En los 80, las “lentejas de Mona Jiménez” se convirtieron en cita imprescindible para cuantos aspiraban a estar en la pomada política del momento. Ahora es Marilé Zaera, directora de MZ Comunicacióny experta en relaciones públicas, la que organiza “Los garbanzos de Marilé” en el que los líderes políticos, económicos y sociales tienen la oportunidad de hablar más, dialogar, explicar más y mejor lo que piensan y lo que hacen. Y siempre ante un plantel de reconocidos periodistas atentos y sensibles ante los sucesos que acontecen en la rua.
El cocido es uno de los platos más representativos de la cocina madrileña y ha sido siempre un buen motivo para la conversación y la sobremesa. La Plaza Mayor de Madrid cumple 400 años y sus tabernas y restaurantes han servido excelentes cocidos en torno a los cuales han dialogado polítivos, pintores, literatos e intelectuales en general. De entre ellos, Casa María es uno de los más emblemáticos. Aquí, con un cocido de Casa María en la mesa, “quiero convocar periodícamente –afirma la organizadora– a una figura del mundo de la cultura, la política, la empresa o la sociedad para dialogar con un grupo de acreditados periodistas. Sin censura, con preguntas y respuestas, con diálogo amable y constructivo. Hablaremos sobre los temas de actualidad que sean de interés para nuestros invitados y para la opinión pública en cada momento”. Un diálogo interesante y constructivo entorno a un cocido madrileño que toma el relevo de aquellas populares lentejas de Mona Jiménez, y que Marilé Zaera inauguró con éxito en septiembre acompañada de Antonio Miguel Carmona. Manuela Carmena, Begoña Villacís, Esperanza Aguirre, Iñaqui Gabilondo o el juez Baltasar Garzón serán algunos de los siguientes invitados a estas sobremesas que darán tantos titulares como anécdotas.
Garbanzos con Manula Carmena
La alcaldesa de Madrid comparte magdalenas e inglesitos con todos los miembros del arco político del consistorio para fomentar que la corporación municipal se conozca. Manuela Carmena lleva a las reuniones del Ayuntamiento de Madrid magdalenas e ‘inglesitos’ que prepara en casa. Y las comparte con toda la corporación –oposición incluida– que por ahora no pone peros a esta iniciativa tan peculiar de la actual cabeza visible de la Capital del Reino. Y por lo que contó en el transcurso de la comida en el restaurante Casa María son "una receta casera de toda la vida y cuyo 'secreto' para triunfar reside en que el relleno sea de calidad". De hecho, tuvo que explicar a los más profanos en qué consistía la receta. No todo los presentes estaban al tanto de esta 'delicatessen' que forma parte de las meriendas de las casas del madrileño barrio de Salamanca o similares.
"Los inglesitos son mediasnoches con forma redonda rellenos de lechuga, tomate y jamón de york. No es nada del otro mundo pero a mí me gusta llevarlos. Sirven para hacer un alto en las reuniones e 'invitan' a que la corporación se conozca”, explicó Carmena en el almuerzo organizado por Maril Zaera. Además de la cuestión culinaria, la alcaldesa no rehuyó ningún tema polémico e incluso reconoció que "Ana Botella ha hecho cosas bien" y que no sería ella "quien niegue el pan y la sal" a sus predecesores. Por otra parte, quiso aclarar que algunas de sus propuestas más sorprendentes. Como la tan traída y llevada limpieza de las calles a manos de los universitarios. "Aquello se sacó de contexto", argumentó, y confirmó que la iniciativa de repartir ceniceros en Madrid estaba ya en marcha. "Desconozco si serán gratuitos o mediante el pago de una cantidad simbólica".
Carmena no probó el cocido madrileño, pidió que se lo prepararan en un “tupper” y dijo que luego lo compartiría en casa con su marido. “El otro día en el Ritz también pedí un “tupper”. No entiendo que haya personas que no les guste esta costumbre”, comentaba. Aunque hubo quien pensó que tanto Metro y “tupper” no deja de ser mucho postureo lo cierto es que la alcaldesa soltó muchas de sus”perlas” como al afirmar que no lee la Prensa porque “me aburre” o insistir en que en el Ayuntamiento “no hay conflicto, es un invento de los medios”, repetía. Que los concejales puedan hablar y hasta compartir magdalenas o “inglesitos” lo único que refleja es que son personas educadas y capaces de comunicarse pero que el conflicto existe no es culpa de la prensa sino de la diversidad de criterio que tienen los políticos por mucho que diga la alcaldesa. Junto a su sobrino Luis Cueto, Carmena insistió en que es independiente y anunció que no piensa participar en ninguna campaña electoral. No trajo “inglesitos” pero se llevó un cocido buenísimo que su equipo si probó al igual que el resto de comensales. “Comed, comed que yo prefiero hablar”, repetía Carmena.
Un 'Ayuntamiento B'
La alcaldesa no tiene planes de abandonar el Palacio de Cibeles, después de haber tomado medidas para aprovechar mejor sus espacios –hoy se celebran las juntas de Gobierno en una parte de lo que era el antiguo despacho de Gallardón y Botella, y utilizan esas dependencias, en total, medio centenar de personas–, pero sí contempla la posibilidad de aprovechar ciertos edificios municipales, como las naves del Matadero o el Mercado de las Frutas, para crear lo que ella llamó un "Ayuntamiento 2"'. Implantará normas sobre regalos para que ningún funcionario pueda aceptar dádiva alguna, su gabinete admite que la ciudadanía aún no ha terminado de creerse su portal de propuestas ciudadanas, admitiría del ministro Soria la creación de un fondo para familias en situación de extrema necesidad, pero cree que estaría mejor dotado si el bono social no se utilizase para financiar a "familias numerosas ricas, y anuncia la puesta en marcha de un estudio sobre si las multas cambian la conducta de la gente En el encuentro precisó que en esta segunda sede estarían, por ejemplo, organismos como la concejalía de Hacienda, cuyo alquiler en la calle Alcalá es desproporcionadamente alto, y otras instancias.
La alcaldesa de la capital subrayó que su Gobierno no recibe cestas de Navidad porque tienen prohibido recibir regalo alguno, y relató cómo, pocos días atrás, los emisarios de un pueblo francés que le trajeron una cesta de quesos se la llevaron de vuelta. "Si nos traen una cesta, se las llevarán", subrayó Carmena. Reconoció que los únicos regalos que se aceptan son los institucionales, como los típicos libros sobre una región determinada, y unos dulces palestinos que terminaron por degustar de puro insistentes que fueron los visitantes. En todo caso, explicó que se está preparando un nombramiento para prohibir que ningún funcionario pueda recibir del exterior regalo alguno.
Sobre el polémico portal Madrid Decide, la primera edil subrayó que se han presentado muchas propuestas, principalmente sobre ecología, si bien, pese a lo que se ha llegado a decir al respecto, el coste para su mantenimiento es de casi cero. El coordinador general de la Alcaldía de Madrid, Luis Cueto –quien se vio obligado una vez más a defender su currículum e idoneidad para el cargo–, reconoció que la propuesta que hasta ahora ha recibido más firmas tiene sólo 5.000, y que al Ayuntamiento le gustaría "que hubiese 52.000 firmas, incluso a favor de la oposición, para demostrar que queremos tener una herramienta útil para responder a la ciudadanía y esquivar esas miles de hojas fotocopiadas con firmas que no servían para nada".
En el apartado de movilidad, Carmena se mostró contraria al quebrado modelo de BiciMAD. "No podemos resolver el contrato, pero es imprescincible mejorar el servicio, habrá noticias en breve", subrayó, antes de felicitarse por la entrada de la empresa Car2Go y su flota de 500 coches eléctricos compartidos. Otro apartado a reseñar en su repaso a su etapa de gobierno es que ha iniciado un estudio sobre las multas para determinar si realmente tienen impacto a la hora de cambiar las conductas de los malos conductores, del que podría surgir un nuevo modelo de sanciones. Sobre la Operación Chamartín, expresó su voluntad de esperar a que un nuevo Gobierno, que no esté de salida, "diga con claridad qué quiere hacer con Chamartín", ya que en el corazón de la actuación se encuentra la transformación de la estación homónima.