El pasado martes arrancaba la oferta pública de adquisición (opa) de Caixabank sobre el portugués BPI. Los accionistas de la entidad lusa tienen tres semanas, hasta el 7 de febrero, para decidir si venden sus acciones al banco español, que ya controla más del 45% del portugués. Después de que BPI superara el último escollo con la venta de parte de su participación en el angoleño BFA, la Comisión del Mercado de Valores Mobiliarios (CMVM) portuguesa registró el pasado lunes la opa. Lo hizo tras el cierre del mercado y fijando el inicio del periodo de adscripción a la oferta a las 8.30h de la mañana hora local.
Como anunció Caixabank en septiembre, el precio de la opa es de 1,134 euros por acción, con lo que, si alcanzara el 100% de BPI, el banco que dirige Gonzalo Gortázar tendría que desembolsar unos 900 millones de euros. La cotización de la entidad lusa cerró este lunes en los 1,128 euros, ligeramente por debajo del precio de la opa. Si consigue hacerse con el control del banco, el grupo español espera reducir los costes en 84 millones de euros, más de la mitad a través de la disminución de los gastos de personal, aunque no prevé reducir la red comercial.
Caixabank lanzó la opa en abril, tras no llegar a un acuerdo con el segundo accionista de BPI, Isabel Dos Santos, para reducir su exposición a Angola. El banco español puso como condición para la opa que se eliminaran los límites de voto, algo que se consiguió, tras tres intentos, en septiembre.
Cumplida esta condición, quedaban pendientes las autorizaciones administrativas y el último gran escollo: la reducción de su participación en BFA. A principios de año, BPI cerró la venta de un 2% del banco angoleño, con lo que pasó a cumplir con las exigencias del Banco Central Europeo. La opa ya estaba al caer.
Con unos activos valorados en cerca de 40.600 millones de euros al cierre de 2015, el BPI es el quinto banco de Portugal, superado por la estatal Caixa Geral de Depósitos, el Banco Comercial Portugués, el Novo Banco y el Totta, la división lusa del Santander.
Una larga historia
Después de meses de batallas entre los dos principales accionistas (Caixabank e Isabel Dos Santos), el banco español consiguió en septiembre levantar los límites de voto, lo que le situaban más cerca del éxito. Pero quedaba un escollo importante: Angola. BPI era el principal accionista de BFA, con algo más del 50% del capital. El resto era propiedad de Unitel, sociedad controlada por la familia Dos Santos, también accionista de BPI. Por mandato del Banco Central Europeo (BCE), el banco portugués debía reducir su exposición en Angola, pero las malas relaciones entre Caixabank y Dos Santos lo impedían. No obstante, la opa del banco español sobre el luso, el levantamiento de los vetos y las posibles multas del BCE forzaron el entendimiento entre ambas partes.
La solución se pactó a finales de 2016, pero se cerró hace cinco días: BPI vendió el 2% de BFA a Unitel. Con la venta de este paquete minoritario, la entidad portuguesa deja de tener la mayoría en la angoleña, por lo que deja de consolidarla en sus balances y, por consiguiente, reduce su exposición hasta niveles aceptables para el BCE. Asimismo, Fernando Ulrich, presidente de BPI, cesó como presidente del consejo de administración de BFA. Además, el banco portugués cobró los últimos dividendos del angoleño: 66,1 millones de euros, correspondientes al ejercicio 2015 y una parte pendiente de 2014.
Proyecto de futuro
Después de mucho tiempo esperando, la Comisión Nacional del Mercado de Valores de Portugal ha dado luz verde a la oferta de compra de CaixaBank sobre el luso BPI. Ahora, los accionistas del portugués pueden decidir si venden sus acciones en la oferta hasta el 7 de febrero y el resultado de la misma se conocerá un día después. El periodo de aceptación comienza hoy por la mañana, ya que el folleto de la oferta fue aprobado transcurridas unas horas del cierre del mercado portugués. Las órdenes que se emitan pueden ser revocadas hasta el 2 de febrero.
La oferta se realiza a 1,134 euros por acción, que es el precio ofrecido por CaixaBank en septiembre, después de que la junta de accionistas del luso aprobara el desblindaje del banco y la oferta del español pasara a ser obligatoria. Como máximo, y si la totalidad del capital del luso aceptara la oferta, CaixaBank tendría que invertir 900 millones de euros.
El banco presidido por Jordi Gual ya tiene financiada la operación gracias a la venta de cerca de un 10% de su capital procedente de autocartera. El banco, con esta misma operación, en la que captó 1.322 millones de euros, obtuvo suficientes recursos para financiarla y preservar su solvencia.
No obstante, la intención principal de CaixaBank es superar la barrera del 50% del capital, por lo que la inversión no tendría que ser tan elevada. Si CaixaBank alcanzara el 51% del capital, el banco español tendría que invertir 91 millones; mientras que si llegara al 70%, la inversión sería de 405 millones. La intención de CaixaBank es mantener a BPI cotizando en bolsa.
Para el banco español, la adquisición de BPI supone su primera operación internacional. Aunque el banco ya controlaba el 45,5% de la entidad lusa, con una participación mayoritaria, el banco español se consolidará totalmente al portugués en su balance. La aprobación del folleto de la oferta de adquisición se ha producido después de que BPI haya reducido su exposición de riesgo a Angola, tal como había pedido el Banco Central Europeo. El pasado 5 de enero, el portugués explicó que ya había cobrado los dividendos pendientes de su banco angoleño, BFA, y que, en paralelo, había transmitido un 2% del capital del banco a Unitel. Con esta operación, BPI habría cumplido con los objetivos marcados por el BCE en cuanto a reducción de riesgos, aunque perdía el control de una filial muy rentable para el grupo. En principio, está previsto que CaixaBank presente resultados el próximo 2 de febrero.