Organizado por la Diputación Provincial de Cuenca y su presidente, Benjamín Prieto Valencia, un grupo de periodistas recorrimos durante dos días algunas de las maravillas patrimoniales de la provincia de Cuenca. Historia, arqueología y ocio al servicio de un turismo de calidad que no se queda solamente en las Casas Colgadas, su oferta museística, ni en la Semana de Música Religiosa de la ciudad castellano-manchega.
El Monasterio de Uclés
Nuestra primera visita fue para el Monasterio de Uclés, ubicado en la cúspide de un cerro, a cuyos pies, al este, se despliega la localidad de Uclés. El Monasterio forma parte de un gran conjunto de edificaciones construidas durante diferentes periodos históricos, iniciándose durante la dominación musulmana, alcanzando su plenitud como fortificación durante su posesión por parte de la Orden de Santiago, de la que eran su casa más importante, y adquiriendo su aspecto actual una vez terminada la Reconquista.
El cerro sobre el que se asienta el monasterio acogió ya en la antigüedad un castro celtíbero. Fueron, sin embargo, los musulmanes quienes construyeron una fortaleza con imponentes parapetos defensivos, algunos de los cuales se pueden observar aún hoy en día. Tras ser definitivamente conquistado por los cristianos, el rey Alfonso VIII cedió en 1174 el castillo a la Orden de Santiago, convirtiéndose en su casa matriz. Con el paso del tiempo, se fue constituyendo un intrincado conjunto de dependencias, en las que residían los miembros de la orden, que se unieron a la fortaleza y a la iglesia construida tras la conquista cristiana.
Tras el fin de la Reconquista, el conjunto de edificios sufrió una remodelación radical, que acabó con gran parte de los elementos defensivos del castillo y le dio el aspecto actual. No así con las murallas, que aún se conservan: una primera muralla protegía la antigua huerta, regada con las aguas del río Bedija; una segunda, actualmente en muy mal estado, deja aún entrever su disposición en forma de dientes de sierra.
La construcción del monasterio se inició el 7 de mayo de 1529, durante el reinado de Carlos I (la corona había adquirido en el siglo XV el maestrazgo de la orden), comenzando por el ala este, que es de estilo plateresco. Las trazas originales son de Enrique Egas. En el último cuarto del siglo XVI comenzó la construcción de la iglesia, de estilo herreriano. Avanzado el siglo XVII continuaron las obras del patio y de la escalera principal, al tiempo que se concluían las alas oeste y sur. La obra finalizó en 1735, bajo el reinado de Felipe V, elevándose un cuerpo la nave oriental y terminándose la portada principal, que es de estilo churrigueresco.
En 1836, con la desamortización de Mendizábal, la Orden de Santiago tuvo que abandonar el edificio. A principios del siglo XX se destinó el monasterio a colegio de segunda enseñanza, y más tarde a noviciado y colegio de agustinos, hasta que en 1936 fue saqueado y destrozado interiormente, instalándose luego en él un hospital provisional. Terminada la Guerra Civil, se dedicó a cárcel para presos políticos entre los años 1939 y 1943, en cuyo periodo murieron más de mil presos, fusilados o a causa de diversas enfermedades y fueron enterrados en una zona externa al monasterio, conocida como «La Tahona». Cerrada la prisión, fue restaurado y recibió en octubre de 1949 el seminario menor del obispado de Cuenca, con el nombre de Seminario Menor «Santiago Apóstol». El monasterio fue declarado Monumento Nacional el 3 de junio de 1931.
Ciudades romanas
Cuenca forma parte también de historia de Roma. Conquistó estas tierras el emperador Graco en el nombre de Roma en el año 179 a.C., y a partir de entonces la romanización dejó sus huellas más hermosas en Cuenca y su provincia. La evidente riqueza del suelo, y por tanto las sustanciosas posibilidades de explotación económica, fueron quizá el móvil primero que condujo al pueblo romano hasta ellas.
En la ciudad de Segóbriga, llamada por Plinio Caput Celtiberiae, los pasos llevan inevitablemente al viajero a remontar la calzada empedrada hasta las ruinas del teatro de Fedra o Anfiteatro y las Termas. Tras el puente que cruza el río Cigüela, se encuentran las canteras de donde salió la piedra que edifió la ciudad, y el santuario dedicado a la diosa Diana.
Merecen mencionarse la Basílica, construcción funeraria como acredita la necrópolis que la rodea, por sus grandes dimensiones y porque fue el primer monumento encontrado en Segóbriga y uno de los primeros descubrimientos arqueológicos de España. Tienen tres naves separadas por diez columnas a cada lado, un crucero y un ábside de planta de herradura muy cerrada.
El recinto de Valeria conserva vestigios de algunas casas romanas, y las casas colgadas o rupestres, apoyadas en la roca y con la hoz del río a sus pies, de construcción muy similar a las que han dado fama a Cuenca capital.
Lapis specularis
Torrejoncillo del Rey es un nuevo municipio creado a partir de agrupar lugares villa y aldeas. En él se encuentra un alto y en alto una leyenda que a su vez tiene entre las grietas de la tierra una importante mina. La leyenda habla de un tesoro y de los encantamientos de una princesa mora que le dan el nombre al cerro: La Mora Encantada. La mina que esconde el cerro en sus entrañasfue redescubierta en el año 1953 por un vecino del pueblo que, en busca de las presuntas riquezas de la leyenda, excavó uno de los pozos romanos hasta alcanzar el interior subterráneo.
La mina de la Mora Encantada es un yacimiento de yeso especular o selenítico en la que los romanos explotaron el famoso lapis specularis o cristal de la Hispania, un yeso transparente que en época romana se utilizaba como cristal de ventanas. Es uno de los cientos de minas descubiertas en esa zona. Cuenta con más de un kilómetro de galerías a más de 40 metros de profundidad. Cuenta con dos pozos de extracción y una entrada escalonada y tres zonas de las cuales la más profunda se inunda con frecuencia. En la actualidad la mina se puede visitar adentrándonos 2000 años en la historia, donde salas y galerías muestran las hullas de herramientas mineras junto a un entorno cristalino decorando las paredes y techos de esta espectacular boca de la tierra.
Ruta de los Dinosaurios
La localidad conquense de Fuentes será la primera parada de la futura «Ruta de los Dinosaurios» que la Diputación provincial de Cuenca quiere poner en marcha dentro del Plan de Mejora de Infraestructuras Turísticas (Plamit). En su término municipal fueron halladas más de 14.000 piezas gracias a unas obras del AVE en el año 2007, en lo que se convirtió en el yacimiento paleontológico de Lo Hueco, el más importante del Cretácico Superior en Europa Occidental.
Por ello, éste será el inicio de la ruta que pretender servir para potenciar el conocimiento paleontológico, el turismo en la zona y que este yacimiento, del que se extrajeron restos fósiles de vertebrados del Cretácico Superior, el tercer y último período de la Era Mesozoica, que duró unos 80 millones de años, no se «olvide», según destacó ayer el alcalde de Fuentes, Abel Mellado. Precisamente, el Consistorio de esta localidad, ubicada a pocos kilómetros de la capital, ha recibido 40.000 euros de la institución provincial. Una cantidad con la que se recrearán algunos de los dinosaurios encontrados en Lo Hueco y se expondrán en una zona al aire libre, pero también se creará un espacio expositivo sobre el yacimiento en el antiguo ayuntamiento, en su planta superior.
Fuentes será el inicio de un camino, una ruta que enlazará con Cañada del Hoyo como entrada al paisaje de las Torcas, en los Palancares y Tierra Muerta, y llegará al yacimiento de Las Hoyas, en La Cierva. El Plamit contempla para esta ruta una inversión global de casi 600.000 euros, según subrayó el presidente de la Diputación de Cuenca, Benjamín Prieto.
Finca La Estacada
Hay tierras cargadas de horizontes y de silencios, tierras duras y pobres, que son, por el contrario, un filón para la viña y el vino. Cuenca es el ejemplo. En el camino que nos lleva a sus tierras altas, dejando Tarancón a la espalda rumbo a la histórica ciudad, se levanta un pequeño templo del vino. No es un lugar de oración para rendir culto al dios Baco, sino una nueva bodega de nuestro tiempo y un spa que hace las delicias de los amantes de la enocultura.
La bodega se adapta a la viña que la circunda, integrándose en ella como el ‘château’ en el ‘cru’, al tiempo que se adapta al paisaje con su arquitectura de ladrillo mudéjar típicamente manchega. La edificación se abre al norte, dejando delante de la fachada un gran espacio ajardinado como un oasis de frescor y sosiego, que contrasta con el centelleo del acero de las tinas a cielo abierto, tal y como aparecen en las bodegas californianas.
Todo este paisaje de obra humana es fruto de la ilusión de la familia Cantarero Rodríguez, apellido curtido en diferentes aventuras vitivinícolas y con gran arraigo en estas tierras conquenses. La filosofía con la que han creado la bodega es la de apostar por revelar el perfil de calidad que poseen los vinos de estas tierras, sin que el consumidor tenga que pagar un precio más allá de lo razonable.
Información:
- Diputación Provincial de Cuenca. Calle de Aguirre, 1, 16001 Cuenca 969 17 71 77
- Finca La Estacada: Ctra. Nnal. 400 - Km 103 / 16400 Tarancón (Cuenca)
Tel: +34 969 32 71 88
Fax: +34 969 137 406
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