto ridículo. Mi objetivo ahora es mantener mi propia pertenencia personal a la UE. ¿Puedo hacerme ciudadano español?".
- Paul Laverty, guionista habitual de Ken Loach. "Es un momento peligroso. Mucha gente ha sido manipulada y no se da cuenta de que quienes han ganado han sido las grandes empresas, y quienes pierden son los empleados. Algo que alegra a Marine Le Pen y la ultraderecha polaca no puede ser una buena noticia. Me asusta cómo la parte más radical y populista del Partido Conservador ha tomado el control de ese partido y ha usado el miedo y la inmigración como arma electoral, destrozando comunidades con su radicalidad. Habrá más privatizaciones, desregulaciones y sufrirá mucho el medio ambiente que será desprotegido en aras del beneficio económico. Todo esto se resume en una gran decepción. Y a la vez es un gran reto para la izquierda, tanto en Reino Unido como en Europa, porque esta salida es tan dolorosa para unos y para otros. Vamos a sufrir mucho tiempo. Y me duele mucho el uso de los refugiados para crear miedos en la gente corriente. A esto nos ha conducido el neolberalismo".
300 artistas e intelectuales británicos en contra
La campaña Britain Stronger in Europe, que apadrina e impulsa Cameron, ya cuenta con su «zeja». Casi 300 artistas e intelectuales británicos han firmado una carta contra el Brexit. «Desde pequeñas galerías a grandes taquillazo, muchos de nosotros hemos trabajado en proyectos que no habrían ocurrido sin la financiación de la UE o la cooperación más allá de las fronteras», dice el manifiesto. Creen que el portazo a Europa castigaría a la industria creativa británica, que según datos del Gobierno da empleo a 2,2 millones de personas.
El manifiesto pro europeo recuerda que «Gran Bretaña no solo es más fuerte en Europa, sino que es también más imaginativa y creativa y nuestro éxito global se vería debilitado si nos fuésemos». Entre los firmantes, un gran ramillete de nombres populares en Inglaterra, como el actor favorito del momento, Benedict Cumberbatch, el protagonista de «Sherlock», los veteranos sir John Hurt y sir Derek Jacobi, Jude Law y las actrices Keira Knightley y Helena Boham-Carter, entre otras. Entre los directores de cine destaca Danny Boyle, el encargado de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Londres; y entre los músicos, Paloma Faith. También hay escritores, como John Le Carré, el maestro de las novelas de espías; arquitectos como Richard Rogers, el padre de la T4 de Madrid; y artistas plásticos como Tracey Emin. La abuela del punk, la diseñadora Vivienne Westwood, que en el referéndum de Escocia apoyó en medio de gran controversia la ruptura del Reino Unido, ahora apoya la permanencia en la UE.
Con el recurso a los rostros populares, Cameron trata de restar la antipatía que suscita entre algunos votantes su apelación constante al miedo económico. Tanto ha insistido el primer ministro en los riesgos para el bolsillo de salir de la UE, que él mismo bromeó al respecto en la Cámara de los Comunes diciendo que en su próximo discurso sobre Europa hablará de «una plaga de langostas» si llega el Brexit.
Aportaciones inglesas
Debido a que Inglaterra fue la cuna de la Modernidad, prácticamente en cualquier colectivo hay situaciones y personajes destacables que han trascendido de forma global. El liberalismo, la Revolución burguesa y el sistema parlamentario inglés fueron base del Estado moderno. Gracias al colonialismo inglés, las versiones modernas de deportes como el tenis, box y futbol se volvieron mundialmente populares, además del criquet y el rugby, que aún se siguen practicando de forma masiva en países de la Commonwealth. En el siglo XX, han sido icónicas las aportaciones que han realizado el arte y la imaginación inglesa a la cultura pop mundial.
- Idioma inglés. La lengua inglesa se extendió por el mundo gracias a la influencia económica, militar, política, científica, cultural de la Gran Bretaña desde el siglo XVIII. En el siglo XX, debido al posicionamiento de los Estados Unidos de América como la principal potencia del orbe, el idioma inglés ha sido ampliamente difundido por todo el mundo, llegando a ser el idioma principal del discurso internacional.
- Los piratas ingleses. El corsario inglés fue una clase social especializada en el robo marítimo, en el saqueo de ciudades, puertos y mercancías. Los corsarios disfrutaban de lo que se llama patente de corso: un tipo de licencia para robar y saquear» con la autorización explícita del rey u otro gobernante. Fue Enrique VIII el primer monarca que expidió las patentes de corso. Más adelante, en la época de la reina Isabel I, la piratería se transformaría en una empresaria marítima, otorgando las patentes a cambio de parte del botín conseguido. En Inglaterra existen monumentos levantados a algunos corsarios, considerados como héroes. El más famoso es Francis Drake, insigne almirante, honrado en agradecimiento por sus servicios prestados a la reina y elevado a la categoría de sir.
- William Shakespeare. William Shakespeare (Reino Unido 1564-1616.) fue un dramaturgo, poeta y actor inglés. Conocido en ocasiones como el Bardo de Avon, Shakespeare es considerado el escritor más importante en lengua inglesa y uno de los más célebres de la literatura universal. Las obras de Shakespeare han sido traducidas a las principales lenguas y sus piezas dramáticas continúan representándose por todo el mundo. Además, muchas citas y aforismos de sus obras han pasado a formar parte del uso cotidiano, tanto en el inglés como en otros idiomas.
- John Locke y el Liberalismo moderno. John Locke (Wrington, 1632- Essex 1704) fue un pensador inglés considerado el padre del Liberalismo moderno. El Liberalismo moderno propone que la soberanía emana del pueblo; que la propiedad, la vida, la libertad y el derecho a la felicidad son derechos naturales de los hombres, anteriores a la constitución de la sociedad. El Estado tiene como misión principal proteger esos derechos, así como las libertades individuales de los ciudadanos. La autoridad del Estado se sostiene en los principios de soberanía popular y legalidad.
- Isaac Newton. Sir Isaac Newton (Gran Bretaña 1642-1727) fue un físico, filósofo, teólogo, inventor, alquimista y matemático inglés, autor de los “Philosophiae naturalis principia mathematica”, más conocidos como los “Principia”, donde describió la ley de la gravitación universal y estableció las bases de la mecánica clásica mediante las leyes que llevan su nombre. Newton fue el primero en demostrar que las leyes naturales que gobiernan el movimiento en la Tierra y las que gobiernan el movimiento de los cuerpos celestes son las mismas.
- Tenis moderno. El inventor oficial del tenis moderno es el Comandante británico Walter Clopton Wingfield quien, en 1874, definió las primeras reglas sobre la base de las del badminton, con unas dimensiones de la pista mayores que las actuales, una mayor altura de la red y un sistema de puntuación distinto del actual. El primer campeonato masculino de tenis se jugó en el All-England lawn Tennis and Croquet Club de Wimbledon en 1877 y ya incluía la mayor parte de las normas de base del tenis actual.
- Box moderno. La palabra "boxing" ya era utilizada en Inglaterra en el siglo XVI para referirse a una riña de puños. En el siglo XVIII el boxeo se convirtió en una práctica deportiva de gran difusión en Gran Bretaña y sus colonias. Durante dos siglos los combates se realizaron a puño limpio y sin límite de tiempo, con el fin de organizar espectáculos de apuestas, conformando una práctica muy violenta.
- Máquina de vapor. El motor o máquina de vapor se utilizó extensamente durante la Revolución Industrial, de fines del siglo XVIII y hasta casi mediados del siglo XIX, en cuyo desarrollo tuvo un papel relevante para mover máquinas y aparatos tan diversos como bombas, locomotoras, motores marinos. La primera máquina se construyó en Kinneil, Inglaterra, en 1774. A partir de entonces, la historia de la máquina de vapor será la de la firma Boulton & Watt, y casi todas las mejoras que se introdujeron fueron obra del propio inventor James Watt; entre otras, la expansión del vapor, la máquina de doble efecto, etc.
- Futbol. Las reglas actuales del futbol (del inglés británico football), están basadas en los esfuerzos de mediados del siglo XIX para estandarizar las muy diversas variantes de fútbol que jugaban las escuelas públicas de Inglaterra. La versión moderna del futbol fue creada en Inglaterra tras la formación de la Football Association, cuyas reglas de 1863 son la base del deporte en la actualidad. El primer partido de fútbol internacional tuvo lugar en 1872 entre Escocia e Inglaterra en Glasgow y la primera liga de fútbol del mundo también se organizó en Inglaterra y fue fundada en 1888 por el director del Aston Villa, William McGregor.
- The Beatles. The Beatles fue una banda de rock inglesa activa durante la década de 1960, y reconocida como la más comercialmente exitosa y críticamente aclamada en la historia de la música popular. Formada en Liverpool, estuvo constituida desde 1962 por John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr. Cuatro décadas después de su separación, la música que crearon continúa siendo popular. Se mantienen como el grupo con más números uno en las listas británicas, situando más álbumes en esta posición que cualquier otra agrupación musical. En 2008, la revista Billboard publicó una lista de los artistas más exitosos de todos los tiempos y The Beatles fueron colocados en el número uno.
- Stephen Hawking. Stephen William Hawking (Oxford, 8 de enero de 1942) es un físico, cosmólogo y divulgador científico británico. Hawking ha trabajado en las leyes básicas que gobiernan el universo. Demostró que la Teoría General de la Relatividad de Einstein implica que el espacio y el tiempo han de tener un principio en el Big Bang y un final dentro de agujeros negros. Entre las numerosas distinciones que le han sido concedidas, Hawking ha sido honrado con doce doctorados honoris causa y ha sido galardonado con la Orden del Imperio Británico (grado CBE) en 1982, con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 1989, con la Medalla Copley en 2006 y con la Medalla de la Libertad en 2009.
- Harry Potter y J. K. Rowling. Harry Potter es una serie de siete novelas fantásticas escrita por la autora británica J. K. Rowling, en la que se describen las aventuras del joven aprendiz de mago Harry Potter y sus amigos Hermione Granger y Ron Weasley, durante los siete años que pasan en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Desde el lanzamiento de la primera novela, El éxito de las novelas ha hecho de la marca Harry Potter una de las más exitosas del mundo, con un valor de US$15 000 millones, y a Rowling la primera escritora de la historia en alcanzar US$1000 millones en concepto de ganancias gracias a su trabajo.
Las vacaciones en España
Puede ser el último verano del 'todo bajo el sol' en España para miles de británicos que “penarán” los privilegios europeos: de las vacaciones baratas a pleno sol en España, a la potencia y el estatus de los coches alemanes; de la fiabilidad de los albañiles polacos, a la simplicidad de los muebles suecos; del despertar con el café italiano a las tardes con vino francés, por no hablar del espectáculo garantizado con los futbolistas en la Premier. A todos esos pecados europeos pueden ir empezando a renunciar los británicos tras la tormenta del Brexit, que amenaza con romper sus lazos económicos, culturales y vitales con el Viejo Continente.
La historia de amor entre los turistas británicos y España arrancó en 1957, cuando la British European Airways inauguró su ruta Londres-Valencia y se forjó el mito de la Costa Blanca, sustituido por el de la Costa del Sol al entrar en la Comunidad Económica Europea. "Nos divorciaremos de Europa, pero seguiremos manteniendo nuestro romance con España", vaticina Russell Cherry, concejal del Partido de la Independencia del Reino Unido (Ukip), que todos los años va de vacaciones a Torrevieja. Ahí le duele a Cherry y a los más de 12 millones de británicos que todos los años viajan a España y representan una cuarta parte de nuestra tarta turística. El romance se puede trocar en desamor...Oprimidos por la nubosidad invariable de sus cielos, los británicos tienen una necesidad casi vital de buscar el sol cada dos meses. Pero a partir de ahora les será más difícil, porque la caída de la libra ha puesto fin a las vacaciones baratas y porque la era de los vuelos low cost puede pasar a la historia con el Brexit, como advirtió la CEO de easyJet Carolyn McCall y ha confirmado Michael O'Leary, de Ryanair. De los 20 destinos predilectos de los británicos este verano, ocho estaban en España, con Mallorca y Tenerife a la cabeza. Las reservas estaban hechas antes del Brexit, de modo que este puede ser el último verano del “todo bajo el sol” para miles de británicos, que también tienen Grecia, Portugal e Italia entre sus destinos predilectos.
Y para los españoles, Londres se difumina más entre esta niebla histórica que amenaza con convertirse en oscuridad. Claro que siempre nos quedará París.