Dom Duarte Pío de Braganza, duque de Braganza, que ostenta desde hace años el título de pretendiente a la corona de Portugal como heredero histórico de la dinastía que fue expulsada del país en 1910 con la proclamación de la república, recibió el pasado 21de enero en Madrid el título de protector del Real Cuerpo de la Nobleza. Un acto que le hermana con lo más granado de la nobleza española y con la que celebró el este honor en varios actos lúdicos, gastronómicos y sociales.
El Real Cuerpo de la Nobleza de Madrid decidió hace meses nombrar a Duarte Pío de Braganza como protector de esta corporación nobiliaria. La Junta de Gobierno le remitió una carta en mayo de 2016 en la que le notificaba el nombramiento. El pretendiente al trono de Portugal les respondió con una carta personal este verano en la que aceptaba ese nombramiento. El título de protector del Real Cuerpo de la Nobleza de Madrid lo han otorgado anteriormente a los reyes, al príncipe de Asturias, a infantes de España y a jefes de otras casas reales, reinantes o no.
El nombramiento se oficializó el pasado mes de enero. Dom Duarte Pío, duque de Braganza, viajó a Madrid para asistir a la ceremonia de San Ildefonso, en la que cada año ingresan los nuevos caballeros y damas del Real Cuerpo de la Nobleza de Madrid.
El Real Monasterio de la Encarnación acogió la ceremonia de ingreso de nuevos Caballeros en el Real Cuerpo de la Nobleza de Madrid, que prestaron juramento ante el presidente de la institución, D. Juan Pelegrí y Girón, Vizconde de las Torres de Luzón. Presidió el acto el Caballero Protector de la Real Corporacion SAR D. Pedro de Borbón Dos Sicilias, Duque de Calabria y Conde de Caserta, que además actuó como padrino del nuevo Caballero Protector S.A.R. Dom Duarte Pio de Portugal, Duque de Bragança, quien recibió también el Lazo de Dama y el diploma de Dama Protectora en nombre de S.A.R.la Duquesa de Braganza. Se leyó el nombramiento de Duarte Pío de Braganza en el Capítulo del Real Cuerpo, y luego éste ocupó un lugar destacado durante la ceremonia de jura de nuevos caballeros y damas, así como en la misa que se celebró a continuación.
Tomaron el manto de Caballeros D. Borja de Lacalle y Rubio, D. Juan Sunyé y Mendía, D. Emiddio de Francisis di Casanova y Mascitelli, D. Gonzalo Jaime de Salas y Claver, D. Ramón Álvarez de Toledo y Álvarez de Buylla, Conde de Santa Olalla, D. Jose Maria Ramírez-Cárdenas y Gil, D. José María Ramírez-Cárdenas y Cabello de los Cobos, D. Iñigo María Ramírez-Cárdenas y Cabello de los Cobos, D. Armand de Vial y de la Brosse y D. Gabriel de Contreras y Millán.
A la ceremonia, que concluyó con un solemne acto religioso oficiado por Monseñor Joaquín Martín Abad, asistió la Excma. Sra. Duquesa de Arcos en representación de Diputación Permanente y Consejo de la Grandeza de España y estuvieron representadas las siguientes Instituciones y Corporaciones: Subpriorato de San Jorge y Santiago de la S.O.M. de Malta; Real Consejo de las Ordenes Militares; Orden de Caballería del Santo Sepulcro; Orden Constantiniana de San Jorge; Real y Militar Orden de San Hermenegildo; Real Maestranza de Caballería de Ronda; Real Maestranza de Caballería de Granada; Real Maestranza de Valencia; Real Maestranza de Zaragoza, Real Cuerpo de la Nobleza de Cataluña, Guardia Real y el Presidente de Patrimonio Nacional.
Después del solemne acto religioso que se celebró tras la investidura, los asistentes se trasladaron a la Real Gran Peña, donde asistieron a un cóctel al que siguió una cena. Al finalizar, el presidente del Real Cuerpo de la Nobleza de Madrid pronunció un breve discurso en el que recordó el compromiso del Real Cuerpo con la defensa de la Monarquía y de la religión católica, y terminó con un brindis por S.M. el Rey y por España.
Con este motivo, se realize otro acto social, menos emblemático y más profane. El cronista de sociedad Josemi Rodríguez-Sieiro cuenta que el matrimonio formado por Tata García-Osende y Botana y Javier Bahamonde y Santiso de Ossorio organizó una recepción que terminó con un recital de fados, a la que asistieron, entre otros muchos, los condes de El Abra, la duquesa de Franco, la duquesa de Fernandina, la duquesa de Montealegre, los duques de San pedro de Galatino, los marqueses de Bosch de Arés, la marquesa de Fuente el Sol, Chari Peñamaría de Prdo de Santayana, Jaime de Salazar, Teresa y Asís Pineyro, Fátima Ucieda y Pepa Molina. Junto a sus hjos, María y Rodrigo, estaban María e Iván de la Cierva, Concha Pareja-Obregón, Carlos Neira, Pedro Echeguren, Juan Palacio de Alburquerque y Armando de Vial. Entre el grupo de portugueses se encontraban Teresa y Antonio de Malaghaes e Menezes, y Helena y Luis Bessa de Gusmão.
Aspirante al trono de Portugal
Don Duarte Pío, duque de Braganza, es el último eslabón del linaje de los reyes de Portugal, fundado en el siglo XII por Alfonso Henríquez. Tiene 69 años, pero suficiente fuerza para dejar volar la imaginación en un país donde la república está más que bien agarrada. El rey lo discute y sostiene que le apoya el 30 % de la población lusa. Muchos pensaban que sus ilusiones se desvanecerían al morir, sin descendencia y soltero. Pero Duarte le echó un pulso al mal agüero y se casó con 50 años con Isabel Inés de Castro Curvelo de Herédia. Actualmente, tienen tres hijos y el mayor de ellos, Alfonso de Santa María de Braganza, de 18 años, ya sabe la responsabilidad con la que le tocará vivir. Entre los actos en los que los Braganza se reafirman como legítimos herederos está la fiesta benéfica de la Orden de Malta que preside y que tiene lugar cada año en el castillo de Viñuelas, la fortificación del siglo XVIII que sirvió de refugio temporal para el dictador Francisco Franco antes de instalarse en El Pardo.
Recientemente, el primer ministro de la República, el socialista António Costa, firmó la ley que restablece los cuatro días festivos suprimidos por el anterior Gobierno del conservador Pedro Passos Coelho. Por primera vez desde 2013, el pasado año los lusos pudieron disfrutar del Corpus, el Día de la República (5 de octubre), el de Todos los Santos, y el Día de la Restauración Portuguesa (1 de diciembre). La reposición de éste último es de especial importancia para el noble, ya que conmemora un triunfo tanto nacional como familiar: el de su antepasado directo, el rey João IV, sobre los ocupantes españoles, poniendo fin a la Unión Ibérica que mantuvo a Portugal como parte de la Corona española entre 1580 y 1640. “Es un gran día que debe ser celebrado por todos los portugueses, sean republicanos o monárquicos. Ya he felicitado al primer ministro personalmente”, manifesto el duque, la cara más visible de la campaña a favor del restablecimiento de los mismos.
El Reino de Portugal terminó hace 116 años al ser proclamada la república, pero el actual jefe de la familia real, don Duarte Pío, mantiene un papel activo en la actualidad lusa. A través de la Fundación Don Manuel II –que lleva el nombre de su tío abuelo, el último rey de la dinastía de los Braganza– participa en actividades de apoyo social para los más desfavorecidos, iniciativas culturales y, a título personal, ayuda al Gobierno en ciertas mediaciones internacionales.
El duque acepta que, probablemente, no verá la restauración de la monarquía durante su vida –apenas un 29% de la población apuesta por ello–, factor que achaca a un problema léxico. “Los portugueses rechazan la monarquía porque no entienden lo que es; asocian ‘democracia’ con ‘república’, tanto que algunos creen que España es una república aun sabiendo perfectamente que Felipe VI es el rey. Los únicos que consiguen esquivar ese muro son los jóvenes, que son más abiertos a nuevas ideas”.
Corte española
El pretendiente no se resiste a señalar las ventajas de un régimen político más parecido al de la vecina España, con cuya familia real mantiene lazos estrechos –se ve con las infantas Margaritas y Pilar (hermanas de Juan Carlos I) con cierta frecuencia, y con el Rey emérito cuando pasa por Estoril–. Adora España: visita Galicia a menudo, y confiesa ser fan de las series “Hispania” e “Isabel”.
Desde su despacho en la sede de la Fundación, decorado con tapices con el escudo de las armas reales y retratos de sus ilustres antepasados, el noble explicaba recientemente en extrevista al diario digital “El Español” por qué considera que los Estados modernos pueden funcionar mejor si cuentan con “la fuerza neutra de un rey constitucional”.
“Estoy al servicio de los portugueses. A través de la Fundación intento ayudar a los ciudadanos más desprotegidos, especialmente en el interior del país, que está muy ignorado por los políticos ya que esas zonas tienen poco peso electoral. Financiamos programas de enseñanza práctica para la comunidad gitana lusa, y actividades culturales en nuestras antiguas posesiones de ultramar, o donde hay grandes comunidades de emigrados: en Luxemburgo, Estados Unidos, Canadá… A nivel personal, acudo a conmemoraciones históricas a petición de las corporaciones municipales. ¡Curiosamente, los alcaldes del Partido Comunista tienden a ser los más entusiastas!”, confesaba.
“¿Cómo valora la forma en la que se está tratando el caso Nóos en España?”, le preguntaba el periodista. “Es un drama, tanto para la familia real como para la gente que la apoya. Las familias reales son familias normales, con la diferencia de que tienen el deber de ser ejemplares. Creo que Felipe IV ha tomado una posición clara a este respecto, evitando interferir con el trabajo de la Justicia. Es una situación dolorosa, pero si ella [en referencia a Cristina de Borbón] lo hizo, tendrá que pagar por ello”. “¿Cree que el juicio dañará la imagen de la familia real?”, insistía el periodista. “Al contrario, creo que le favorece. Este juicio muestra que la monarquía es lo suficientemente sólida como para que la familia real no esté ‘abrigada’ por la Justicia. En muchas repúblicas los presidentes son pillados en situaciones ilegales y consiguen evitar consecuencias legales. En Francia muchos presidentes han estado implicados en ilegalidades, pero nunca han ido a la cárcel; todo indica que uno de ellos incluso se vuelva a presentar en los próximos comicios [en alusión a Nicolas Sarkozy]”.
Respecto a Cataluña… “El tema se ha manejado mal. La solución al problema catalán es crear un estatuto de reino unido, tanto para Cataluña como para el País Vasco. Es evidente que son naciones, y eso se debe reconocer, pero ofreciéndoles un lugar dentro de un “Reino Unido de España”, como hicieron los británicos y los holandeses, con sus respectivos Gobiernos, pero con un rey y unas fuerzas armadas comunes. La separación radical sería traumática, especialmente para los catalanes”. “Hay algunos catalanes que apuntan a la independencia de Portugal como un ejemplo a seguir. La Unión Ibérica de Portugal y España sólo duró 60 años, y Cataluña es parte de España desde hace siglos. La interpenetración es mucho más profunda que la que tuvimos nosotros, e incluso así la separación de España y Portugal fue traumática. Un antepasado de mi mujer era el gobernador de Madeira cuando declaramos la independencia de España, y él tuvo que elegir entre mantenerse leal a su patria o tomar el partido por su esposa portuguesa. Ganó el amor –y por eso Madeira es portuguesa hoy en día– pero fue una decisión traumática igualmente”, asegura en dicha entrevista.