Los grandes patrimonios mexicanos han multiplicado sus inversiones en España en los últimos años. Compran a buen precio y, además, logran diversificar sus carteras. Para muchas de estas fortunas supone también el regreso a la tierra de sus antepasados. El reciente aterrizaje de dos empresarios mexicanos en Liberbank —Ernesto Tinajero y Gustavo Tomé tendrán el 9% de las acciones— es la inversión más reciente protagonizada por el capital de este país, aunque, como aseguran los expertos, no será la última.
Los activos inmobiliarios españoles han despertado el apetito de los grandes inversores internacionales y algunas de las transacciones han sido protagonizadas por capital mexicano. De todos es sabido que la riqueza de los altos patrimonios mexicanos, más altos y exclusivos de lo que siempre se sospecha, ha aumentado en los últimos años y tienen la necesidad de buscar alternativas porque su país no deja de ser una economía emergente sujeta a vaivenes. Además, ven en España una buena oportunidad no solo por los precios, sino porque para ellos supone la puerta de entrada a futuros negocios en Europa. Un sector que ha concentrado un buen número de operaciones es el financiero. Los bancos españoles han recibido como agua de mayo las inyecciones de capital de inversores mexicanos que hay suscrito cuantiosas ampliaciones de capital. Además de la inyección de efectivo en Liberbank, está la compra del 5% del capital del Banco Sabadell por parte de David Martínez, un importante inversor mexicano afincado de EE UU, o el acuerdo entre el Banco Popular y un grupo de inversores mexicanos liderados con la familia Del Valle que tienen el 6% de los títulos.
El hecho de que la riqueza en la mayor parte de los países latinoamericanos haya crecido significativamente también ha influido en el desembarco de estos grupos en España. Boston Consulting Group estima que la riqueza de clientes de Latinoamérica subió un 10,5% en el 2012 (la riqueza mundial lo hizo un 7,8%). En países como Brasil, México o Colombia creció en más de 100.000 millones. El perfil de estos inversores es el de una gran fortuna, por lo general familiar, con importantes inversiones empresariales e inmobiliarias en sus países de origen que complementan con inversiones financieras en plazas como Miami, Suiza, el Caribe y, especialmente en los últimos años, en segundas viviendas e inversiones inmobiliarias en los Estados Unidos y otros países.Un tercio aproximadamente de la riqueza internacional de clientes latinoamericanos está depositada en Estados Unidos y, en este contexto, Miami juega un papel fundamental por el idioma (inglés y español), el clima y la seguridad jurídica. De hecho, esta ciudad ha sido escenario de algunas de las negociaciones entre la cúpula del Sabadell y los inversores Jaime Gilinski y David Martínez, que culminaron en la entrada de ambos en el capital del Sabadell con un 10%. Desde hace algunos meses los grupos inversores latinoamericanos, en su mayoría propiedad de grandes fortunas, son asiduos de los despachos de los grandes bufetes de abogados españoles y de los bancos de inversión que operan en España, a la vez que mantienen reuniones con diferentes instituciones españolas como el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria o el banco malo (Sareb). Aparte del sector financiero, los inversores mexicanos han realizado movimientos de calado en compañías españolas de corte más industrial, bien cotizadas, familiares o en manos del capital riesgo. Por ejemplo, el Grupo Sigma, junto con su socio chino Shuanghui, recibían el visto bueno de la CNMV para lanzar una opa sobre la totalidad de Campofrío; además, el pasado verano el grupo mexicano ADO adquiría la compañía de autobuses Avanza por cerca de 800 millones de euros; algo más lejana en el tiempo (2011) fue la compra por parte de Bimbo México de la marca Bimbo en España a Sara Lee por algo más de 100 millones de euros. Destaca la reciente compra de la sede de IBM en Madrid por los antiguos propietarios del grupo cervecero Modelo por más de 100 millones.
El interés del dinero mexicano por los activos españoles también se ha vivido en la Bolsa de ese país. OHL y Banco Santander han captado importantes sumas de dinero gracias a la venta parcial de sus filiales allí. OHL logró 400 millones con la colocación de su negocio de concesiones en México en junio de 2013, mientras un año antes el Santander recaudó más de 2.700 millones con la venta del 25% de su filial.
Dinero y Lujo
México es un país con desequilibrios en el reparto de la riqueza —encabeza con Chile la lista de desigualdad de países de la OCDE— y las fortunas locales se han visto beneficiadas por el crecimiento económico, con altibajos pero mayor al europeo, por la recuperación del vecino del Norte, por la subida del precio de las materias primas y por la llegada de capital extranjero atraído por unos costes laborales que se han igualado en muchos sectores a los de China.
El resultado de la combinación de todos estos factores se puede observar en el último Informe de riqueza mundial de Credit Suisse. Los expertos del banco suizo cifran en 186.000 el número de millonarios mexicanos en 2013 y calculan que este privilegiado club aumentará un 47% en 2018 hasta alcanzar los 273.000 integrantes. Este aumento de la riqueza en el país norteamericano también se observa en la última edición del ranking que elabora la revista Forbes con las personas más ricas del mundo. Hay 12 mexicanos entre las 1.000 primeras fortunas del planeta. Carlos Slim, con una fortuna estimada en cerca de 50.000 millones de euros es el segundo hombre más rico del mundo. Slim entró en el capital de PRISA, grupo editor de EL PAÍS, en 2011 a través de su inmobiliaria Carso y tiene el 1,98% del capital.
Según el FMI (Fondo Monetario Internacional), entre los países más fuertes de América Latina figurarían Brasil, México, Argentina, Colombia y Venezuela. México sería el primer país de América Latina en el mercado del lujo, por aquello de que un 55% de la venta total de la región, en cuanto a artículos de lujo, se realiza en este país. Un 5,2% de mexicanos, lo que equivaldría a 7,2 millones de personas, pueden consumir productos de este tipo, según un estudio de KPMG. Tal y como se indicaba en un amplio reportaje publicado en la revista mexicana “Expansión” de diciembre de 2011, el 5% de los habitantes de ese país “compran más de la mitad de artículos de lujo de América Latina”.
Susana Campuzano, profesora del Instituto de Empresa, en Madrid, apunta que si hay un país latinoamericano amante del lujo, “éste es sin dudas México, un mercado que siempre se ha destacado por la importancia que asigna al estatus y la imagen de marca. Las marcas más apreciadas por los mexicanos son Yves Saint Laurent, Ralph Lauren, Dior, Versace, Chanel y Louis Vuitton. Incluso –prosigue Campuzano-, los mexicanos son grandes compradores de artículos de lujo en el exterior (particularmente en España, según datos de Global Refund)”. No solo la capital, sino también ciudades como Monterrey, Guadalajara o Cancún cuentan con boutiques de grandes nombres galos, como Cartier, Hermès o Vuitton, por poner dos ejemplos. Las clases más pudientes del país azteca viajan a Europa, aunque también hay mucha gente que con la crisis se queda en México y consume en el país, lo que beneficia sin duda a las ventas que se realizan allí.