La asamblea general del Banco Portugués de Inversión (BPI) aprobó el fin de la limitación de los derechos de voto, por lo que CaixaBank podrá ejercer el poder que le corresponde con el 45% de las acciones y seguir con la opa que lanzó en el mes de abril. Si el BPI ha “caído” en manos españolas, próximamente el BCP caerá en manos chinas, mientras que el gran banco portugués, el Espírito Santo -ahora llamado Novo Banco- nadie lo quiere, y el otro grande, Caixa Geral de Depósitos, es 100% público y necesita de constantes inyecciones de capital por parte del Estado para sufragar sus pérdidas. Portugal ficha a Corcóstegui para el rescate de Caixa Geral, el mayor banco del país.
Isabel Dos Santos no votó por primera vez en contra de las pretensiones de CaixaBank. Tras el fin de los derechos de voto, y puesto que CaixaBank controla el 45% de los títulos, la Comisión del Mercado de Valores (CMVM) lusa declaró que el español Caixabank está obligado a presentar la oferta pública de adquisición (opa) sobre la totalidad de las acciones, que hasta ahora era solo voluntaria.
Para acabar con el desblindaje, se precisaban los dos tercios del capital presente en la asamblea celebrada hoy miércoles en Oporto, pero en este caso, a diferencia de las anteriores, cada acción representaba un voto, sin el límite del 20% que bloqueaba cualquier cambio estatutario si no había acuerdo entre sus dos principales accionistas, como ocurría desde hace un año: Caixabank (45%) y la angoleña Isabel Dos Santos (20% con Santoro y BIC).
El fin de la limitación de los derechos de voto era la condición para que CaixaBank no retirara la opa sobre el 55% de BPI que aún no tiene. Al segundo intento, y con una opa a un precio más bajo que en la primera, ha conseguido que la asamblea de accionistas aprobara cambiar los estatutos y eliminar el límite del derecho de voto. El fin del blindaje consiguió el 94% de los votos (se precisaba el 66%) en la propuesta del consejo, mientras que una segunda propuesta del accionista Violas también certificó el desblindaje, con el 88,2% de los votos.
En la opa de febrero de 2015 el banco catalán ofreció 1,329 euros por acción, por lo que la operación para adquirir el 56% restante (entonces tenía el 44%), le salía por 1.082 millones de euros. Aquella opa no salió adelante porque ni siquiera contó con el voto favorable del consejo de administración, que estimó que el precio justo por acción tenía que ser de 2,26 euros. Un año después, en este mayo, el consejo de administración votó a favor de la segunda opa de CaixaBank, que ahora ofrece 1,113 euros por acción, que subirá a 1,134 después de que la CMVM haya valorado la cotización media de los últimos meses.
Españolización de la banca
Este cambio en la votación se produce horas después de que se difundiera un acuerdo entre BPI y Dos Santos por el que ésta se hace con un 2% del BFA -donde el BPI tenía el 51%- a cambio de 28 millones de euros y el compromiso del pago de los dividendos que debía desde 2013 (unos 66 millones de euros). Recientemente, CaixaBank concedió a Angola, presidida desde hace 36 años por Eduardo dos Santos, padre de Isabel, un préstamo de 400 millones de euros.
Con esta votación sigue a delante la opa de CaixaBank y se abren otros interrogantes, pues de momento se desconoce si Dos Santos seguirá siendo accionista de BPI (18% a través de Santoro y 2% a través de BIC) y acionista de BCP (18% a través de Sonangol), además de dueña del banco BIC. Mientras que fondos chinos entrarán en BCP con el 30%, Dos Santos podría reforzar su posición en BPI con vistas a la compra de Novo Banco.
Esta transacción también tiene condiciones, en este caso para los angoleños. Entre otras que se puedan repatriar los dividendos acordados de BFA pero no recibidos correspondientes a los ejercicios de 2014 y 2015. Estas retribuciones pendientes suman 66 millones. Además, BFA deberá mantener un “pay-out” del 40% en los próximos años.
A partir de aquí los siguientes paso son tres: que Unitel acepte comprar el 2%, que la junta de BPI, donde ahora CaixaBank podrá votar con el 45%, otorgue el visto bueno a la transacción; y que el BCE considere suficiente este esfuerzo y uno la venta total de la participación, tal y como se había planteado desde Bruselas.
Satisfacción en CaixaBank
Arturo Santos Silva, presidente del BPI, tuvo que responder a las preguntas de los periodistas sobre la españolización de la banca, una vez certificado el control de CaixaBank sobre BPI (ya tenía el 45% pero no mandaba). Santos Silva respondió a la portuguesa, es decir, resaltó que en este banco portugués solo el 6% de su capital es luso y que ninguno de estos accionistas fue a la última ampliación de capital.
“Desgraciadamente”, añadió Santos Silva, “los capitales portugueses hoy en día no consiguen aguantar las exigencias de una institución bancaria. Hace mucho tiempo que ese sueño de muchos -yo entre ellos- es imposible. Las condiciones de inversión estable por parte de los accionistas portugueses se volvieron prácticamente imposibles”.
Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank ha manifestado que la entidad “valora positivamente la decisión de los accionistas de BPI de eliminar las restricciones a los derechos de voto, puesto que dará estabilidad a la entidad, al permitir aplicar el principio de una acción, un voto, en línea con las mejores prácticas de gobierno corporativo. Asimismo permite a CaixaBank continuar con su oferta, que supone un fuerte compromiso de inversión con Portugal, donde estamos presentes desde hace mas de 20 años”. “Esta decisión de la Junta permitirá seguir con una operación que estamos convencidos de que es lo mejor para el futuro de la entidad y de todos sus accionistas.
Estamos dispuestos a asumir el control de BPI para ayudar a la entidad a que afronte con garantías los futuros retos del sector financiero portugués y las exigencias regulatorias”, ha añadido Gortázar. CaixaBank quiere que BPI continúe siendo un banco portugués, independiente y cotizado, siguiendo el modelo del Banco Santander con el Totta.
La Comisión Nacional de Valores (CNMV) ha suspendido esta tarde, a las 17.15 horas, la cotización de Caixabank tras el desplome del valor de sus acciones (un 3,14% en el momento de la suspensión). La caída se ha producido después de que Bloomberg adelantase la intención de la entidad española de ampliar capital por 1.400 millones para financiar la opa sobre BPI.
intención de vender el 9,9% del capital social de la entidad (585 millones de acciones) a través de una colocación privada entre inversores cualificados.
Corcóstegui, al rescate de Caixa Geral
Dos décadas después de que en 1994 José María Amusátegui, Pedro Solbes (ministro de Economía del Gobierno de Felipe González) y Luis Angel Rojo, gobernador del Banco de España, le llamaran al antiguo BBV para que pilotara la reestructuración del insolvente Banco Central Hispanoamericano (BCH), Ángel Corcóstegui, ahora dedicado al mundo del capital riesgo, ha aceptado la petición del Gobierno de Portugal para que ayude en el rescate de Caixa Geral de Depósitos (CGD), la mayor entidad financiera del país vecino, que ha necesitado una inyección de capital de 4.600 millones para no quebrar.
Según información oficial, Corcóstegui ha sido nombrado miembro del nuevo consejo de administración de CGD, que tiene un balance de 100.000 millones y una cuota del mercado próxima al 30%. El banquero de origen vasco (Bilbao, 1951) es uno de los cuatro consejeros de carácter independiente cuya designación ha sido aprobada por el Banco Central Europeo (BCE), el regulador que autorizó en mayo la aportación pública de capital del Estado portugués, pero que al mismo tiempo exigió un cambio radical del equipo gestor de la entidad.
El nombramiento de Corcóstegui ha sido revisado con lupa por el BCE porque Caixa Geral fue uno de los inversores iniciales de Magnum Capital Industrial Partners, el fondo de capital riesgo lanzado en 2006 con 1.000 millones para invertir de la mano del luso Joao Talone. El supervisor no quería ningún potencial conflicto de interés en ninguno de los 11 directivos que habían sido preseleccionados para formar parte del nuevo consejo de administración. Pero la participación de CGD en Magnum era mínima y a través de vehículos de terceros, por lo que para el BCE no ha sido un inconveniente.
De Corcóstegui se ha valorado su experiencia en hacer frente a situaciones difíciles.
Como la que tuvo que afrontar cuando el Banco de España y el Ministerio de Economía le pidieron que dejara el BBV a principios de 1994 para ponerse al frente del Central Hispano. Un monstruo bancario e industrial que estaba en una coyuntura muy delicada, con las líneas de financiación cortadas en el mercado interbancario, que no podía pagar dividendos y de cuyo futuro dependía el devenir de empresas como Cepsa, Unión Fenosa, Dragados y Vallehermoso. En su corta estancia en el Santander Central Hispano, el banquero participó en la compra del portugués Totta y Açores, y de la aseguradora Predial, el 11% del mercado financiero luso, lo que le sirvió para establecer relaciones con el Banco de Portugal.
Ahora, una década y media después de su marcha del Santander, con una indemnización todavía récord de 110 millones, Corcóstegui vuelve a la banca después de haber echado muchas raíces en Portugal. Gran parte de su fondo de capital riesgo, el más grande levantado en España, está invertido en Lisboa, donde compró una empresa de energías renovables -Iberwind, vendida por 1.000 millones el año pasado- y Generis, una compañía de fármacos genéricos, que ahora está en mercado.
Corcóstegui entra en el consejo de Caixa Geral junto a Pedro Norton, Rui Villar y Herbert Walter, que fue presidente del Dresdner Bank. Y lo hace de la mano de António Domingues, el nuevo presidente, encargado de taponar un agujero de más de 3.000 millones y de llevar a cabo un ajuste de costes de gran tamaño. Un plan que pasa por el despido de 2.500 empleados y probablemente el cierre o la venta de la red de 103 sucursales que el banco portugués tiene en España. En concreto, Caixa General cuenta en España con un negocio de unos 5.091 millones de euros en activos y 2.762 millones de euros en depósitos de clientes.