Del 09 de junio al 13 de septiembre de 2015
La exposición Zurbarán: una nueva mirada ofrece a los visitantes del Museo un selecto recorrido por la producción del artista extremeño desde sus primeros encargos hasta las obras claves de su periodo de madurez; una nueva visión de uno de los pintores más importantes del Siglo de Oro español gracias a la presencia de lienzos inéditos o recuperados en los últimos años y que no han sido nunca expuestos en España.
Coetáneo de Velázquez, la visión realista y mística de su pintura y su peculiar manera de abordar los distintos temas lo han convertido en un pintor fundamental que ha sido reconocido por las corrientes pictóricas modernas. La muestra confronta su obra con la de sus mejores discípulos, reunidos en una de las salas, así como con la de su hijo, Juan de Zurbarán, representado por sus refinados bodegones. Obras de tema mitológico y retratos completan la amplia producción de temática religiosa a lo largo de las siete salas de la exposición, comisariada conjuntamente por Odile Delenda, Historiadora del Arte y especialista en el pintor, y Mar Borobia, Jefe de Pintura Antigua del Museo Thyssen-Bornemisza.
Conocemos a Zurbarán como el pintor de la penitencia, de los monjes y los santos -o como le llamo Guinard el "pintor de la vida monástica"-, del misticismo y del tenebrismo, Es su marca característica, pero esta exposición quiere ahondar en el Zurbarán más desconocido que va evolucionando hasta ser un "colorista excepcional", como destacó Odile Delenda, la mayor experta en Zurbarán y comisaria de la muestra además de autora del catálogo razonado del pintor.
"Fue un maestro del color", reiteró Mar Borobia, jefa del área de Pintura Antigua del museo y también comisaria de la exposición. Destacó su evolución de un estilo más líneal, escultórico y volumétrico hacia el juego con tonos más claros y paisajes, de su etapa madrileña, o con pinceladas más suaves y fondos más transparentes de su última etapa.
Desde que en 1988 el Museo del Prado y en 1998 en Sevilla con motivo del IV Centenario de su nacimiento se dedicaran dos muestras a Zurbarán, no había habido una gran exposición dedicada a uno de los grandes maestros del Siglo de Oro. Esta muestra, organizada de forma cronológica y que se ha centrado en obra autógrafa, tiene su principal atractivo en las ocho nuevas atribuciones que han aparecido desde entonces. Entre ellas, la Aparición de la Virgen a San Pedro Nolasco, perteneciente a una colección privada y que es uno de los cuadros que puede llegar a venderse junto a La Virgen niña dormida; Los desposorios místicos de santa Catalina de Alejandría, que es la última atribución hecha en 2012 por Delenda, quien ha constatado que coincide con la descripción que hizo en su testamento de los cuadros que había en su taller; un San Antonio de Padua, la Huída a Egipto, Cristo crucificado con San Juan, la Magdalena y la Virgen oSan Francisco rezando en una gruta.
San Serapio, un cuadro que no se veía desde hace medio siglo en España y es el más antiguo de la exposición (1628), es otro de los grandes lienzos más destacados y ha viajado desde Estados Unidos a mitad de restauración para exhibirse en Madrid. Otras imponentes obras de las 63 que reúne la exposición, 23 de las cuales viajan por primera vez a Madrid, son San Francisco de pie contemplando una calavera; Hércules desvía el curso del río o Cristo muerto en la cruz.
La exposición también cuenta con dos novedades más. Por un lado, las comisarias han querido detenerse en el obrador de Zurbarán, donde trabajaron "pintores excepcionales" como los hermanos Polanco, José Luis Zambrano, Bernabé de Ayala o el Maestro de Besançon. Mención aparte merece su hijo, Juan de Zurbarán, quien centra la sala dedicada al bodegón con siete de sus composiciones mirando de tú a tú a las de su padre, como son el Agnus Dei o Bodegón con cacharros. "La calidad de Juan es excepcional. Es otro pintor de primera categoría y muy conectado con su padre", resaltó Borobia, pero que vio truncada su carrera al morir de peste con 29 años.