Los españoles recuperan la riqueza perdida en la crisis sin taponar la brecha social

El Banco de España informa de que los activos financieros de los hogares superan el billón de euros mientras Unicef incluye al país en los rankings de mayor pobreza. El 1% más rico en España acumula el 8% de todas las rentas, según la OCDE.

Las familias españolas acumulan de nuevo tanta riqueza en conjunto como la que atesoraban antes de la crisis; concretamente en uno de los años del “boom” inmobiliario: el 2006. Según ha informado el Banco de España, la diferencia entre ahorros y préstamos concedidos se sitúo en 1,044 billones de euros.

Este repunte viene dado por dos factores: el crecimiento del ahorro a ritmo de doble dígito desde hace dos años –penalizando al consumo— y la contracción del crédito, que alcanza prácticamente el lustro. En un segundo grado contribuye a la mejora el buen comportamiento de ciertos productos de inversión, como la renta variable, que ha ayudado a que crezca el volumen de activos.

Ello explica que, a pesar de la recuperación contabilizada, España siga hundiéndose en los rankings de pobreza que elaboran organismos como Unicef. Por ejemplo, aproximadamente el 20% de los niños vive en hogares que disponen de unos ingresos un 50% por debajo de la renta media, lo que representa unos 14.000 euros anuales para una familia de cuatro miembros.

La brecha de pobreza infantil ha aumentado más del 30% en diez años, según el organismo internacional, por lo que la economía española se mostró incapaz, con los niveles de riqueza hoy recuperados, de amortiguar tasas como la descrita, sólo superada por países como Letonia y Rumania.

En concreto, la riqueza financiera de las familias creció el pasado ejercicio el 25,6%, ya que al término de 2012 alcanzó los 831.473 millones de euros. Los activos financieros de los hogares españoles (es decir, dinero en efectivo, acciones, depósitos y valores en renta) se elevan al concluir 2013 a 1,891 billones de euros, el 9,1% más que un año antes y el valor más alto desde 2007.

Brecha social

Mientras tanto, la OCDE ha vuelto a sacudir uno de los temas calientes de la macroeconomía, la creciente desigualdad, que ha logrado colocarse como una preocupación internacional al menos en lo que a informes y discursos públicos se refiere, y publicó un estudio en el que certifica que el 1% de la población ha ido aumentando su cuota de beneficios globales en detrimento del 99% entre 1981 y 2012.

La tendencia es fácil de intuir a la vista de cómo han evolucionado los principales indicadores de brecha social en los últimos años, pero la foto país por país presenta unas diferencias notables: la organización advierte de que en EE UU, por ejemplo, ese 1% más pudiente ha más que duplicado su porción del pastel, del 8,2% al 19,3%, mientras que España, con este baremo, no sale mal parada, si bien también ha sufrido una regresión del reparto: el incremento ha sido del 7,5% al 8,2% en el mismo periodo.

“Este aumento es el resultado de que ese 1% de la cumbre ha capturado una cuota desproporcionada de todo el incremento de rentas de las últimas tres décadas”, señala en su estudio la organización que agrupa a las mayores economías del mundo, y pide a los estados que echen mano de los impuestos para solucionar este problema de distribución y subir la carga a los que más dinero ganan.

Alertas sobre la desigualdad

La OCDE ha realizado su análisis con los datos de uno de los autores más de moda en la literatura económica del momento, Thomas Piketty, cuya obra “Capital en el siglo XXI” estudia cómo ha aumentado la riqueza en manos de los mejor situados en más de una treintena de países. Aparte de EE UU, otros países donde la distribución ha resultado especialmente regresiva son Reino Unido (del 6,7% al 12,9%) y Canadá (del 8,1% al 12,2%).

La crisis frenó momentáneamente esa carrera ascendente que los ciudadanos más ricos del mundo han tenido a la hora de hacerse con las rentas, pero luego han recuperado el terreno perdido. “Durante los dos primeros años de la Gran Recesión el 1% más rico vio caer sus ingresos reales de forma significativa, un 3% en 2008 y un 6,6% en 2009 de media en nueve países de la OCDE de los que hay datos disponibles”, señala el estudio en referencia a Australia, Canadá, Dinamarca, Japón, Nueva Zelanda, Noruega, España, Suecia y EE UU. Sin embargo, a partir de 2010 los de mayores ingresos empezaron a recuperase en muchos países y sus rentas aumentaron un 4% de media, mientras que para el 90% de la población, como poco, se mantuvo estancado.

El aumento de la desigualdad antes de la crisis —y especialmente a raíz de esta— en los países más desarrollados ha ocupado también los trabajos del Fondo Monetario Internacional (FMI) en los últimos tiempos.

La OCDE alertó especialmente sobre lo poco repartido que había sido el aumento de las rentas desde 1975: el 47% del total de crecimiento fue apara a ese 1% de la cima en EE UU, el 37% en Canadá y un 20% en Australia y Reino Unido. En el caso español, ese 1% ha obtenido el 10% del crecimiento y el 10% más rico se ha hecho con el 20%.

España, mayor desigualdad.

Mientras, la presión fiscal sobre estas esferas sociales ha tendido a reducirse en los países analizados, lo que influye en la ineficacia del sistema tributario como redistribuidor de riqueza. Varios gobiernos han abolido impuestos sobre sucesiones y patrimonio (este último ha sido suprimido y recuperado en España a raíz de la crisis). La OCDE propone en este contexto que los gobiernos actúen eliminando las deducciones fiscales que demuestren haber beneficiado “desproporcionadamente” a los más pudientes, explorar vías para armonizar las tasas sobre la riqueza y el trabajo y evitar las maniobras legales de evasión fiscal que permite a las multinacionales pagar unos tributos inferiores a los que corresponderían por sus ingresos.

Las élites financieras han decidido esquilmar a la sociedad civil y a los poderes públicos con deuda y más deuda. La economía mundial, la eliminación de la Ley Glass Steagall y controles monetarios dio al sector financiero la libertad de especular con nuestro dinero. La corrupción, la codicia, la proliferación de los paraísos fiscales, las privatizaciones, la explotación, la inmigración incontrolada, el fraude, el blanqueo de dinero por los bancos con la ayuda de todos los gobiernos han contribuido a la transferencia de riqueza a la élite

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