Sexo y Poder
Yates soberbios, paisajes lujuriosos, restaurantes de gula, caprichos de codicia, sedas de pereza. Algunos de estos nuevos Pecados Capitales los hemos achacado, con más de una buena razón, al capitalismo, al neoliberalismo postmoderno.
Yates soberbios, paisajes lujuriosos, restaurantes de gula, caprichos de codicia, sedas de pereza. Algunos de estos nuevos Pecados Capitales los hemos achacado, con más de una buena razón, al capitalismo, al neoliberalismo postmoderno.
El Vaticano dice que la vieja lista del Papa Gregorio Magno no basta ya para describir los tiempos modernos. “Uno no ofende a Dios sólo al robar, blasfemar o desear la mujer del prójimo, sino también cuando uno daña al medio ambiente, participa en experimentos científicos dudosos y manipulación genética, acumula excesivas riquezas, consume o trafica con drogas, y ocasiona pobreza, injusticia y desigualdad social”. Con ello, la Santa Sede no ha hecho más que confirmar el espíritu y la letra de la serie de reportajes que, desde hace tres números, empezó a publicar GOLDEN bajo el epígrafe común de Pecados Capitalistas.
Relacionado con las nuevas sensibilidades y estilos de vida, lo del nuevo paganismo está muy de moda. En Francia, Inglaterra y los países nórdicos tienen sociedades secretas, ocultismo y misterio hasta en la sopa, y en EE UU la exuberancia emocional está incorporando elementos de las religiones paganas mistéricas. En España, un tercio de los jóvenes son devotos de la reencarnación y, en lo del disfrute mundanal, no es que tengan el refinamento de Epicuro, pero no paran de alegrarse la vida. El mundo del siglo XXI hace balance de la era capitalista hasta ver por dónde tira la cuadriga del próximo presidente americano.
Por Luis Sánchez Bardón y Rafael Adámez Díaz
Tres poderosas razones mueven al hombre a la desmesura y la perdición: el dinero, la comida y el sexo. El primero es el nuevo becerro de oro de las sociedades opulentas, tal como gritaba, rastrero y vil, el codicioso Gollum de El Señor de los Anillos: ¡Mi tesssoro!.
Eran proverbialmente siete, desde la lista de santo Tomás de Aquino: orgullo, avaricia, glotonería, lujuria, pereza, envidia e ira. Anteriormente, San Cipriano y los moralistas Casiano, Columbano y Alcuino habían fijado el número en ocho. Pero el prestigio del papa San Gregorio el Grande llevó a mantener el número siete. Ahora, en nuestro siglo XXI, la BBC británica intenta actualizar esta prestigiosa lista moral. Según una encuesta en su país, sólo la codicia sobreviviría como pecado moderno. Y en lugar de los otros seis, aparecieron nuevos pecados de la era capitalista: la crueldad, el fanatismo, el adulterio, la hipocresía, el egoísmo y la deshonestidad.