La movilidad de estudiantes, científicos e investigadores, apostar por las infraestructuras compartidas, fomentar las alianzas público-privadas, establecer proyectos a largo plazo o la ciencia abierta. Éstos son objetivos y retos de la agenda de colaboración conjunta entre la Unión Europea y América Latina en materia de innovación, como se abordó de manera amplia en el seminario ‘El Espacio Europeo del Conocimiento y el Espacio Iberoamericano del Conocimiento. Puntos de Encuentro’, de la Fundación Euroamérica. Por .M.A. Fernández
La sede de la Comisión Europea en Madrid vuelve a convertirse en lugar de encuentro entre Europa y América Latina. ‘El Espacio Europeo del Conocimiento y el Espacio Iberoamericano del Conocimiento. Puntos de Encuentro’ ha sido el tema del X Seminario Internacional Unión Europea-América Latina, organizado por la Fundación Euroamérica, con el apoyo de la Secretaría General Iberoamericana (Segib), y celebrado el pasado 2 de marzo. Ante alrededor de un centenar y medio de personas, los ponentes debatieron sobre cómo establecer lazos y alianzas estratégicas entre ambas regiones a través de la ciencia, el conocimiento y la innovación, para lograr mayor eficiencia y competitividad. Compartir infraestructuras, fomentar la movilidad de estudiantes e investigadores así como apostar por las alianzas público-privadas para que los avances logrados salgan a la calle fueron algunas de las ideas principales compartidas. Y el reto es novedoso.
Porque si en la XV Cumbre Iberoamericana, celebrada en Salamanca en el año 2005, se estableció el mandato de crear el Espacio Iberoamericano del Conocimiento (EIC), no fue hasta el año pasado cuando nació la Secretaría Técnica. De momento, como explicó Félix García Lausín, coordinador del EIC, ya hay establecidas diferentes líneas de actuación y varios proyectos sobre la mesa. La idea de una ciencia integrada y de proyectos comunes entre países está más consolidada en Europa, como demuestra el caso del conocido como CERN (Laboratorio Europeo de Física de Partículas Elementales, por sus siglas en inglés).
Pero siempre hay líneas de actuación de mejora y profundización. Ahora, la Unión Europea (UE), a través de su programa Horizonte 2020, está centrando sus esfuerzos en materia de innovación e investigación en tres grandes objetivos: Open Innovation, Open Science y Openness to the World, para lograr un modelo nuevo de innovación que permita compartir los resultados de las investigaciones en el ámbito europeo y mundial, aumentando así la excelencia científica y ahorrando costes y esfuerzos.
Benita Ferrero-Waldner
El objetivo es abordar colectivamente los grandes retos globales, como son la energía, la seguridad alimentaria, el cambio climático o el envejecimiento de la población, entre otros. El reto ahora es mayor: vincular estos espacios de conocimiento y establecimiento de sinergias entre América Latina y la Unión Europea. Porque, como expuso Benita Ferrero-Waldner al arrancar el seminario, “profundizar en los lazos de unión entre la Unión Europea y América Latina reporta beneficios para ambos”, y es una “alianza estratégica”. La presidenta de la Fundación Euroamérica recordó que este camino no se debe hacer únicamente entre gobiernos, sino que también hay que involucrar al sector privado, que es “un motor fundamental de desarrollo”. En sus análisis del contexto, Ferrero-Waldner, que fue comisaria europea de Relaciones Exteriores y Política de Vecindad y posteriormente de Comercio, apuntó los cambios que ha vivido América Latina en los últimos años, caracterizados por una mayor apertura el proceso de globalización que se caracteriza ahora por el desplazamiento del eje económico mundial desde el océano Atlántico al eje Pacífico-Índico, lo que se traduce en que “América Latina no es periférica, sino que es central, no es subcontinente emergente, es subcontinente emergido”. Todo esto convierte a los países latinoamericanos en lugares de oportunidades, también por sus cifras y expectativas de crecimiento económico, por una clase media en expansión y por una demografía tildada de “esperanzadora”. Aunque los retos siguen siendo amplios: las necesidades de inversión en infraestructuras, tanto físicas como tecnológicas, no han desaparecido en los últimos años. En su análisis, la presidenta de la Fundación Euromérica también recordó a todas las pymes europeas, y principalmente españolas, que han llegado en los últimos años fortaleciendo el comercio y la inversión y ofreciendo un nuevo tipo de migración que realiza “transferencia del conocimiento, porque están muy preparados”. Finalmente, Ferrero-Waldner apuntó que la nueva política del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que en principio caminará por un mayor aislamiento estadounidense y proteccionismo, “es una oportunidad para mejorar las relaciones de la Unión Europea con América Latina”.
Rebeca Grynspan
También ahondó en la importancia de esta alianza en un mundo multipolar incompleto y con problemas de gobernanza la Secretaria General Iberoamericana, Rebeca Grynspan. Por ello, incidió en la importancia de la integración entre los países latinoamericanos, pero no sólo a través de grandes marcos aduaneros, sino a través de los agentes económicos y sociales, así como de la movilidad de la ciudadanía, que es lo que ayuda a tejer y construir redes. De momento, se está negociando un acuerdo entre Mercosur y la Unión Europea, que sería “un gran instrumento de convergencia”. “En América Latina tenemos una tarea pendiente que no hicimos en los años de bonanza: la diversificación de la matriz productiva”, continuó Grynspan. “Es necesaria una apuesta por la ciencia y la tecnología, el valor agregado y la educación de alta calidad. América Latina ha duplicado su población universitaria y también ha crecido el acceso a la básica, pero la calidad de la educación no está a la altura de la cuarta revolución industrial. Acceso y calidad no pueden estar divorciados. La calidad debe un dar salto cualitativo para que haya una inserción en el empleo; sin olvidar que también es una forma de romper la desigualdad y la transmisión intergeneracional de la desigualdad”, añadió. La Secretaria General Iberoamericana ofreció algunas claves que hay que mejorar, como la rentabilidad de cada año educativo, algo que el mercado está penalizando, o la necesidad de mejorar con la tasa de deserción universitaria, que es la más alta del mundo. “Las carreras de ciencias no producen suficientes profesionales para la cuarta revolución industrial”, lamentó. Por el momento, la SEGIB está trabajando en mejorar la movilidad para el alumnado, el profesorado y para los investigadores y lograr así 200.000 movilidades en los próximos cinco años.
Experiencias reales
La primera mesa de la mañana, moderada por José Manuel Silva, vocal asesor de la Secretaría de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, ahondó en las experiencias reales que ya existen el campo de la investigación y de las que aprender para transferir conocimiento entre los dos continentes.
Emilio Lora-Tamayo
Algo que no es nuevo, como recordó oportunamente el primer ponente, Emilio Lora-Tamayo, presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), quien se retrotrajo a los primeros navíos de Cristóbal Colón y aquellos primeros productos que se intercambiaron. Tras realizar un recorrido por la creación del Espacio Europeo del Conocimiento, proceso ralentizado en los últimos años por la crisis, llegó hasta la creación del Consejo Europeo de Investigación, ahora integrado en el Horizonte 2020, y que busca “reforzar la excelencia, el dinamismo y la creatividad de la investigación europea”, como recogen en su web oficial. En su clara explicación del marco institucional, en la que también mencionó al Espacio Iberoamericano del Conocimiento, incluyó algunos datos sobre el CSIC, la entidad que más patentes produce en España y que tiene más de cien convenios vigentes, muchos de ellos con países de América Latina: por ejemplo, 28 con México o 19 con Chile. “Cuando surgen fuerzas nacionalistas de carácter centrípeto, los científicos tenemos que renovar nuestra tendencia innata a la cooperación transfronteriza”, finalizó.
Carlos Augusto Abicalil
Por su parte, el director general de Educación, Ciencia y Cultura de la Secretaria General de la Organización de Estados Iberoamericanos, Carlos Augusto Abicalil, incidió en algunos proyectos que están en marcha para mejorar la investigación científica y la transmisión de conocimiento en América Latina. Por ejemplo, el Observatorio de Ciencia Tecnología y Sociedad, que realiza monitoreos y estadísticas sobre la calidad de la enseñanza superior que sirven para la discusión sobre cómo mejorar la cooperación entre Iberoamérica y Europa o el Programa Pablo Neruda, una acción de movilidad académica de posgrado, o el recientemente creado Programa Paulo Freire, que ayudará a la movilización de docentes en formación. La equidad y la calidad educativa son los grandes retos en los que están trabajando.
Félix García Lausín explicó, como coordinador del Espacio Iberoamericano del Conocimiento, qué trabajos están realizando, sobre todo desde el respaldo logrado en 2014 con la Cumbre de Veracruz. La apuesta por la movilidad y el fortalecimiento de redes son las claves. En primer lugar, quieren convertir al EIC en “un espacio que vincule la movilidad con la capacitación, movilidad del talento”, apuntó. En segundo lugar, trabajan para fortalecer los sistemas nacionales de ciencias, tecnología e innovación: “Articular una agenda iberoamericana de cooperación que busque la eficiencia, la eficacia y la sinergias”, subrayó García Lausín. De momento, se ha acordado desarrollar tres proyectos concretos: un banco iberoamericano de evaluadores para unir las capacidades en la evaluación de proyectos y en el currículo de expertos ya está operativo y está siendo utilizado por los tres países pilotos, México, Colombia y España; un portal de iberoamericano de movilidad de investigadores; y una agenda ciudadana de la ciencia, la tecnología e innovación, que vincule la ciencia a la participación y a la comunicación social. Esta agenda consiste en la presentación a la ciudadanía de diferentes retos científicos para que se comenten y voten y se decida de este modo cuáles son prioritarios.
Finalmente, recordó que, desde la Cumbre de Cartagena de Indias de 2016, la SEGIB tiene nuevas líneas de trabajo y mandatos: la elaboración de un proyecto enfocado a la ciencia abierta, un plan de fomento del empleo innovador, y un plan desarrollo del ecosistema digital.
Alberto Ruiz Jimeno
El catedrático de Física Atómica, Molecular y Nuclear Alberto Ruiz Jimeno expuso su experiencia como investigador europeo, principalmente en el CERN. Como explicó, este centro nació en 1954 por la necesidad que había de recuperar el espacio perdido en investigación en Europa. El impulso vendría, paradójicamente, de Estados Unidos, porque la mayor parte de investigadores europeos había emigrado con la guerra y querían reconstruir la situación. Ahora está formado por 22 países, más otros diez miembros asociados, además de otros países observadores. Ahí destacó que la participación de América Latina en el CERN es muy notable; e incidió sobre todo en los casos de México, que lleva participando desde los años 70, de Argentina y de Brasil, que está realizando una importante labor sobre todo en el análisis de datos.
Ana Isabel Sanz
De un caso muy concreto, en este caso del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), también habló Ana Isabel Sanz, directora de Transferencias de Tecnología de este centro investigador de excelencia en el que trabajan unas 400 personas. “Para llegar a la excelencia hace falta suficiente conocimiento, hay que generar conocimiento y luego hay crear estructura para llegar a la sociedad, al tejido productivo. Y que se haga a tiempo. La movilidad de los investigadores es importante, pero también de las herramientas y de las infraestructuras, que no se deben reproducir en todos lados”, explicó Sanz de manera concisa y clara. La científica destacó la oportunidad que hay para trabajar en el campo de la biomedicina con América Latina, donde existe mucha experiencia y tradición. Y también visualizó pequeños ejemplos que son un éxito en transferencia de conocimiento: “Uno de los grupos más fuertes de investigación del CNIO está liderado por un profesor mexicano, algo que sirve para canalizar el conocimiento, porque él va a transferir el conocimiento a su entorno, a su universidad de origen y referencia…”. La investigadora incidió en la importancia de crear redes: “En ciencia se hace todo en colaboración, pero a veces es complejo. La movilidad no debe ser sólo de estudiantes, sino de investigadores con cierta trayectoria. Y se deben crear estructuras para llevar a la sociedad soluciones. Hay que mejorar por ejemplo el acceso al medicamento”. Y abogó por la colaboración público-privada, muy importante sobre todo en el mundo de la biotecnología y biomedicina, “campo abonado para la creación de pequeñas y medianas empresas y un terreno de grandes oportunidades”, dijo.
Piero Venturi
El italiano Piero Venturi, jefe de unidad adjunto de América del Norte, Latinoamérica y Caribe de la Dirección General Research & Innovation de la Comisión Europea, fue el último integrante de la mesa. Valoró positivamente la experiencia del Espacio Europeo del Conocimiento para crear sinergias entre el ámbito público y privado en diferentes países. Entre los proyectos en marcha está la movilidad de los investigadores, por la que 4.000 investigadores de América Latina y el Caribe han trabajado en Europa con los programas de la Comisión Europea; así como el de infraestructuras: “Tenemos proyectos avanzados como el cable óptico de juntar Europa con Brasil y luego todo América Latina, conectado a los países entre ellos y luego con Europa”. Venturi subrayó que los desafíos globales son una oportunidad para trabajar de manera conjunta entre países y regiones, como sería el caso del cambio climático, la salud o la bioeconomía. Finalmente, expuso las nuevas ideas en las que están trabajando: un portal que favorezca la movilidad de los investigadores que incluya a toda América Latina; el lanzamiento de un grupo para proponer iniciativas de posibles inversiones en diferentes países; y un instrumento de apoyo a políticas públicas a países de América Latina y Caribe pensado en el desarrollo sostenible. En el turno de preguntas se incidió en las necesidades que se requieren para que la transferencia de conocimiento sea más eficaz, y en los problemas reales existentes. Los plazos para encajar proyectos de investigación en las agendas de los entes financiadores fue uno de los retos apuntados por Piero Venturi. Por su parte, Lora-Tamayo, además de los distintos ritmos de trabajo, apuntó la necesidad de establecer una agenda a largo plazo en materia de educación para que se tenga impacto en al menos una generación. Carlos A. Albicalil señaló los cambios en la gobernanza, y Alberto Ruiz subrayó que es necesario que haya más doctores en empresas, una carencia de España y América Latina pero no del resto de Europa.
El papel de las empresas
La segunda sesión del intenso seminario abordó el papel de las compañías multilatinas en Europa y de las empresas europeas en América Latina y cómo esto puede servir para transferir conocimientos entre ambas orillas del Atlántico. Para ello se contó con la presencia de diferentes directivos con experiencias transoceánicas. La mesa estuvo moderada por Arturo Pinedo, socio y director general de Llorente& Cuenca España y Portugal, quien ofreció algunos datos de las compañías multilatinas, cuya presencia en Europa “aumenta la competencia e impone más exigencia a las empresas europeas”, afirmó.
Francisco Javier Garzón
El primero en tomar la palabra fue el consejero delegado del ICEX España Exportación e Inversiones, Francisco Javier Garzón, quien explicó cómo para España los intercambios comerciales con América Latina han sido muy importantes en los últimos años; sobre todo después de la crisis, cuando se multiplicaron: entre 2009 y 2013 se pasó de 27.000 empresas españolas con presencias en algún país de América Latina a 49.000. Una cifra que luego se ha moderado hasta las 43.000, pero que demuestra qué supuso el mercado latinoamericano para una economía española en crisis. Además, recordó que los lazos no sólo importantes desde el punto de vista del comercio, sino también de la inversión: España es el primer inversor foráneo en Perú y el segundo en muchos otros Estados. Y en los últimos años también se está dando el camino inverso: inversión latinoamericana que llega a Europa. Por ejemplo, Garzón detalló que si en 1990 llegaban al Viejo Contienen 50.000 millones de dólares, en 2015 la cifra subió a los 500.000.
Luis Fernando Álvarez-Gascón
El primer ejemplo empresarial concreto llegó de la mano de Luis Fernando Álvarez-Gascón, director general de GMV Secure eSolutions, una multinacional que nació como una spin off universitaria en 1984. Destinada al ámbito de la investigación espacial y aeronáutica, fue Estados Unidos, donde trabajaron desde el inicio con la NASA, el primer país en el que se instaló. Ahora cuenta con 1600 empleados, tiene diez filiales y desarrolla dos tercios de su actividad en el ámbito internacional. Álvarez-Gascón recalcó “el papel que las transnacionales tecnológicas tienen en la transferencias de conocimiento porque fluye más el conocimiento dentro de una organización que entre fronteras”. Además, afirmó que el impulso público en la modernización de economía pasa no sólo por dar apoyo a la universidad, sino también atendiendo a la creación de un tejido empresarial innovador, para que el conocimiento no se quede sólo la universidad y dé el salto internacional”.
José Aravena expuso el caso de la Fundación Eurochile, una organización privada que lleva más de 20 años promoviendo la cooperación económica, comercial y tecnológica entre empresarios e instituciones de Chile y la UE. “La llegada de multinacionales europeas a América Latina ayudó a modernizar la economía de los países porque aportó capital, saber hacer y nuevas tecnologías”, afirmó a la par que expuso un interesante dato: el 50 por ciento de los proyectos de I+D anunciado en los últimos diez años en América Latina corresponde a empresas europeas. Aravena recordó, además, que ya no llegan sólo grandes empresas europeas al otro lado del Atlántico, sino que cada vez se internacionalizan pymes. Entre los retos, destacó el pasar de la implantación de empresas europeas en América Latina a la creación conjunta, lo que “facilitaría la integración y ayudaría a las empresas a desarrollarse”; y concretó que “las empresas europeas deben integrarse más, pensar globalmente pero actuar localmente”. El caso de la empresa mexicana ALFA, que cuenta con una gran presencia global y que trabaja con negocios tan diversos como la alimentación –acaba de adquirir Campofrío-, el poliéster, la automotriz o los hidrocarburos, lo expuso Carlos Ávila, responsable de la oficina ALFA en Madrid.
Por su parte, Tomás García Blanco analizó el caso de la petrolera Repsol, de la que es director ejecutivo regional de Europa, África y Brasil. En su repaso a la historia de la compañía, García recordó que el primer salto exterior de la transnacional fue a Guatemala en los años 80, aunque la gran transformación se dio a partir de 1999 con la llegada a Argentina. “Repsol es lo que es gracias a la presencia de América Latina en los últimos 30 años”, afirmó, ya que esta compañía es muy destacada en países con Brasil o Argentina, por ejemplo. Actualmente, el 17 por ciento de las personas que conforman Repsol son de origen latinoamericano.
Luisa Santos
La última ponente de la mesa fue la portuguesa Luisa Santos, directora de Relaciones Internacionales de Bussiness Europe, la patronal europea, quien hizo una amplia defensa del comercio, no sólo de productos, sino también de conocimientos y servicios. Esta experta en el sector textil señaló que en estos momentos la Unión Europea tiene una agenda muy importante en la negociación de tratados comerciales; por ejemplo, se está negociando un acuerdo con México y se han vuelto a retomar las negociaciones con Mercosur, que se espera den sus frutos a finales de año. Además se está renegociando con Chile.
Carmen Vela
El objetivo de estos nuevos acuerdos es “acceder a más mercados y sobre todo a la compra pública, que es muy importante”. La Unión ya tiene tratados con Colombia y América Central. “Si un sector de cierra y sólo está en manos locales no hay opción de innovación”, finalizó. La secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, Carmen Vela, fue la encargada de cerrar el X Seminario Unión Europea-América Latina.
Carsten Moser
Antes, el vicepresidente de la Fundación Euroamérica, Carsten Moser, hizo un repaso a todo lo abordado durante la jornada de trabajo y puso el énfasis en lo que queda por hacer: todas las patentes de países de América Latina en un año no son ni el diez por ciento de las que suma Corea del Sur en ese mismo periodo. Todo un desafío. Vela resumió las claves en las que trabajar para mejor la transmisión de conocimiento: movilidad de talento, infraestructuras compartidas y la ciencia abierta. Además recordó que para España ha supuesto todo un revulsivo participar en el Espacio Europeo del Conocimiento. E incidió en la importancia de generar conocimiento “que afecte y ayude a la vida de los ciudadanos”. La secretaria de Estado subrayó que la incertidumbre global actual es un buen tiempo de oportunidades: “Y en ciencia, tecnología e innovación tenemos enormes oportunidades. Y la Unión Europea tiene que dedicarse más y mejor a la colaboración con América Latina”. Y ahí tiene un papel fundamental la SEGIB.