La empresa portuguesa presidida por Américo Amorim (en la foto), líder mundial en la fabricación de productos de corcho, presenta NDtech, una tecnología pionera que reduce eficazmente el riesgo de contaminación del corcho con TCA, un compuesto químico natural que puede causar desvíos sensoriales al vino. Los bodegueros españoles se encuentran entre los primeros en testar esta tecnología que supone una garantía de calidad sin precedentes en el mundo del vino
Amorim, el mayor productor de corcho del mundo y una de las empresas más internacionales de Portugal, ha abierto una importante brecha tecnológica convirtiéndose en el primer y único proveedor de corcho natural a nivel mundial que garantiza la ausencia de TCA detectable* a los bodegueros.
Conocida como NDtech, esta tecnología de vanguardia refuerza el control de calidad de la empresa permitiendo escanear de manera individual cada corcho en la cadena de producción evitando que lleguen a la bodega tapones con TCA detectable. Un compuesto químico natural que puede causar desvíos sensoriales al vino y que afecta también a otras industrias alimenticias como el agua, el café, el té, la cerveza, la fruta o la verdura así como al envasado de estos productos.
"Hasta ahora, ningún productor ha sido capaz de validar científica e internacionalmente un sistema de control de calidad para los tapones de corcho natural que reduzca el TCA a niveles no detectables y que luego los escanee de forma individual para confirmar que cada corcho cumple esta norma”, explica el director de Investigación y Desarrollo de Amorim, el Doctor Miguel Cabral. “Hemos estado trabajando para alcanzar este objetivo durante varios años y ahora, gracias a la sofisticada cromatografía de gas podemos examinar de forma individual un corcho en solo segundos pudiendo así aplicar la tecnología a escala industrial”. Y es que antes, el examen de cromatografía de gas necesitaba 14 minutos haciéndolo imposible de usar sobre cadenas de producción. Sin embargo, Amorim ha ido aplicando la tecnología en lotes de prueba como parte de las medidas de control de calidad de los 4,2 billones de tapones de corcho que produce cada año y, al mismo tiempo, ha trabajado en mejorar la tecnología para que pueda ser usada en la producción.
El rápido desarrollo de NDtech es el resultado de cinco años de trabajo y de una inversión de 10 millones de euros en I+D por parte Amorim, en colaboración con una empresa británica especializada en cromatografía de gas. Además, se trata de la única tecnología contra el TCA que actualmente está siendo validada por dos prestigiosas instituciones científicas: la universidad alemana de Hochschule Geisenheim y The Australian Wine Research Institute (AWRI), dos de los principales centros de investigación de la industria del vino a nivel mundial que se encuentran en estos momentos validando de forma independiente el funcionamiento de NDtech lo cual, según Cabral, “pone de manifiesto la magnitud de este avance tecnológico".
PRECISIÓN SIN PRECEDENTES
Con una altísima precisión, NDtech puede descubrir cualquier corcho con más de 0.5 nanogramos de TCA por litro, los cuales son inmediatamente y de forma automática eliminados de la cadena. El nivel de precisión necesario para encontrar este estándar en una escala industrial para el 100% de los corchos examinados es asombroso, sobre todo considerando que el umbral de detección de 0.5 nanogramos/litro es el equivalente al de una gota de agua en 800 piscinas de tamaño olímpico.
Como líder mundial en la producción de corcho, Amorim ha estado a la vanguardia de la lucha contra el TCA -un compuesto químico que se forma naturalmente y que puede ser un problema en el embalaje en las industrias de alimentos y bebidas– a través de la aplicación de rigurosas normas de producción y métodos de control de calidad certificados. De hecho, el nuevo NDtech se complementa con los medios de control preventivos, curativos y de calidad ya existentes, incluyendo el tratamiento patentado de ROSA Evolution que se utiliza durante la producción.
Los bodegueros españoles han sido de los primeros en testar esta puntera tecnología con la que, asegura el presidente y CEO de la empresa Antonio Amorim, “hemos hecho el mejor corcho natural que jamás se ha fabricado en el mundo”. En definitiva, presenta a las bodegas españolas la oportunidad de aunar las ventajas únicas de un corcho natural sostenible con la garantía de haber sido examinado de forma individual para no contener un TCA superior al umbral de detección de 0.5 nanogramos/litro*.
LÍDER MUNDIAL EN PRODUCTOS DE CORCHO
Fundada en 1870 y dirigida hoy por la cuarta generación familiar, Amorim es la mayor empresa transformadora de productos de corcho del mundo (procesando aproximadamente una cuarta parte de corcho del planeta) y una de las empresas más internacionales y potentes de Portugal, con presencia en 103 países de los cinco continentes y unas ventas anuales que superan ya los600 millones de euros. “Durante los últimos cinco años, la empresa ha experimentado un gran crecimiento en la demanda de corchos naturales aumentando además sus ventas de tapones de 3 mil millones a más de 4 mil millones al año en este periodo”, afirma Antonio Amorim. “Esto es debido, en parte, a una mayor concienciación de las ventajas técnicas y medioambientales del corcho y al reconocimiento del valor añadido que ofrece el corcho natural al vino embotellado”, ya que asegura una mejor conservación de las cualidades del vino que los tapones de plástico o aluminio evitando defectos como la oxidación o la reducción.
La empresa portuguesa Corticeira Amorim fabrica los corchos que llevan un tercio de los 12.000 millones de botellas que se fabrican anualmente en el mundo. Líder mundial absoluta, es responsable del 25% de la explotación mundial del corcho y tiene el 35% del mercado del tapón. Sus cifras llevan creciendo seis años seguidos: en 2015, las ventas superaron, por primera vez los 600 millones de euros (un 8% más respecto a 2014) con un Ebitda de 100 millones (un 16% más).
Parte de la explicación es que Corticeira Amorim ha dejado de ser, exclusivamente, una fábrica de tapones. Su corcho, presente en los suelos de la Sagrada Familia, casas de campo o paraguas, ha cambiado la imagen de la compañía y de su misma materia prima. El corcho es ecología, es tecnología, es guay; cork is cool.
El protagonista de la metamorfosis es António Rios de Amorim. Sobrino del patriarca de la firma, Américo Amorim —el hombre más rico de Portugal y la fortuna número 369º del mundo según la revista Forbes— se puso al frente de la firma para enfrentarse a la mayor crisis de su historia. "Los años noventa parecían el mundo perfecto", declaraba Rios de Amorim, director general desde 2001 a Javier Martín, corresponsal de El País en Portugal. "Éramos líderes en todo, pero llegaron los tapones de plástico y aluminio y para muchos fue la ruina. Otros abandonaron. Nosotros seguimos confiando en el corcho, en lo nuestro. Portugal o España no pueden competir fabricando chips, podemos competir con lo que tenemos". La clave está en la materia prima. "El alcornoque es algo excepcional", relata. "La región en la que se produce tiene una biodiversidad única en la Tierra, al igual que la Amazonia en Brasil".
EL FIN DEL SABOR A TAPÓN
La industria del corcho, con Amorim a la cabeza, aprovechó la revolución que supuso la invasión del plástico para cambiar hábitos ancestrales y dar soluciones a los gustos del consumidor. Hace unos años, Amorim creó el primer tapón que no precisaba de sacacorchos, el Helix; puede quitarse y ponerse con la mano manteniendo todas las propiedades del vino. Como otros 46 productos o procesos de la multinacional lusa, está patentado internacionalmente.
Pero el avance más rupturista se presentará el próximo mes. Una de las dificultades de la industria era el tricloroanisol (TCA), un producto químico que surge del contacto de algunos hongos con los fenoles presentes en pesticidas o productos de tratamiento de la madera. El tricloroanisol es el responsable de que algunos vinos puedan saber a corcho, el llamado vino acorchado o bouchonné en francés. Hasta ahora, analizar un tapón para descubrir TCA tardaba 14 minutos de media, lo que impedía incorporarlo al proceso de fabricación.
Hasta ahora. Tras cinco años de investigación y una inversión de 10 millones de euros, Amorim ha creado NDtech, un análisis que descubre en un par de segundos si hay restos de TCA en el tapón. El test se basa en el despliegue de la cromatografía rápida para analizar cada corcho en apenas unos segundos; si el sistema detecta TCA, el tapón se puede sacar de la cadena de producción. NDtech alcanza una precisión de 0,5 nanogramos por litro, lo que equivale a detectar una gota de agua entre 800 piscinas olímpicas.
Aquella crisis dejó en Corticeira Amorim un lema grabado para siempre: no depender ni de un solo mercado, ni de un solo cliente, ni de una sola divisa, ni de un solo producto. Ahora trabaja en un centenar de países de los cinco continentes, con 83 empresas, más de 22.000 clientes, 3.000 empleados, y productos y aplicaciones infinitas. "Respecto a nuestra exposición a la moneda extranjera, la divisa de la que más dependemos, supone el 5% de nuestra facturación".
Rios de Amorim no reniega del negocio tradicional, al contrario: "Nuestro crecimiento desde 2010 es con el tapón de corcho. Hemos doblado ventas. El 60% de la facturación proviene del tapón y seguimos creciendo, porque crece la venta mundial de vino (1,3%) y de champán (2,3%). La gama de calidades y precios que ofrece el corcho no los ofrecen el plástico ni el aluminio. Hoy, la cerveza más cara del mundo lleva tapón de corcho".
A esa confianza en el producto tradicional también ha ayudado la ciencia. "Cada año destinamos a investigación y tecnología unos siete millones de euros. Comprendimos que las bodegas venden vino, no corcho, así que teníamos que ofrecer soluciones a sus necesidades. Fabricamos tapones con precios que van desde los tres céntimos hasta los 12 euros, para dar soluciones al vino de la más alta calidad pero también al de consumo rápido. Entre 2010 y 2014, el plástico ha perdido el 60% de la cuota que nos había ganado".
DIVERSIFICACIÓN DEL NEGOCIO
Después del tapón, la segunda prioridad de Rios Amorim son los pavimentos flotantes de corcho como el Hydrocork, resistente a los líquidos, fundamental para cocinas y baños. "En Alemania, el 70% de los suelos de corcho son colocados en el cuarto de los niños porque pueden jugar descalzos, no se enfrían, no hacen ruido y no se ensucia. En un año hemos crecido un 400%, de seis a 20 millones de facturación. Hay un enorme potencial".
El tercer objetivo de Rios Amorim es seguir diversificando. "Hemos creado una línea de start-ups que trabajan con corcho. El pasado año facturamos 20 millones en aplicaciones que no existían dos años antes", explica el ejecutivo. "Ikea ha lanzado una línea de muebles premium basada en el corcho, Muji vende casas de campo, y por su ligereza se ha convertido en un material imprescindible en trenes, aviones y en la industria aeroespacial".
Estados Unidos es el primer cliente de Amorim, por delante de Francia, Alemania, Italia y Rusia. El sexto cliente es España, donde también son líderes y dueños de casi todo el sector.
Con el aumento del consumo se va a necesitar más corcho, pero al alcornoque no hay que darle prisa, pues empieza a producir a los 25 años; las sacas de corteza solo se pueden realizar cada nueve, y las dos primeras son invariablemente de mala calidad. Rios de Amorim tiene una idea: "Quizás podríamos adelantar el ciclo a los 10-15 años, en lugar de a los 25, si aplicamos el riego por goteo. El futuro pasa por mejorar la producción".